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El primer fin de semana de junio llenó de gente las playas de Euskadi y nadie parecía echar de menos el domingo, las urnas o las fiestas de la democracia. Los pactos ya son cosa de los partidos y ninguno anima a los ciudadanos a ... que sigan vigilando el destino de su voto. Una cosa es fomentar la participación y otra trabajar por mejorar la rendición de cuentas. Aunque ambas cosas contribuyan por igual a la calidad de la representación. Lograr acuerdos entre diferentes cuando no se consigue la mayoría es muy saludable en términos democráticos siempre y cuando se expliquen bien las condiciones pactadas y, sobre todo, no sea contrario al mandato recibido en la ceremonia electoral. Por ejemplo, si los votos los has conseguido para frenar al tridente de la derecha no estarías respetando el mandato de tus representados si permites que lleguen al poder pudiéndolo evitar. Lo mismo se puede decir de los que han votado en las últimas elecciones para frenar a los nacionalismos no españoles. Quedarían en muy mal lugar las elecciones como mecanismo de introducción de preferencias de los ciudadanos en la toma de decisiones si los representantes de estos partidos ayudaran por acción u omisión a que se formaran gobiernos con la presencia de los partidos cuya demonización ha generado su fuerza electoral.
La fase de pactos en Navarra está siendo más trepidante que la campaña y la jornada electoral. No hay mayorías y el Partido Socialista puede decidir con su posición el color del gobierno. Puede encabezar un gobierno con el apoyo de Geroa Bai, Podemos, Izquierda-Ezquerra y la abstención de EH Bildu; o puede permitir que gobierne Navarra Suma, el proyecto que une a todas las derechas navarras. Si no tuviéramos en cuenta en qué se basó la campaña de los socialistas, cualquiera de los dos escenarios respetaría la voluntad de los ciudadanos y se podría rendir cuentas con explicaciones razonables para las dos decisiones posibles. El problema para la calidad del mandato representativo es que la campaña electoral socialista excluyó la posibilidad de facilitar el gobierno de Navarra Suma porque la energía electoral que alimentó el incremento de la cuenta de resultados del partido socialista procedía del miedo y del frontal rechazo a la derecha en cualquiera de sus formas. Esta lectura es compartida por el PSN desde el terreno. El problema para la ciudadanía navarra y para la de cualquier localidad o territorio es que los pactos, esa segunda vuelta de las elecciones sin ciudadanos, dependen de otros intereses alejados de ese territorio. En este caso la gobernabilidad de España está por encima de los intereses de los navarros. Sánchez, desde Madrid, no quiere descartar el posible apoyo de los dos diputados de UPN que podrían ser fundamentales para su investidura en segunda vuelta. Y alejando de su cercanía a EH Bildu aumenta su capacidad de buscar otro tipo de acuerdos con partidos como Ciudadanos y refuerza a sus barones regionales que no tienen especial sensibilidad por los problemas de los navarros o por los intereses del PSN.
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