En pleno año 2025 la igualdad en cuanto al género está en boca de mucha gente. Sin embargo, es evidente que a la hora de ... elegir estudios y profesiones todavía hay muchos sesgos. El diagnóstico de género realizado en la UPV/EHU en 2023 revela que el 55% del estudiantado en sus grados son mujeres. Pero la distribución no es uniforme. Hay ámbitos feminizados como las ciencias de la salud (71,6%), las humanidades y el arte (61,5%), las ciencias sociales y el derecho (56,4%) y masculinizados como la ingeniería y arquitectura, donde las mujeres no llegan al 30%. En nuestro centro, la Facultad de Informática de la UPV/EHU en Donostia, desde 2002 el número de mujeres en Ingeniería Informática no consigue llegar al 20% y en el grado de Inteligencia Artificial (IA) son en torno al 30%.
En el mundo laboral, los datos del diagnóstico indican que en el ámbito científico y tecnológico la media del salario de las mujeres está por debajo de la de los hombres. Además, en el informe 'Women and Innovation' realizado en 2024 por el Observatorio de la Mujer, la Ciencia y la Innovación (OMCI), se concluye que a pesar de que ha habido avances, las mujeres son minoritarias en sectores estratégicos y nuevas tecnologías, donde el 61,3% de las empresas no cuenta con mujeres especialistas en plantilla.
A la vista de estos datos, podemos afirmar que la brecha de género es todavía una realidad en algunos ámbitos científicos y tecnológicos. Pero, ¿qué influencia tiene esto? ¿Qué beneficios tiene para la sociedad la presencia de las mujeres en todos los campos de la ciencia y la tecnología?
Tanto a lo largo de la historia como en la actualidad las mujeres científicas han mostrado su capacidad haciendo grandes descubrimientos que han afectado al curso de nuestra vida. Por ejemplo, Rosalind Franklin obtuvo las primeras imágenes del ADN mediante difracción de rayos X, lo que facilitó enormemente el desarrollo de la medicina y la biotecnología; Katherine Johnson realizó cálculos precisos para las misiones espaciales de la NASA, lo que contribuyó a la seguridad espacial del Apollo 11; como último ejemplo, en la IA, la investigadora Fei-Fei Li generó la base de datos de imágenes ImageNet, dando un impulso extraordinario al tan famoso campo del aprendizaje profundo. Las mujeres somos más o menos la mitad de la población mundial y, si nos quedamos fuera de los ámbitos de la ciencia y la tecnología, buena parte del talento se perderá. Esto sin duda va en detrimento de la innovación y los avances científicos.
Además, se sabe que los grupos de trabajo diversos consiguen mejores resultados; trabajar con diferentes personas nos hace salir de nuestras zonas de confort y, por tanto, conseguimos una mayor creatividad y rendimiento. En el ámbito científico y tecnológico se observa la misma tendencia: numerosos estudios han documentado la importancia de la diversidad de género para el desarrollo, proceso y mejora de resultados.
En la misma línea, la presencia de las mujeres en el sector científico-tecnológico puede ayudar a la toma de conciencia y a disminuir los sesgos de género que existen en los hallazgos y estudios realizados. Por ejemplo, Marianne J. Legato constató que la medicina es diferente para hombres y mujeres, demostrando que las diferencias biológicas entre los sexos influyen en el diagnóstico, los síntomas y el tratamiento de las enfermedades, y Timnit Gebru ha evidenciado el racismo y los sesgos de género existentes en los sistemas de IA.
Por último, desde el punto de vista de la justicia social ,aumentar el número de mujeres referentes en el sector de la tecnología, sobre todo en puestos de liderazgo, es necesario para dejar a las generaciones futuras una sociedad más justa y equilibrada.
Y, más allá de los beneficios para la sociedad, ¿qué aporta la ciencia a la mujer que trabaja en ella?
La participación en la ciencia enriquece el desarrollo personal y profesional de las mujeres y las hace partícipes de una comunidad más amplia. ¡Una comunidad que impactará en el futuro!
El trabajo científico puede también mejorar el día a día: es flexible; internacional, lo que permite conocer diferentes rincones y a personas diversas; no repetitivo; la ciencia resuelve problemas, que es lo que hacemos en el día a día; la creatividad está presente y eso hace que el camino sea emocionante y muy gratificante; permite buscar respuestas a las preguntas que consideramos más interesantes y además puede suponer cambios en la vida cotidiana de la sociedad, lo que genera mucha satisfacción.
A las niñas, si se dedican a la ciencia se les abrirán todas estas posibilidades. Elegir ciencia es posible, y a muchas… ¡les gusta! Sembremos la semilla para ver florecer en las próximas generaciones una ciencia y una tecnología más igualitarias y justas.
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