Txosna y martillo

La elección de Hernani por parte de las juventudes disidentes no es casual. El municipio guipuzcoano es la ciudad sagrada del nacionalismo radical. «My kind of town», diría Otegi, pasando de Bogart a Sinatra. Hernani es el pueblo cuyo nombre se omite en 'Patria' y siempre ha tenido alcaldes de la izquierda abertzale. Bueno, no siempre. En 1995, un pacto entre EA, PSE y PNV le dio la alcaldía a Joxan Rekondo. Y desde su misma toma de posesión se puso de moda entrar al Ayuntamiento para tratar de apalear al nuevo equipo de gobierno. «Treinta encapuchados intentan linchar al alcalde de Hernani en su despacho municipal». Lo de la memoria está bien, pero la hemeroteca es mejor.

Ayer el Ayuntamiento de Bildu consideraba inaceptables «las amenazas y las persecuciones contra la ciudadanía». Y eso que los jóvenes ocupantes no parecían llegar a treinta. Hay, por cierto, algo fascinante en estos disidentes. Posan siempre alineados de un modo tan calculado e inexpresivo que tiene uno la ilusión de que, en lugar de unos fanáticos adolescentes, sean la banda de David Byrne y vayan a arrancarse con una canción guapa.

El Ayuntamiento de Hernani se mantiene firme: no tendrán txosna, así que el grupo decidió abandonar al de unas horas su encierro para «evitar que se caldeara el ambiente en el pueblo». Aunque todos sabemos que en el fondo no son las txosnas lo que importa. Como sabemos que, cuando llegue el verano y las txosnas oficiales abran, existe la posibilidad de que el conflicto se complique al mezclarse lo de la superestructura con lo de la noche, la fiesta y el alcohol.

La mejor explicación a lo sucedido en las elecciones andaluzas la dio ayer Teresa Rodríguez: la gente ha votado al PP por miedo a Vox, pero para entenderlo hay que esperar a «las encuestas poselectorales». Más directa, Adriana Lastra aseguró el mismo domingo que el PP obtiene su mayoría absoluta gracias a la cantidad «ingente» de dinero que les ha dado Pedro Sánchez a las autonomías. Sorprende que alguien en el PSOE crea que insistir en relacionar la acción de gobierno con la magnanimidad del líder puede salir bien. Preguntada por si regresa al Congreso tras su patinazo andaluz, Macarena Olona dice lo siguiente: «Soy soldado, pero ante todo soy hija de Dios». Yo pensaba que lo mejor del 19-J iba a ser saber que Moreno Bonilla tuvo un grupo que se llamaba 'Lapsus Psíquico', pero esto lo supera: en Vox las noticias no te las da Abascal llamándote al móvil, sino que al parecer se te aparece un arcángel y te lo comenta.

Un hombre asesina con un arma de fuego a dos mujeres en su domicilio de la calle Serrano de Madrid y después se suicida. Poco después se conoce la identidad del hombre y resulta ser un aristócrata. A continuación comienzan a correr como la pólvora datos llamativos, como que tenía en su domicilio fotos de Hitler y Franco o que cantaba el 'Cara al sol' en las reuniones de vecinos. Hay algo que sorprende en esa caracterización: avanza en dirección contraria. Quiero decir que todo apunta a que es el asesino de dos mujeres. No puede ser nada peor.