Reconozco que escribir la palabra «desunión» me ha costado. Eso sí, en el título queda claro, tanto en el concepto como en la estética, qué palabras llevan mayúscula. Siguen prevaleciendo con fuerza Unión y Europea, pero es necesario analizar la realidad para poder dar respuestas ... que mantengan a la UE en lo que es: una unión.
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Ante la gravedad de lo que está sucediendo en el seno de la UE, es una prioridad reafirmarnos en lo que somos: ciudadanos europeos. Pensar en el significado de la Unión Europea nos lleva de manera directa a identificar dónde están los peligros que intentan minar a la UE desde dentro.
Estas amenazas provienen de los avatares políticos y maniobras de poder no europeas. Aquí también debemos tener en cuenta cómo el Covid-19 ha zarandeado a todos los países del mundo y resaltar que la UE ha reaccionado con respuestas acordes a una unión de valores, modelo político, de integración, democracia, de capacidades. El coronavirus ha funcionado como 'acelerador' de decisiones europeas. Las dos respuestas tangibles son: el fondo de recuperación y la vacunación.
Volvemos a tener a Polonia en el punto de mira candente. Su Tribunal Constitucional ha negado la primacía del Derecho de la UE. Este hecho apunta a la diana de la Unión Europea, pero creo que no acierta en su centro de círculos concéntricos. ¿Por qué la flecha lanzada esta vez por el TC polaco no marca en el centro de la diana? Lo primero, porque los ciudadanos polacos han salido a las calles para identificarse como europeos y europeístas. Tienen claro que no quieren sufrir un Brexit polaco; que se sienten y quieren seguir siendo europeos. Y algo material, pero enraizado a ser ciudadanos europeos: no quieren sus supermercados desabastecidos y quieren combustible en sus gasolineras.
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En el derrapaje del TC de Polonia se destapa el conjunto de daños que se están produciendo en la Justicia polaca enlazados a un Gobierno controlando el Poder Judicial. El no respetar la separación de poderes conlleva una agresión al Estado de Derecho y, por tanto, a uno de los principios esenciales en los que nace y crece la Unión Europea.
Escribo «crece» porque la vinculación entre Estado de Derecho y Marco Financiero Plurianual 2021-2027 y, por tanto, con los fondos de recuperación europeos constituye un hito. La vigilancia del cumplimiento del Estado de Derecho provoca el posicionamiento firme de la UE. Esta reacción da visibilidad a lo que es. Aunque explicar al Gobierno polaco, y sobre todo a los ciudadanos, que no van a recibir fondos de recuperación si no respetan el Estado de Derecho y las normas comunitarias puede parecer un 'chantaje' (no me gusta escribir la palabra), no lo es. ¿Cómo van a recibir fondos fruto del consenso y esfuerzo común de todos los Estados si no respetan un principio esencial europeo como es el Estado de Derecho? La respuesta es sólida en sí misma; es modelo europeo. La Unión Europea no cambiará sus valores expresados en el artículo 2 del Tratado: respecto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos. La UE tiene una Carta de Derechos Fundamentales que se ancla más, y también se alza, cuando un Estado miembro vulnera sus principios.
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Las amenazas al orden europeo y a su marco jurídico común tienen siempre un grado de populismo o de nacionalismo de cualquier tipo. La desunión en el seno de la UE hace temblar los cimientos de la propia UE, pero también vertebra su columna y su misión en el mundo de la globalización.
Escribo con convicción que las grietas que abren acciones, y agresiones, al Estado de Derecho y, por tanto, a la democracia supranacional europea, provocan también un efecto 'psicoanalítico'. Lo que quiero transmitir es que todo lo que infrinja daño a lo que es la Unión Europea consigue a su vez dos efectos impulsores: reflexionar sobre lo que somos uniéndonos más a los verdaderos europeos y tomar medidas conjuntas que refuerzan nuestro modelo de integración.
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Hechos como el fallo del Tribunal Constitucional de Polonia vulnerando la primacía del derecho comunitario sobre el derecho nacional muestran también que la Conferencia sobre el futuro de Europa no debe perder su oportunidad. Me refiero a poner en la primera línea del debate asuntos de gran calado, reformas que conlleven profundización política y reforzamiento de la UE. Quitar el disfraz a las acciones de tribunales, gobiernos y entidades que maniobren con artimañas nacionalistas de cualquier tipo fortalece la capacidad de la Unión Europea de reafirmarse.
Volviendo al título de esta columna, me permito pedirles que miren de nuevo cada palabra: desunión en minúscula; hay que atender esas fracturas y dar respuestas coherentes, rápidas y firmes. Unión y Europea con sus dos mayúsculas. Ahí está el mensaje.
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