El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

Ahora, cuando abro un ojo por la mañana todavía sin musukoa, sin mascarilla, sin barbijo argentino, tapabocas mexicano, nasobuco cubano, me jaleo antes de poner los pies en el suelo y grito mentalmente: «¡A tirar p'alante!». No voy a convertirme en hada buena con ... sabor a chuches de colorines contando que, tras el grito de guerra, me lleno de ánimo y veo la vida color de rosa. No, no es así. El panorama es desolador, para qué nos vamos a engañar. La pandemia avanza aquí a sus anchas y parece que somos los más tontos del mundo mundial, todos, súbditos y gobernantes. No me extrañaría que dentro de unos años los libros de texto hablen de la Pandemia de Covid española, como pasó con la Gripe española del 18, que de española no tenía nada, la trajeron a Europa los soldados americanos durante la Primera Guerra Mundial.

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Sí, el panorama es desolador, estamos cercados por la enfermedad, y por la miseria económica y política. La enfermedad es un horror, el virus es maligno y extravagante, nos ha retrotraído a la peste de la Edad Media, a la viruela de la conquista de América, al cólera del XVIII, ha hecho pedazos nuestro maravilloso castillo que creíamos blindado y que ha resultado ser de cristal. La miseria económica nos habla de hambre, de necesidad, de volver a mendigar pan para nuestros hijos, de otro horror que se suma al horror. Y, para luchar contra todo eso, tenemos a la cabeza de nuestras tropas a unos políticos de pacotilla.

Seré sincera. Como navego por esa «segunda inocencia que da en no creer en nada», que decía Antonio Machado, puedo decir, sin que me importe un pepino que me cataloguen de esto o de aquello, que sentí vergüenza ajena cuando el señor Sánchez apareció en los medios guapetón y moreno después de las vacaciones de verano y hace nada viendo a Irene Montero posando para 'Vanity Fair'. Parece que aquí no pasa nada; o que, si pasa, no va con ellos. Es una burla al personal angustiado por la enfermedad y el miedo a perder el trabajo.

Pero cosas similares se podrían decir de otros políticos, que siguen a su bola, es decir, a su sillón, entretenidos en rencillas para ver quién pilla más cacho; eso sí, disfrutando de sueldos magníficos, dietas incluidas, aunque se queden en casa sin trabajar por la pandemia, en una palabra, aferrados a privilegios a los que no renuncian ni para quedar bien.

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Señores gobernantes, sobre los ciudadanos de a pie está cayendola debacle

Pues, señores gobernantes, al menos sobre nosotros, los ciudadanos de a pie, está cayendo la debacle, término de origen francés que habla del agua que se desborda en primavera sin que la podamos contener y que puso de moda la novela de Emilio Zola 'La Débâcle'. No lo entiendo, o sí lo entiendo y no lo quiero entender.

Lo cierto es que la situación acaba con la moral del más optimista. Así que, si grito por las mañanas «A tirar p'alante» es para rogarle a mi ánimo arrugadito por tanta adversidad que me dé fuerzas para apechugar con lo que venga, para pedirle que me ayude a resistir como decía la canción de los primeros días, cuando creíamos que esto se solucionaba en un par de semanitas, para decirle que nos tenemos que mantener serenos, que ni él ni yo nos debemos dejar arrastrar por las aguas tormentosas de esta debacle, que se caracteriza, entre otras cosas, por el desconcierto más absoluto y por una absoluta perplejidad ante el desgobierno, «no son necesarias las mascarillas», «sí son», «los niños contagian», «los niños no contagian, todos a la escuela», «ERTE hasta pasado mañana», «ERTE hasta el 31 de enero»… Caos.

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Pero sé que a pesar de todo tenemos que tirar p'alante. Así que mi consejo es que nos inventemos cada uno una fórmula acorde con nuestro carácter y nuestras neuras, para que al repetirla por las mañanas conjure a los buenos espíritus y nos echen una mano, porque creo que desgraciadamente estamos en un punto en que solo nos pueden salvar la magia, la santería y cosas así, en las que hasta ayer no creía. Yo les confesaré que ya he comprado una ristra de ajos para colgarla delante de la puerta porque igual funciona.

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