Escribo mirando al Parlamento, a los parlamentos. Observo la imagen poderosa de Volodímir Zelenski en el Parlamento británico, con sus muros, piedra, vidrieras, acogiendo sus palabras. Observo lo que imprime su presencia en el Parlamento Europeo tras su parada en París para conversación, y foto, ... con Emmanuel Macron y Olaf Scholz. Vuelvo al argumento principal: Zelenski ante el Parlamento y, lo más importante, el Parlamento ante él. El mensaje transmite una lección a los políticos. El valiente ucraniano, con una exposición relevante medida, y mediática, pone los puntos sobre las íes aclamando los valores europeos y haciendo que la UE se psicoanalice encontrándose a sí misma a través de un líder que emerge en el nuevo entramado geopolítico.
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Zelenski es europeo, su país todavía no es miembro de la Unión Europea. Él lo sabe y traza su camino hacia la UE exponiendo con firmeza ante el Parlamento Europeo y ante el Consejo Europeo cuáles son los valores de la UE. Nosotros, ciudadanos europeos, los conocemos, los sabemos, pero él los 'utiliza' para impulsar y reimpulsar su fuerza, su ejército, su motivación.
Es cierto que para formar parte de los Estados miembros de la UE tendrá que pasar por pruebas y filtros en un proceso de adhesión establecido, y así debe ser. También es cierto que Zelenski sabe planificar su hoja de ruta y sabe dónde está y a dónde se dirige. Al tiempo que muestra su convicción para salvar a su país, obliga a la Unión Europea a redefinirse y a profundizar en su proceso de integración. Logra que la UE identifique su papel, su misión, sus asignaturas pendientes. Su necesidad de acompasar su narración política con decisiones que se tocan, que se arman, que combaten por la democracia supranacional europea y su propia supervivencia.
La función de un parlamento es legislar. También centrar, equilibrar. Pero la función que se convierte en misión es la de representar. Escuchando a Zelenski pensé que los parlamentos de nuestro tiempo necesitan representar mejor y también ser representados. Por esto, afirmo que el líder ucraniano, europeo, habla ante los parlamentos, y los parlamentos 'se rinden'; pienso mucho en escribir esta palabra aquí, pero creo que es la que mejor describe la actitud de los que le escuchan. Todos esperamos que el que se rinda en el sentido bélico de la palabra sea Putin (no escribo su nombre a propósito). A casi un año del comienzo de la guerra en Ucrania hay que alcanzar la Paz e ir más allá: lograr la Paz dentro de la Paz.
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Cuando Volodímir Zelenski pide más armas y aviones de combate, envuelve su discurso en una rendición de cuentas. Cuando destaca los valores europeos blandiendo la libertad y la democracia está de alguna manera, o de muchas, solicitando una rendición de cuentas. Una 'auditoría' de las instituciones europeas y de nuestros representantes, una auditoría de la política y de las políticas. También desencadena en la UE el vector de la reforma de los Tratados y la puesta a punto de una Unión Europea tragada por el remolino de la recomposición de la globalización, de una geopolítica que arrastra a cada modelo político mundial.
Vuelvo a mirar al Parlamento, ahora entro en el Congreso de los Diputados. El espacio parlamentario como hacedor de leyes, de consensos, de color transversal cuando necesita sentido y razones de Estado, de fuerza política representativa. En los debates, me gusta pensar en un combate de esgrima, emocionante, arriesgado, medido, que se equilibra a sí mismo cuando se descontrola. Esgrima parlamentario es lo que deberían representar con continuidad los diputados. Debate con contenido y ritmo, a veces en crescendo, que se equilibra a sí mismo, honorable, elegante.
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Representar y ser representado constituye el trabajo, el arte de la política y su razón de ser. El Parlamento como baluarte, como refugio y también como bastión del cuerpo principal de una fortaleza para proyectarse y mostrarse al exterior. Zelenski entiende nuestros parlamentos como baluartes en los que transmitir sus mensajes más relevantes. Rinde culto a la Política y la sabe vertebradora y eficaz, indispensable y valiosa.
La imagen que mejor plasma la concepción elevada, y útil, que tiene Zelenski del significado de cada Parlamento y que expone ante los representantes de los ciudadanos la observo con emoción cuando responde a los aplausos aplaudiendo al parlamento. Este mensaje visual tan poderoso debería hacer reconsiderar a los políticos cómo se expresan y cómo trabajan la misión parlamentaria y su rendición de cuentas ante los ciudadanos. Ser baluarte significa reunir, acoger, defender. Y crear. Ser Parlamento significa evocar en cada gesto y en cada acción la defensa de la democracia representativa y de los valores constitucionales.
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