La traición de España al Sáhara
Cuántas ONG seguirán al pie del cañón junto a los refugiados en el desierto
sergio plaza cerezo
Jueves, 24 de marzo 2022, 00:03
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sergio plaza cerezo
Jueves, 24 de marzo 2022, 00:03
En su campaña electoral, John F. Kennedy dijo a los estadounidenses que se preocuparan por lo que pudieran hacer por su país en mayor grado de lo que su nación fuera capaz de hacer por ellos. Esta sentencia habría promovido pérdida de votos en España, ... donde una dependencia excesiva del Estado es hábito. Sin embargo, existen casos en los que nuestra ciudadanía ha dado muestras extraordinarias de un espíritu de 'nobleza obliga', en línea con la máxima de JFK. El Sáhara Occidental es uno de ellos. Muchos españoles han estado a la altura, durante tantas décadas, con un criterio ético muy superior al reflejado por sucesivos gobiernos tras el abandono deshonroso de la que fue provincia española. En días se decidió, vía Acuerdos Tripartitos de Madrid (noviembre de 1975), la cesión de su administración a Marruecos y Mauritania -país donde no había sido abolida la esclavitud-, pero la soberanía permanece en el limbo.
Rusia no ha respetado a una Ucrania independiente y Marruecos invadió un territorio bajo soberanía española. Eso sí, de forma sibilina, a través de la Marcha Verde, una idea maquiavélica que bien pudo gestarse en la mente de Henry Kissinger dentro del contexto de la Guerra Fría. Si Pekín promovió la emigración de chinos de etnia han a Tíbet, muchos marroquíes se han establecido en el antiguo Sáhara español, con población exigua, para que los locales devinieran en minoría. La imposición del francés en detrimento del español completa el reseteo del territorio, objeto de grandes inversiones para acelerar su integración en el reino alauí.
Naciones Unidas auspicia un referéndum de autodeterminación; Minurso se mantiene operativa como misión creada con este fin. La estrategia de Rabat ha consistido en ganar tiempo y poner trabas. La negativa a aceptar el censo realizado por España en 1974, que contabilizaba a 74.000 habitantes nativos, es una de ellas. El contencioso cae en el olvido y se preserva un 'statu quo' favorable a Marruecos.
Los gobiernos de la democracia apoyaron desde Madrid las resoluciones de la ONU. A pesar de la responsabilidad española en la génesis del problema, el perfil bajo en labores de mediación ha sido una constante en La Moncloa por el miedo perenne a Marruecos, vecino estratégico.
Pedro Sánchez ha cruzado el Rubicón y la puerta trasera vuelve a ser testigo de una ignominia. El presidente del Gobierno decide apoyar el plan de autonomía limitada de 2007 ofrecido por Marruecos al Sáhara Occidental. Un comunicado del Palacio Real de Rabat ha dado la primicia a la opinión pública española, políticos incluidos.
La UE defiende los valores de democracia, soberanía y resolución de conflictos en organismos multilaterales, frente al 'todo vale' dictado por supuestas motivaciones geopolíticas que, con la agresión rusa a Ucrania, nos ha hecho retroceder a un mundo antiguo. Desde el doble rasero, una 'realpolitik' mezquina abandera el movimiento de ficha de Sánchez, una traición en toda regla al Sáhara Occidental. Se ha seguido la estela amoral de Donald Trump, cuyo apoyo a Rabat era pago a la normalización de relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel.
La nación vecina es destino inversor para grandes empresas españolas y mercado para la exportación de armamento. Un país de tránsito -ahora bloqueado- para la recepción de una parte del gas argelino, que cobra dimensión especial ante los acontecimientos en el Este de Europa. La cooperación contra el terrorismo es ámbito relevante. Además, un incipiente votante hispanomarroquí se abre paso en el censo electoral.
Rabat ejerce como gendarme frente a la inmigración ilegal y nos lo recuerda a menudo. El disgusto absurdo por el tratamiento médico recibido por el líder del Frente Polisario en Logroño (2021) enfrió la relación bilateral. La avalancha de indocumentados ante las vallas de Ceuta y Melilla fue el castigo. A pesar del regalo diplomático recibido, que refleja la debilidad de La Moncloa, Marruecos volverá a la carga en sus reivindicaciones sobre las ciudades españolas referidas. El giro adoptado entraña un cálculo aleatorio de costes y beneficios geopolíticos. Por el momento, Argel, aliado principal del Frente Polisario, ha llamado a consultas a su embajador en Madrid.
España no solo es Sánchez. Cuántas ONG seguirán al pie del cañón, junto a los refugiados en el desierto que, contra viento y marea, no renuncian a la utopía. Muchas familias han recibido a niños saharauis verano tras verano. Esta muestra de solidaridad ha sido fundamental para que la lengua castellana y el afecto a España pervivan en la soledad distante de los campos de refugiados.
En Segovia he conocido a dos jóvenes saharauis, ambas empleadas de comercio. Su integración en la sociedad española es plena a todos los efectos. Una de estas mujeres refería el vínculo fraternal con su familia navarra de acogida. La segunda me informaba sobre el fallecimiento de su hermano en Tinduf. Y cómo lamenta que el finado no haya dejado una fotografía para recordarle mejor.
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