Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión

Pablo Iglesias anunció ayer por sorpresa que deja la vicepresidencia del Gobierno para presentarse como candidato a las elecciones madrileñas. Y, bueno, estuvo bien. Pero supo a poco. Es el problema que tienen los giros de guion y las jugadas maestras: generan una enorme tolerancia ... y obligan a subir continuamente la dosis para sorprender y electrizar al espectador. A estas alturas del folletín político español, Pablo Iglesias debería haber anunciado que se presenta a luchar contra Isabel Díaz Ayuso, pero no por lo de la derecha criminal, sino porque él y la presidenta de Madrid, que nacieron como se sabe el mismo día, son hermanos: dos mellizos fruto del encuentro entre Zeus y Celia Villalobos una noche de tormenta por la zona del teleférico de Rosales, bajando ya hacia el templo de Debod.

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Son las sorpresas genealógicas de ese nivel las que te animan en serio cualquier culebrón o telefilme. Y la política española se ha convertido abiertamente en uno de intriga, poder y supervivencia. El movimiento relámpago de Pablo Iglesias pilló a Pedro Sánchez más desubicado que nunca, poniéndole flores a Azaña en Francia. Mientras Errejón debía de estar jugando a la Nintendo o remoloneando con el desayuno. Jugada maestra, claro. Y arriesgada. Tenemos líderes incompetentes pero audaces. El de Podemos abandona alevosamente la nave ingrata del Gobierno y se sitúa como némesis de Ayuso en la pista central de la polarización. Las elecciones son autonómicas, pero el foco sobre la pista es nacional. Allí va a escenificarse lo que sin duda más necesita un soleado país europeo atrapado en una emergencia sanitaria mientras se hunde en otra económica: la batalla final entre el fascismo y el comunismo de ficción.

«Un militante debe estar allí donde es más útil en cada momento», dijo ayer Pablo Iglesias al anunciar, con seriedad de estadista, que abandona el timón del Estado y se va pa' Madrid, como el primo Joselín de los Ketama. Lo que quiso decir fue que, como cualquier otro miembro de Podemos, él debe cumplir las órdenes de la dirección del partido. Cierto que esa dirección la integra en exclusiva él mismo, pero me dirán que el modo en que Iglesias obedece a Iglesias no debería ser tomado por la militancia de Podemos como todo un ejemplo de disciplina interna.

SANIDAD

Pausa y peligro

España suspende la vacunación con AstraZeneca durante quince días. Lo hace después de que otros tres países anunciasen que paraban de administrar la vacuna por los casos de trombosis detectados. Igual no fue tanto que se tratase de tres países como que se tratase de Alemania, Francia e Italia. Los gobiernos europeos se miran más entre ellos que a la Agencia Europea del Medicamento, que lleva días lanzando mensajes favorables a continuar con la vacunación. Ayer la directora de la Agencia Española del Medicamento habló de diecisiete millones de vacunas administradas y «once eventos tromboembólicos detectados». Saquen el porcentaje: el sistema de control de los medicamentos es feroz. Lo que no debería ser es un comodín para desplazar responsabilidad y atrapar rigor por ósmosis. Mientras los científicos se encargan de la revisión, los políticos deberían explicar lo ocurrido insistiendo en los datos para generar confianza. Y recordar que detener la vacunación es arriesgar vidas. Eso lo sabemos con seguridad.

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BIZKAIA

De mudanza

La pandemia de coronavirus ha sometido a todas las instituciones a una enorme tensión. A algunas las ha sometido además a una tensión añadida, inversa y muy particular, desplazándolas del foco de un modo significativo. Que durante estos meses haya quien no terminase de recordar para qué sirve un diputado general hace todavía más extraño que en la Diputación de Bizkaia llegue la crisis de gobierno, como para recordarle al ciudadano la existencia de la institución justo ahora que la placidez del oasis vasco no brilla solo por comparación con Madrid, sino que destaca hasta midiéndose con Murcia. La noticia: Unai Rementeria cesa a Elena Unzueta, portavoz de su Gobierno y diputada foral de Medio Ambiente, y a Ibone Bengoetxea, diputada de Administración Pública. Ambas tenían perfil político y no estamos ni a mitad de una legislatura que, además de por la crisis sanitaria, está marcada para el gobierno de Unai Rementeria por la adjudicación de la Torre Bizkaia y por el choque con el Ayuntamiento de Bilbao por el proyecto de Zorrozaurre. San Ignacio dijo lo de no hacer mudanza en tiempo de tribulación. Aunque se refería a cuestiones de fe, no de foralidad.

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