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Vehículo eléctrico recargándose en una instalación de Bilbao. E. C.
El futuro del vehículo eléctrico en Euskadi
Opinión

El futuro del vehículo eléctrico en Euskadi

Habrá un punto de inflexión en la electromovilidad en 2026-27

Xavi Ferré y Gregorio Serrano

Jueves, 30 de mayo 2024, 00:04

Cuando estamos a punto de encarar la recta final del segundo trimestre del año, convendría hacer una serie de reflexiones que nos ayuden a comprender cuál puede ser el futuro del vehículo electrificado en el País Vasco. Y hablamos de vehículo electrificado porque no solo vamos a tratar en este somero análisis de lo que concierne al vehículo eléctrico puro, sino que vamos a incluir también el resto de las alternativas al vehículo de combustión: los híbridos, híbridos enchufables, gas e hidrógeno.

Para empezar, debemos referirnos a un documento estratégico que el Gobierno vasco aprobó el 26 de julio de 2022: 'Nueva Estrategia vasca de Movilidad Eléctrica para abordar la descarbonización del transporte, el futuro del vehículo eléctrico y los ejes para el plan de acción 2030'. Las medidas más importantes que contiene la Estrategia Vasca de Movilidad Eléctrica (EVE) son llegar al horizonte 2030 con el 16% del parque móvil, el 50% de los autobuses urbanos y el 80% de las flotas de taxis electrificados. Además, la EVE propone duplicar el número de puntos de carga rápida en Euskadi (80 puntos de recarga de 50 kW-12 emplazamientos con terminales de carga ultrarrápida), así como poner en marcha 15 proyectos de movilidad eléctrica en el sector de automoción vasco y 10 proyectos de carácter tecnológico en el ámbito de la recarga del vehículo eléctrico, liderados por la iniciativa privada y apoyados por el Gobierno vasco.

La movilidad eléctrica representa la punta de lanza de la adaptación de un sector clave para la descarbonización de la economía vasca y su desarrollo ofrece, en el medio y largo plazo, beneficios para impulsar la transición energética en Euskadi. Sin embargo, el sector de la movilidad eléctrica también se enfrenta a interrogantes y dificultades, por lo que la legislación y las estrategias y planes de acción de los próximos años son claves para definir, de forma decisiva, el rumbo de esta transformación. Los cambios se darán en todos los niveles: internacional, europeo, estatal, regional, local e incluso en la propia ciudadanía.

En cuanto al transporte, la EVE propone medidas concretas como potenciar la intermodalidad y los modos de transporte con menores emisiones GEI, sustituir el consumo de derivados del petróleo, así como integrar criterios de vulnerabilidad y de adaptación en infraestructuras de transporte. Además, plantea desarrollar una infraestructura de recarga pública con cobertura de todo el territorio vasco, alcanzar una masa crítica de vehículos eléctricos en circulación y adecuar la normativa para facilitar la penetración de la tecnología eléctrica en movilidad.

Una vez definidas las intenciones y los objetivos, lo pertinente es exponer algunas conclusiones a la vista de los resultados obtenidos hasta ahora. La primera es que 2024 no puede suponer un nuevo año de buenas intenciones. Como se reclama desde la patronal del sector, este año debe ser el de la consolidación definitiva de la electrificación. Veamos las cifras que ofrece el Barómetro de Electromovilidad en el primer cuatrimestre de 2024, según el estudio elaborado por la patronal Anfac.

En cuanto al Indicador Global de Electromovilidad, resultado de la media del Indicador de Penetración de Vehículo Electrificado y el Indicador de Infraestructura, el País Vasco se sitúa en un 13,6, cuando la media en España es un 14,7, mientras que la media europea se sitúa en un 28,2. En lo relativo a la penetración del vehículo electrificado, Euskadi se sitúa en un 19,9, siendo la media española de un 21,7 y la europea un 40,5. Finalmente, en cuanto a la infraestructura de recarga eléctrica, el País Vasco está en un 7,3, mientras la media en España es de un 7,6, y en Europa este índice se sitúa en el 15,9. Queda aún bastante camino por recorrer.

Sin embargo, en esta encrucijada ante el futuro del vehículo eléctrico en el País Vasco, la conclusión que parece más plausible es la del optimismo y la esperanza. Por abrumadora mayoría, todos los estudios y previsiones del sector apuntan a que el bienio 2026-2027 será la fecha que marque el punto de inflexión en la electromovilidad europea y, por ende, española. Las tres claves que llevarán a ello se enmarcan en tres soluciones para la temida incertidumbre que está lastrando el despegue del vehículo eléctrico, a saber: más agilidad y eficacia en los incentivos a la compra, más facilidad para producir vehículos eléctricos que coches de combustión interna y el tiempo de recarga y la autonomía de los vehículos se reducirá y aumentará, respectivamente. Todo ello teniendo en cuenta, además, que las grandes marcas ya están trabajando con nuevas tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial, IoT, 'digital twins' o 'data space', entre otras, para impulsar la industria. Esperemos que todos estos designios se cumplan también en Euskadi.

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