Cuando el confinamiento obligó a poner en marcha la formación 'online' por las bravas, se tardó un segundo en identificar el problema:la brecha digital. No en todas las casas había una conexión a Internet o los equipos necesarios para que quizá varios niños pudieran ... seguir las clases y hacer los trabajos. El problema era serio. Afecta a uno de los pilares que sostienen cualquier sociedad que se pretenda justa: la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación. Pronto descubrimos, sin embargo, que la brecha iba más allá y se enrevesaba. Además de la existencia de niños sin 'wifi', la emergencia sanitaria demostró que había profesores que, enfrentados a una tablet, tomaban el iPad con la mezcla de temor y fascinación con la que cogerían una tablilla sumeria proveniente de la ciudad de Uruk. «¿Yeste objeto misterioso qué es?», susurraban estos profesores, que igual de Álgebra o Gramática lo saben todo, pero nunca han sentido interés por los cacharritos. Cuando Siri les decía «Hola», ellos se ponían la tablet en la oreja y contestaban:«¿Aló? ¿Aló? Cambio y corto».

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Conclusión:el Gobierno vasco indica a los centros que durante los primeros meses del próximo curso la prioridad debe ser poner a punto la competencia digital de alumnos y profesores. Hasta la de las familias, si lo solicitan. Se trata de que, si la emergencia sanitaria impone un nuevo confinamiento, todos los niños tengan acceso a los equipos, todos los profesores la capacidad de poner en marcha un aula virtual o una videollamada múltiple y todos los padres puedan entender cómo se les está educando a los chiquillos. Lo que sorprende es que pueda esperarse hasta septiembre para empezar con eso cuando al rebrote se le teme tradicionalmente para el otoño, que, si no recuerdo mal, comienza justo a finales de ese mes. Muy rápido va a volverse el país Silicon Valley.

Otra cosa que preocupa al Gobierno vasco es que los alumnos en cuyas casas y entornos no se habla euskera vayan a pasar muchos meses sin contacto con el idioma. La preocupación es lógica. Yhasta invita a darle serenamente la vuelta:pensar en cómo, cuánto y a qué coste aprenden esos alumnos, pero no cuando hay pandemia, sino siempre, en términos generales.

ITALIA

Cheque abuelo

El Gobierno italiano saca un bono para que las familias puedan recurrir a cuidadores para los niños mientras los colegios están cerrados por la pandemia. La noticia está en que con él también puede pagarse a los abuelos. Es el reconocimiento administrativo a una evidencia: las sociedades del sur de Europa se sostienen sobre los abuelos. Una crisis de abuelos sería para Italia, o España, un desastre mayor que una crisis del petróleo. El cheque italiano puede llegar a 1.200 euros y ya verán cómo los abuelos terminan metiendo el dinero en el banco, para los nietos, que ni se sabe el mundo que van a encontrarse los pobres cuando crezcan. En el peor momento de la pandemia se hizo viral un vídeo italiano en el que una 'nonna' daba consejos sobre el coronavirus. Invitaba a no dramatizar y ver el lado bueno de las cosas. Catorce días sin salir de casa era para ella el tiempo mínimo que se requiere para hacer una salsa de tomate en condiciones.

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FRANCIA

Perpiñán

Francia tiene cuarenta ciudades de más de cien mil habitantes. Por primera vez en veinte años, la alcaldía de una de ellas ha caído en manos de la ultraderecha de Marine Le Pen.Que esa ciudad sea Perpiñán también es mala suerte. Dalí aseguraba que estaba allí el centro del mundo y Puigdemont visitó la ciudad en su parusía de febrero. «Vuelvo a pisar tierra catalana», dijo entonces. «Y esto está lleno de catalanes del norte y de extrema derecha», pudo haber añadido. En aquel acto cantó Lluís Llach. Puede que eso explique el violento vuelco electoral.

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