La Universidad pública
¿Hacia dónde vamos? ·
Si acertamos en el diagnóstico de nuestras necesidades, dejaremos a las próximas generaciones una sociedad más avanzada y equitativaSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
¿Hacia dónde vamos? ·
Si acertamos en el diagnóstico de nuestras necesidades, dejaremos a las próximas generaciones una sociedad más avanzada y equitativaEl futuro de la sociedad vasca está directamente ligado al futuro de la Universidad pública. La responsabilidad de la universidad no es fabricar empleados y empleadas a la carta, es formar una ciudadanía dotada de capacidades técnicas que le permita una inserción laboral adecuada, pero ... también de valores éticos y capacidad crítica que propicie una sociedad más culta, más preparada para los desafíos emergentes, más equitativa y sostenible. La Universidad pública tiene que crear 'valor', pero debe hacerlo desde un contexto de 'valores'. Hacia allí se dirige nuestro futuro.
Este futuro ya está en construcción. Como escribió el poeta mexicano Octavio Paz, «en el futuro nunca ha estado nadie». El futuro es una abstracción que solo se materializa año a año, día a día, mediante nuestro trabajo. Y el trabajo en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) está dando frutos importantes en los pilares fundamentales de nuestra actividad: formación, investigación y transferencia de conocimiento.
Así, la Facultad de Medicina y Enfermería era una aspiración largamente sentida por la comunidad universitaria y por la mayoría de profesionales del sector. Por fin el proyecto se ha concretado y tomará forma, en los próximos años, junto al Hospital Universitario de Basurto, reforzando la formación y la investigación en las Ciencias de la Salud. También hemos dinamizado nuestra oferta académica, impulsando su dimensión internacional, con seis másteres que ya tienen la calificación de excelencia europea Erasmus Mundus, y apostando por la formación dual (que conjuga el aprendizaje en la universidad y en la empresa, con la formalización añadida de un contrato laboral), modelo educativo que ya se puede cursar en cuatro grados y tres másteres, y que el próximo curso se extenderá a tres grados más. En cuanto a la investigación, la UPV/EHU se posiciona entre las 400 mejores universidades del mundo en el ranking de Shanghái. Además, en transferencia, nuestros grupos ya han superado la barrera de los 1.000 contratos con empresas y entidades del entorno, al tiempo que la Cátedra de Cultura Científica y la Zientzia Astea nos han convertido en referentes de la divulgación científica.
Pero todos los proyectos que estamos desarrollando han de tener en cuenta la dimensión social de nuestra institución. Recientemente hemos aprobado la EHUagenda 2030 por el Desarrollo Sostenible, así como un Catálogo de Competencias Transversales. Ambos proyectos muestran la verdadera medida de los principios formativos que queremos implantar en la universidad.
La educación que queremos no se restringe a proporcionar al alumnado conocimientos técnicos. La formación debe ser integral y ello implica, en nuestro caso, distintos objetivos. Por una parte, alinear nuestra actividad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la ONU en 2015, prestando especial atención al cuarto objetivo, dirigido a la creación de un modelo de formación inclusiva, equitativa, de calidad y que promueva el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por otro lado, hemos introducido lo que denominamos «competencias transversales». Son habilidades necesarias para afrontar situaciones o tareas complejas, situaciones en las que las competencias de orden técnico y profesional deben venir acompañadas por habilidades de otra naturaleza. Hablamos de la autonomía personal; el compromiso social; las habilidades en comunicación y plurilingüismo; la ética y la responsabilidad profesional; la correcta gestión de la información; la ciudadanía digital; la innovación y el emprendizaje; el pensamiento crítico; y el trabajo en equipo. Y todo acompañado de la libertad académica entendida como la libertad para debatir acerca de cualquier tema dentro de los límites que establece el respeto a los derechos humanos y a la democracia.
Me parece importante insistir en la dimensión ética: estamos asistiendo a una revolución tecnológica tan radical que ni siquiera podemos medir del todo las consecuencias sociológicas, e incluso psicológicas, que está provocando, especialmente en las nuevas generaciones. La revolución tecnológica es un fenómeno apasionante; modifica nuestra manera de trabajar, nuestra manera de aprender, nuestra manera de enseñar. Pero sobre todo está cambiando la forma de pensar, de comunicarse y de percibir la realidad que tienen las nuevas generaciones. Ese es uno de los mayores cambios sociales y culturales (me atrevería a decir) de toda la historia, y supone que la formación técnica y la formación ética, ya mencionadas, deben asumir nuevos desafíos.
Decía que la Universidad a la que nos dirigimos será la Universidad que construyamos cada día porque en el futuro nunca ha estado nadie. Pero sí está en nuestra mano desencadenar cambios constantes, y positivos, dentro de nuestro modelo de Universidad. Ciertamente, concretar hacia dónde vamos no es una tarea sencilla. Pero tengo la convicción de que, si acertamos en el diagnóstico de nuestras necesidades, tendremos más cerca las soluciones y la expectativa de dejar a las próximas generaciones una mejor universidad pública y, con ella, una sociedad más avanzada y equitativa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.