
El silencio de las víctimas de violencia machista
Las mujeres salen del agujero negro cuando son conscientes del sufrimiento que el agresor ha infligido a sus hijos
Araceli Medrano
Martes, 13 de julio 2021, 01:21
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Araceli Medrano
Martes, 13 de julio 2021, 01:21
En un encuentro académico, una joven me preguntaba: ¿Por qué tardan tanto en romper el silencio las víctimas de violencia de machista? Me detuve con ... ella en ahondar en los diferentes motivos que inciden en este silencio: miedo, confusión emocional, percepción errónea del maltratador, dependencia emocional, culpabilidad, vergüenza... Y añadí que mientras la víctima guarda silencio, el agresor apuntala su posición de poder y construye un relato privado y público que culpabiliza a la mujer y la golpea donde más le duele.
La joven seguía preguntando: ¿De estos factores, cuáles son los más decisivos para que una mujer permanezca en silencio? Le respondí que la sobreprotección hacia los hijos/ as y la falta de apoyo que perciben en su contexto social, añadidos a las dificultades con las que a veces se encuentran en el recorrido judicial si interpoen una denuncia.
Desde su silencio, imaginan que protegen a sus hijas/ os, ya que algunas mujeres consideran que es mejor no hablar de un padre maltratador para no ser señaladas ni juzgadas. Este deseo de protección hacia los hijos e hijas es un imperativo que ahínca su estructura en los privilegios que otorga la sociedad patriarcal a la figura paterna. Hasta hace muy poco se permitía a los padres maltratadores ver a sus hijos/ as, a pesar de ser estos víctimas de la violencia machista.
El 4 de junio, una reforma legal (que entrará en vigor en septiembre) ha bloqueado las visitas a los hijos/ as de progenitores que estén siendo investigados por maltrato. En muchos casos se constata que el padre no tiene escrúpulo en agredir a sus hijos/ as física o psicológicamente: arremetiendo contra la figura materna, construyendo un relato maniqueo de los hechos ante sus vástagos y ante la justicia para justificar su conducta perversa, ignorando así el derecho de amparo y de protección de los menores.
La expresión más cruel de la violencia machista es asesinar a sus hijas/ os para ejercer un daño irreparable en la madre. Es lo que se denomina 'violencia vicaria' en violencia de género: «Dar donde más duele», que nunca «es una parte del cuerpo, sino los hijos/ as», como lo expresa Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género. En este contexto de horror se entiende que una mujer amenazada (física o psicológicamente) tenga pánico a romper su silencio y tema no sólo por su vida sino por la de sus hijos/ as.
Además, el machismo no sólo es un asunto que atañe al maltratador, sino que enlaza con el machismo de otros hombres que permanecen en silencio, aun siendo testigos de la violencia ejercida repetidamente hacia mujeres de su contexto más cercano. Algunos retrógrados de ideología negacionista consideran la igualdad de género como un asunto imaginario y a la familia como un objeto de su propiedad donde deben imperar el 'secreto' y la ley del silencio. Pero su tiempo se está acabando, ya que estas ideologías que pertenecen al pasado más ancestral tienen fecha de caducidad.
La sociedad avanza y cada vez hay más hombres y mujeres en favor de la igualdad de género y en contra de la violencia. Y las instituciones trabajan sin descanso en políticas de igualdad y derechos en los centros educativos, la empresa, los medios de comunicación, el ámbito psicoterapéutico... Las mujeres víctimas de violencia machista también salen de este agujero negro y rompen el silencio paradójicamente cuando son conscientes del sufrimiento que ha infligido el agresor en sus hijas e hijos. En una psicoterapia, por ejemplo, se constata el proceso de desidentificación del relato del maltratador y la desaparición de los sentimientos de culpa y vergüenza. La culpa siempre impide identificar las actitudes del otro y desencadena la repetición de patrones de conducta aprendidos para sobrevivir en un contexto violento.
Antes de terminar el encuentro con esta joven, me formula una última pregunta: ¿La violencia vicaria se da siempre en violencia de género? La violencia vicaria no es violencia de género, se puede utilizar dentro de la violencia de género como afirma el forense Miguel Lorente Acosta, pero también «en otros contextos violentos cuando se anteponga una persona para ocasionar un daño a otra». Por lo tanto, este término puede dar lugar a confusión y ocultar la violencia diaria que sufren los niños y niñas durante mucho tiempo dentro de la violencia de género.
Por eso sería mejor hablar de 'violencia vicaria en violencia de género', ya que, si no, se pierde el significado de una violencia (violencia de género) caracterizada por la «continuidad y constancia» en el maltrato hacia los niños y niñas. Una violencia contra los vástagos permanente, que es parte de la estrategia que utilizan los agresores para silenciar, aislar y controlar a la madre. Por lo que urge posicionarse de manera crítica contra el machismo, para que la sociedad no normalice la violencia hacia las mujeres y sus hijos/as y la desigualdad de género.
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