Los guardianes están en todas partes. Cumplen una misión. Los encontramos en todos los ámbitos: institucional, político, académico, económico, empresarial… Por supuesto, también en nuestras familias y grupos de amigos.
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Escribo pensando en la definición sobre la Comisión Europea como guardiana de los Tratados. Lo ... enlazo a que una institución no puede desempeñar su misión si no la acompañan las misiones de las otras instituciones.
Los verdaderos guardianes saben identificar a los que guardan los principios comunes en otros espacios. En este tiempo de noticias que se amontonan y nos ahogan, es aún más importante su capacidad de realizar con trabajo constante, valentía, firmeza y conocimiento su misión principal: guardar, vigilar, preservar, cumplir, elevar, aquello que realmente vertebra nuestra esencia como personas y como integrantes de una sociedad. Para que la sociedad no enferme, deben alzar su voz.
Por asociación de palabras e ideas recuerdo 'El guardián entre el centeno', de J. D. Salinger, 1951, y la película 'El origen de los guardianes', 2012. También pienso en la Ley de Mercados Digitales y la designación reciente de la Comisión Europea de seis guardianes de acceso, plataformas.
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Todos los guardianes constituyen una colmena de trabajo conjunto. En esta etapa tan decisiva, la Comisión Europea ha presentado estos días su plan de trabajo 2024, configurado desde los grandes retos: transiciones ecológica y digital, crecimiento económico y empresarial, autonomía estratégica, competitividad, educación, empleo, salud, Inteligencia Artificial, sostenibilidad financiera, defensa, migración, fortalecimiento de la democracia y una Unión Europea más fuerte en el mundo.
El Brexit, el covid-19, la guerra en Ucrania y la escalada entre Hamás e Israel con tantas personas sufriendo y huyendo deberían hacernos reflexionar más sobre las prioridades de España, de la UE, del mundo. El Consejo Europeo del día 17 mostró su condena al ataque terrorista de Hamás y la petición del cumplimiento del Derecho Internacional y de ayuda humanitaria en Gaza. Faltan guardianes para parar este horror cuanto antes.
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Permítanme que me detenga en la política española. ¿Estamos asistiendo a un debate acorde con el tiempo vertiginoso, peligroso, que nos está tocando vivir? El que la política esté engullida por un debate sobre una posible amnistía que solo beneficiaría a los que pretenden fracturar España, y por tanto también la UE (aunque no lo digan), está provocando un distanciamiento en nuestro país de los temas relevantes de nuestro tiempo. Hay personas que trabajan para devolver la mirada a los asuntos que requieren máxima atención.
La política española debe recuperar pronto la senda para afrontar los desafíos del presente y futuro. Pienso en nuestros mayores y en nuestros hijos. En los jóvenes que están intentando trazar su futuro profesional, su futuro vital con esperanza. No podemos sumergirles en debates de retroceso.
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La amnistía algunos intentan disfrazarla con rodeos lingüísticos y de progreso para la convivencia, cuando la inmensa mayoría de los españoles saben que sería retroceso para una España europea con grandes retos por delante. Retos enraizados en la realidad geopolítica. Parece que estamos presenciando dos mundos paralelos: el esfuerzo por responder a los desafíos actuales europeos y globales, y el debate sobre una amnistía solicitada por los que se quieren independizar de España.
La política debería recuperar su misión como guardiana de la representación real del voto de los ciudadanos en el marco nítido de la Constitución.
Los árboles son guardianes en los paisajes. En el raberón de un árbol, su parte alta, se bifurcan las ramas principales. El fuste del tronco es verdad que pierde su diámetro pero cumple su función, su mirada elevada, su capacidad de abrir el árbol al cielo, de abrazar la lluvia, de acoger el sol. Y, además, ¿saben cuál considero que es también una función clave del raberón?, equilibrar al propio árbol con el raigal, la parte del tronco, de su madera, más cercana a la tierra, a las raíces por las que también bebe.
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Los guardianes constituyen un gran árbol. Estén donde estén proporcionan equilibrio, orden, proyección. La misión de cada uno es velar por preservar el bien común. En política sería la transversalidad para devolver pronto a España, y a nosotros los ciudadanos, la coherencia parlamentaria, representativa, institucional.
Sin orden no hay progreso. Es verdad que los defensores del verdadero orden constitucional a veces se encuentran solos. Deben ser valientes para conseguir despejar la maraña de voces, intereses, medias verdades o mentiras que empañan la política. Por esto, yo me permito decir firmemente a los políticos de todos los partidos que sean guardianes. Seamos todos guardianes.
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