Una escena de la serie.

'El hombre en el castillo', la sociedad nazi-japonesa de EE UU

La nueva producción de Amazon adapta un libro de Philip K. Dick, el genio enfermo que llevó los nazis a la Casa Blanca

óscar b. de otalora

Miércoles, 2 de diciembre 2015, 18:18

En 1962, la bandera de Estados Unidos ha perdido las estrellas. En su lugar, una gran esvástica domina a las barras blancas. En San Francisco, la estructura del Golden Gate muestra una gran bandera japonesa del Sol Naciente. La Costa Este es el Gran Reich ... mientras que al Oeste se han formado los Estados Japoneses del Pacífico, según el acuerdo al que llegaron los nazis y el emperador japonés tras vencer en la Segunda Guerra Mundial. Entonces, unas extrañas películas comienzan a circular en la clandestinidad. En esas filmaciones se ve cómo los aliados ganaron la contienda. En ellas Churchill, Stalin y Roosevelt se reparten el mundo y la bomba atómica cayó sobre Hiroshima. ¿Qué es real?

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Así comienza 'El hombre en el castillo', la nueva serie con la que Amazon pretende asaltar el mundo de la televisión tras el éxito de 'Transparent'. Pero la historia pertenece al libro del mismo nombre de Philip K. Dick, con el que el escritor ganó el premio Hugo -el más prestigioso de la ciencia ficción- en 1963 y sentó las bases de una obra única en la historia de la literatura de anticipación. Si Verne es uno de los escritores del siglo XIX más adaptados al cine de fantasía, Philip K. Dick sería su equivalente en el siglo XX pero con una temática mucho más filosófica. Después de todo, uno de los conflictos clave de este autor norteamericano, fallecido en 1982, es la lucha entre realidad y fantasía, entre lo verdadero y lo que sólo creemos que es verdadero. Uno de los enigmas que plantea Dick es que quizás nada de lo que nos rodea es cierto o no es lo que creemos que es.

La adaptación cumbre de Philip K. Dick es 'Blade Runner' de Ridley Scott, basada en el libro 'Sueñan los androides con ovejas eléctricas'. Esta película, convertida ya en una obra de culto, elevó a Scott a los altares pero también sacó al escritor de las estanterías más olvidadas de la ciencia ficción. El director de cine, en este sentido, es el productor de la serie de televisión 'El hombre en el castillo'. Y la mano de Scott se nota en una ambientación tan cuidada que la sociedad nazi-japonesa en Estados Unidos es tan creíble como si realmente hubiera sucedido. Pero más cineastas se engancharon al extraño mundo de Philip K. Dick.

El más importante quizás sea Steven Spielberg, quien en 2002 llevó al cine 'El informe de la minoría' ('Minority Report'), un cuento de los años cincuenta de Dick en el que se analiza una sociedad en la que la policía es capaz de predecir los crímenes, por lo que puede detener a los delincuentes antes de que cometan el delito. Con anterioridad, en 1996, Paul Verhoeven había dirigido 'Desafío total', con Arnold Schwarzenegger, sobre un hombre que paga un viaje mental a Marte pero durante la experiencia cree descubrir que es el líder de la resistencia marciana. Hay otros títulos de cine basados en este autor como 'A Scanner Darkly', con Keanu Reeves, Winona Ryder, Woody Harrelson, y Robert Downey Jr., o 'Next', del oriental John Woo, con Nicolas Cage. La lista de obras de Dick llevadas al cine alcanza la docena de títulos pero su influencia va más allá. 'Matrix', por ejemplo, es puro Philip K. Dick, al plantear la dicotomía entre realidad y fantasía como eje de toda una historia.

Philip K. Dick era un escritor genial pero muy raro. Nacido en Chicago en 1928, con 26 años ya se dedica en exclusiva a la literatura, primero como escritor en revistas pulp y luego como autor de libros de ciencia ficción. Sin embargo, él mismo reconoció que su creatividad estaba afectada por sus problemas mentales, en especial, la paranoia y los episodios psicóticos que le asaltaban de forma aislada pero recurrente. Llegó a creerse que el mundo real era el de la Roma del siglo I, en la que él era un cristiano perseguido, mientras que el mundo de Estados Unidos de 1962 en el que vivía era una fantasía inducida. Elaboró esta teoría afirmando que existía un satélite sobre la Tierra que introducía engaños en la mente de los humanos para confundirlos sobre la realidad en la que realmente vivían. En momentos de lucidez, K. Dick reconocía que estas teorías suyas podían ser un efecto de las drogas que consumía. Pero le sucedían cosas que le confundían. Una vez, escuchando 'Strawberry Fields' de los Beatles, creyó distinguir un mensaje en el que se le advertía de que su hijo padecía una hernia inguinal. Lo llevó a toda prisa al médico, que no detectó nada. Sin embargo, el escritor se obsesionó y pidió que le hicieran más pruebas. Finalmente descubrieron la hernia inguinal.

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El mundo de Philip K. Dick es extraño, retorcido, con dudas constantes sobre el sentido de lo que nos rodea. La frontera entre verdad y mentira no existe. Puede que los humanos de 'Blade Runner' sean menos humanos que los replicantes -hombres artificiales- que quieren ser como ellos. En el cine, estos dobles mundos se han convertido en la mejor excusa para hablar de la propia obra cinematográfica, algo que sabemos que no es real pese a que la estamos viendo.

'El hombre en el castillo', en este sentido, es una muy digna forma de trasladar a la televisión el mundo de Philip K. Dick, sin desmerecer a ninguno de los autores que ha trasladado las palabras del escritor a imágenes. En diez episodios podemos formar parte de la resistencia anti nazi en Nueva York y preguntarnos si, quizás, nada de lo que vemos es real. Igual nos han engañado para que creamos que acabamos de leer un artículo de Philip K. Dick.

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