Triunfa el estratega
Furgón de cola ·
Los estrategas consiguen que las elecciones madrileñas terminen como estaba previstoSecciones
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Furgón de cola ·
Los estrategas consiguen que las elecciones madrileñas terminen como estaba previstoDe las elecciones madrileñas yo voy a sacar aquí la conclusión realmente decisiva: qué extrañas son las comunidades autónomas uniprovinciales. Lo digo porque Isabel Díaz Ayuso ha sido al final Lady Madrid, pero imagínense cómo sentaría en San Sebastián y en Bilbao, en Irún, en ... Barakaldo y hasta en Llodio, que al lehendakari Urkullu se le ocurriese presentarse por ahí como Mr. Vitoria-Gasteiz, donde hacen la ley, tirándolo por los Potato en lugar de por Leiva. Hay que decirlo claramente: en Madrid no saben lo que es jugar con fuego pero de verdad.
En Madrid, sin embargo, sí saben lo importantes que son los estrategas políticos, esa gente listísima que opera sobre la realidad como sobre un tablero de 'Risk'. Qué fenómenos, los estrategas. Obsérvese que, cuando se convocaron de repente las elecciones en Madrid, todo apuntaba a que el PP iba a arrasar con su apología de la libertad chiflada y su prestigio tabernario (irse de baretos es como se sabe una cosa de derechas), pero los estrategas de la oposición diseñaron una campaña audaz y temeraria, centrándose en lo importante: la cosa del fascismo y el fin del mundo. Eso al final lo ha cambiado todo y el PP ha arrasado exactamente como estaba previsto mientras en la oposición la fuerza que realmente ha triunfado es la que ha disimulado mejor la estrategia. Mónica García insistiendo en que ella es médico y madre. Y los estrategas, tan listísimos, burlándose. Como si ser médico y madre fuese poca cosa pudiendo ser uno, no sé, el mismísimo mariscal Zhukov pero en el sofá de casa, tuiteando y viendo Netflix.
Al final, las elecciones de Madrid han arrojado los éxitos y los desastres más o menos previstos pero dejan tras de sí un paisaje más destrozado y envilecido de lo habitual. Observen a ese respecto cómo todas aquellas amenazas de muerte que ponían en peligro la democracia misma se desdibujan a partir de hoy y viajan hacia las regiones secretas del olvido, justo esas donde habita -¿lo recuerdan?- Pablo Hasel.
Terminemos recordando en esta página la lección de Manuel Alcántara que debe imponerse en cada jornada electoral. «Creía que íbamos a ganar los de Aznar, pero al final hemos ganado los de Zapatero», escribió el maestro. Pues eso. O al revés, claro. Según convenga.
ALARMA
Una vez caído el estado de alarma, el País Vasco mantendrá el cierre perimetral. O lo intentará. Esto por supuesto no lo sabemos por el Gobierno vasco, sino por el cántabro, que funciona gracias al presidente Revilla como el 'Sálvame' autonómico. A Miguel Ángel Revilla le llegan informaciones y las suelta como las suelta en lo suyo el conde Kiko o Terelu Marchante. Si por Revilla fuese, las conferencias de presidentes se celebrarían todas en un plató y las presidiría Iñaki López. El problema es que la realidad es menos vistosa, nuestros gobernantes han aprendido que solo les queda esconderse y usted igual tiene un pisito en Castro o Laredo y quiere agarrar ya a alguien por el cuello. Es entonces cuando Revilla anuncia que Lakua apuesta por el cierre perimetral y vaticina que «lo tendrán mirado» por el lado judicial. Hombre, ojalá. Tenerlo mirado es lo que le exige uno a su Gobierno. También que las noticias no te las dé el presidente de al lado, el que sale mucho en la tele, tan gracioso, con las anchoas.
ALEMANIA
En Alemania tienen un problema con la ultraderecha. No es una opinión. Es un dato que emana del propio Gobierno alemán: en un año, cuarenta y tantos mil delitos políticos; tres mil, además, con violencia. Once víctimas mortales, trece intentos de homicidio. El año pasado hubo en Alemania atentados mortales contra la comunidad turca; en 2019 los hubo, igualmente mortales, contra la comunidad judía. No es necesario relacionar el pasado de Alemania con el nazismo. Y, sin embargo, en el Gobierno alemán no se conforman y advierten de que los rescoldos del fanatismo se avivan hoy con lo peor del totalitarismo posmoderno: desde el esoterismo a las teorías de la conspiración, pasando por la múltiple chatarra antivacunas. Y Alemania, no lo olvidemos, es uno de los ejemplos pujantes y democráticos en los que se mira toda Europa. Con razón. ¿Cómo encaja con todo esto esa manera nuestra de posar contra un fascismo de ficción mientras no dejamos de patear los diques que protegen a cualquier sociedad del abismo totalitario? La fraternidad, por ejemplo. La información, el rigor, la honestidad, la tolerancia, el viejo y respetable principio de parsimonia.
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