El día 7 murió cerca de París Simone-Thérèse-Engrâce Angelié. Tenía 98 años. Con toda probabilidad su nombre no dirá nada al lector. Sin embargo, si revelamos que su apellido de soltera era Mirande, podrá deducir que se trataba de la única hermana viva ... de Jon Mirande Aiphasorho (1925-1972), escritor maldito, uno de los creadores más importantes en lengua vasca, conocido sobre todo por su novela pedófila 'Haur besoetakoa' (La ahijada), que supuso todo un escándalo cuando fue publicada en 1970.
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Los padres de Simone, de Jon (Jean, en casa) y de la hermana mayor de ambos, Ivonne, muerta en 1922 a los ocho meses de edad, eran suletinos, pero vivían en París. Hablaban en euskara entre ellos, pero a sus hijos solo enseñaron el francés. La familia era tan humilde que los progenitores no podían hacerse cargo de Simone, así que la enviaron a vivir a casa de su abuela materna en Sola (Zuberoa). Simone tuvo la 'suerte' de aprender la lengua vasca desde niña. Jon, el favorito de sus padres, que no tuvo que abandonar París, la aprendería mucho más tarde, junto con el castellano, el alemán, el inglés, el ruso, el hebreo, el bretón, el gaélico, el córnico, el italiano, el catalán y algún idioma más. Cuando Simone volvió a la capital francesa a los ocho años de edad se enfrentó al estigma de no hablar ni escribir el francés con corrección. Desde entonces no sintió el menor afecto por el euskara.
A Simone Mirande le tocó sufrir por vasca, por pobre y por mujer. En una época en que muchas de su género carecían de formación suficiente para ser independientes, ella obtuvo el diploma en Enseñanza Secundaria (en 1939, poco antes de la ocupación alemana de Francia) y cursó estudios de secretariado. Concluida la Segunda Guerra Mundial, en 1947, se casó con Guy Angelié, un parisino de origen auvernés, del que tomó su apellido. Ello le permitiría a la postre diluir sus orígenes y, sobre todo, su parentesco con Jon, uno de los mejores escritores de la historia de la lengua vasca, pero no por ello menos fascista y antisemita. Por supuesto, no transmitió el euskara a sus hijos, Alain y Christian. En 1972 Jon murió por una ingesta masiva de alcohol y pastillas. Desde entonces Simone soportó también el oprobio y el escarnio por el probable suicido de su hermano. Guy falleció en 2020 tras casi tres cuartos de siglo de matrimonio.
Las trayectorias opuestas de Simone y Jon Mirande podrían interpretarse como una parábola de la historia reciente de la Vasconia septentrional y nos ayudan a entender el galopante proceso de aculturación que está teniendo lugar allí. En Francia la identidad vasca y el euskara han estado siempre vinculados, a veces de modo asfixiante, al catolicismo y al mundo rural. Jon se rebeló abjurando de la fe de sus padres y declarándose pagano y anticristiano. Simone se rebeló también a su manera, renunciando a su lengua e incluso a su apellido. No fue la única. En la época de juventud y madurez de ambos, con la excepción del triángulo formado por Bayona, Biarritz y Anglet, el euskara era el idioma mayoritario en los territorios vascos al norte de los Pirineos. Hoy es la lengua habitual de solo el 8% de la población de la Vasconia francesa, convertida en las últimas décadas, sobre todo su zona costera, en un parque de atracciones para turistas.
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En 1867 el geógrafo, además de anarquista, Élisée Reclus publicó en la 'Revue des Deux Mondes' su conocido artículo «Les Basques, un peuple qui s'en va» (Los vascos, un pueblo que se va). Sus agoreras previsiones se han demostrado exageradas respecto a los territorios vasco-españoles, que hoy gozan de una amplia autonomía y donde el euskara cuenta con un sólido respaldo administrativo. Pero, a menos que se produzca un cambio inmediato y radical de tendencia, y no solo por parte de las autoridades, sus palabras se cumplirán esta misma generación en los territorios vasco-franceses. Con la muerte de cada anciano nos acercamos un poco más a ese final. Simone se ha llevado, además, un montón de recuerdos y secretos sobre uno de los escritores más atormentados del siglo XX. Sus restos yacerán junto a los de su esposo Guy, lejos de los de sus padres y hermano.
Simone Angelié: repose en paix. Simone Mirande: goian bego.
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