Gina Rodríguez, en una escena del culebrón.

El culebrón definitivo, el placer culpable

La serie 'Jane the Virgin', galardonada con un Globo de Oro, estrena a mediados de octubre su segunda temporada a la espera de la adaptación cañí que pretende poner en marcha Mediaset... por obra y gracia del 'share'

Jorge Barbó

Jueves, 24 de septiembre 2015, 11:55

Como zamparse en mitad de la noche un donut con bien de glaseado. Como echar un vistazo furtivo a esa revista de los 'aargs', y los 'quimis' al aire. «La compro para mi chica», se excusa el tipo encorbatado ante el quiosquero. El placer culpable. ... La coartada que permite que gente más o menos sesuda disfrute como gorrino en lodazal con 'QQCCMH', 'GH', 'MYHYV' y el resto de subproductos industriales de glutamato catódico con inquietante tendencia a la abreviatura tuitera. Y en otro peldaño de la escalera de los gozos más ocultos, los culebrones. Historias de celos cainitas, amores incestuosos, resurrecciones y astracanadas varias pensadas para enganchar al más yonqui. El que lo mismo se esnifa un par de rayas de folletín colombiano que se mete en vena un pico de telenovela venezolana. De Cristal, Rubí, Topacio y todas esas divas del llanto fácil que han prestado su nombre 'artístico' a las chicas de los garitos de alterne más casposos a Jane. The Virgin. El culebrón definitivo.

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A Jane Gloriana Villanueva su abuela se lo explicó con una flor delicada que, al estrujarla, quedó hecha jirones. Como metáfora de la pérdida de la virginidad es tirando a poco sutil, pero ya se sabe que las amamas latinas tampoco es que sean un dechado de delicadeza. Aquello debió de calarle hondo porque la chica se siguió mantenido casta y pura a un paso del altar. Hasta que un día se somete a una confusísima revisión ginecológica en la que se queda dormida que ya tiene que ser difícil echarse una cabezada con alguien trasteando por ahí... abajo y le acaban inseminando por error. Se queda en estado. Ni una paloma divina, ni el Espíritu Santo. Todo ocurrió por obra y gracia de un jeringazo cargado de esperma que fue a parar al lugar equivocado.

Es el descacharrante punto de partida de 'Jane the Virgin', la serie de la que Mediaset compró sus derechos para producir una versión patria y que llevó a su protagonista, Gina Rodríguez, a alzarse con el premio a la mejor actriz en la pasada edición de los Globo de Oro y cuya segunda temporada verá la luz el próximo 12 de octubre en Estados Unidos, solo un día después en España a través de Movistar+Series. Sobre la madre de todos los embarazos no deseados se van tejiendo historias tópicas de amor (la chica humilde y el chico rico y mazas), desamor (el tipo rechazado que se lame las heridas con un 'pagafantismo' de WhatsApp), malos de caricatura (¡Hay un personaje al que llaman 'Sinrostro'! y una retorcida discapacitada amargada de Europa del Este), crímenes sórdidos (ese amante empalado en una escultura de hielo, aquel maridísimo que acaba enterrado bajo una cuba de cemento) que, juntas, hilvanan una trama de telenovela de sobremesa al uso. Sin serlo. La ficción toma el culebrón para retorcerlo con gracejo, hasta engendrar una parodia agudísima que se ríe del género... desde el género.

Latin power

Gran parte de la genialidad del asunto reside en esa voz en off que introduce cada capítulo, en un guiño a los típicos 'en anteriores episodios' de las telenovelas. Con ese acento latino todavía más desternillante en versión original y una mala baba casi cáustica, el narrador omnisciente va guiando al espectador perdido en la rocambolesca trama, al tiempo que crea una rara complicidad y pone énfasis en pequeños detalles a través de mensajes sobre impresionados en pantalla. Entre el rosario de arquetipos de telenovela no falta ese galán de folletín venido a menos, que carga con un ego descomunal y un gusto por el barroquismo más excesivo. Es Rogelio De La Vega (Jaime Camil), padre ausente de Jane y novio reiterado de su madre, la explosiva Xiomara (Andrea Navedo), una mujer con un complejo de Peter Pan de manual que sueña con convertirse en la próxima Paulina Rubio.

Más allá del dueño del esperma que hizo estallar todo el tinglado el latin lover Rafael Solano (Justin Baldoni) y el poli despechado al que Jane deja con un palmo de narices Michael Cordero (Brett Dier), la piadosa abuela de Jane, Alba Villanueva (Ivonne Coll), conquista desde el primer minuto y su personaje, el de una inmigrante ilegal en el país de las oportunidades, sirve para darle el barniz de cordura a la ficción que, de forma transversal, saca pecho del 'latin power' en Estados Unidos. En la primera temporada de 'Jane the Virgin' hacen cameos David Bisbal, Paulina Rubio y Juanes además de otros fulgurantes rostros del 'star system' hispano. La ficción tiene por delante una segunda tanda de capítulos en la que la protagonista se tiene que enfrentar al papelón de madre de pureza sin mácula y a algo todavía más difícil: demostrar que es algo más que un placer culpable, ese 'guilty pleasure' inconfesable. Como meterse entre pecho y espalda un bocata de chorizo con nocilla. Con 'Sálvame Deluxe' de fondo.

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