![Vacunas y un nuevo mundo](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202012/02/media/cortadas/segovia02-kOED-U120935462928hqD-1248x1290@El%20Correo.jpg)
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Ahora que vemos luz al final del camino, permítanme discrepar respecto de las voces más fatalistas que pregonan que tras esta pandemia ya nada será igual. Y pretendo afirmarlo más desde los datos científicos que desde las opiniones. ¿Cambió mucho la Humanidad tras la profunda ... crisis que sufrió hace diez años?
La verdad es que cuesta entender cómo, a pesar de todo lo que estamos sufriendo, en breve pasaremos página. Muchos ni siquiera lo creen. Pero lo cierto es que el ser humano subestima su capacidad para reponerse de la adversidad. El motivo no es otro que el de nuestra capacidad inmunológica. Del mismo modo que disponemos de una inmunología biológica, capaz de eliminar células patógenas, nuestra mente tiene inmunidad psicológica para a adaptarnos a acontecimientos negativos. Es decir, somos mucho más resilientes de lo que creemos. ¿Por qué? Porque no nos gusta sentirnos mal tras las adversidades, así que disponemos de mecanismos para hacerles frente. Un estudio realizado el año pasado por Universidad de Pensilvania (L. LaFreire) demostraba que el 91,4% de nuestros temores no tienen lugar. Hay dos factores de esta inmunidad psicológica que nos afectan especialmente.
El primero de ellos es el sesgo del impacto. Sobreestimamos la intensidad y duración de las noticias -sean buenas o malas-. ¿Se acuerda de lo eternamente feliz que iba a ser cuando acabase sus estudios? Pasado un tiempo, se adaptó a esa nueva realidad. Y es una pena porque, por un lado, nos hace disfrutar menos y, por otro, ante eventos negativos, nos volvemos más conservadores y arriesgamos menos de lo que quizás debiéramos. ¿De verdad cree que la gente va a viajar menos dentro de dos años y que disminuirá el turismo en nuestro país? Piense en usted. Seguro que está deseando viajar fuera en cuanto existan condiciones más seguras. Y ahora, imagínese lo que estará pensando un alemán en pleno invierno... Hace ocho años, la Universidad de Chicago (S. Levine) estudió este sesgo del impacto en las notas de los estudiantes. Su conclusión era rotunda. Tras un tiempo, los estudiantes que sacaban peores notas de lo esperado se recuperaban plenamente.
El segundo factor es el focalismo -también llamado sesgo del anclaje-. Tendemos a pensar sobre un solo factor relacionado con el evento, olvidando todo lo demás. Y claro, en nuestras vidas ocurren muchas más cosas que estar recreándose en la pena. Perdemos foco. Cuando analizamos el futuro, nos centramos en ese solo árbol negativo y dejamos de ver las maravillas que tiene el bosque. La vida tiene muchas más cosas que las que usted está apreciando en este fatídico momento. Miren, si no, lo que ocurre con la mayoría de los padres que han tenido que experimentar el nacimiento de un niño con discapacidad. La frase que más sorprende a muchos es escucharles decir: «Es lo mejor que me ha sucedido en la vida».
En la adversidad, la mayoría de los seres humanos crecemos (no todos, es cierto, depende de nuestra 'salud psicológica'). En este sentido, hay un famoso estudio de la Universidad de Northwestern (P. Brickman), que analizó qué evento proporcionaba mayor grado de felicidad un año después de ocurrir: ganar la lotería o… ¡quedarse parapléjico! El resultado de este estudio fue realmente sorprendente. El grado de felicidad de ambos casos era prácticamente el mismo. Las altas expectativas de los ganadores de la lotería no se habían cumplido y, sin embargo, los parapléjicos apreciaban ahora cosas que antes no apreciaban. Ojo, no estoy opinando, estoy aportando datos de resultados de universidades de primer nivel mundial. A ustedes les corresponde sacar sus conclusiones.
Hay que aclarar que en este análisis me refiero a las personas, no a las instituciones. Estas últimas sí creo que algo cambiarán, ya que implantan medidas preventivas. Vea cómo el dinero de las ayudas en esta crisis se ha destinado de manera más adecuada que en 2008. Pero las personas… ¿qué hábito cambió usted voluntariamente tras la crisis de 2008? Entonces, ¿qué le hace pensar que tras esta crisis sí lo hará?
En conclusión, en los últimos cien años, en nuestro país hemos pasado de vivir en un mundo de escasez y sometimiento a un mundo de abundancia y libertad. Sin embargo, a pesar de estos grandes cambios -especialmente en democracia-, nuestros mayores viven anclados en hábitos de antaño. Si a esto le sumo la inmunidad psicológica mencionada y lo que dicen los análisis científicos, me surge una duda: ¿Por qué un evento duro pero corto en el tiempo, como la pandemia, debería lograr hacer de este planeta un mundo nuevo de la noche a la mañana?
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