La noticia del nombramiento de Mario Iceta como nuevo arzobispo de Burgos ha causado desazón, e incluso disgusto, en amplios espacios de la diócesis de Bilbao. Sin embargo, era de prever que Iceta promocionase, más pronto que tarde, a alguna de las sedes episcopales más ... históricas; en un momento en el que se estaban multiplicando las jubilaciones de sus respectivos arzobispos. Primero, durante dos años, Iceta fue obispo auxiliar de Bilbao y acto seguido, a lo largo de una década, ha ejercido de obispo titular. La salida de Bilbao parecía inevitable teniendo en cuenta, por otro lado que, hace más de año y medio, la Iglesia de Bizkaia contaba ya, a propuesta del mismo Iceta, con Joseba Segura como obispo auxiliar y quien a la vista de todos aparece ahora, además, como su relevo natural.
Publicidad
En líneas generales puede afirmarse que, bajo el liderazgo de Iceta, se ha consolidado definitivamente la línea pastoral, iniciada por Ricardo Blázquez hace dos décadas y media, que ha permitido que la diócesis de Bilbao creciera en pluralidad, dejara de ser tan auto referencial y ganara, como consecuencia, en cohesión con la Iglesia Universal. Todo esto sin menoscabar lo mejor del modelo eclesial propugnado por la singular Asamblea Diocesana de Bizkaia (1984-1987) en términos, por ejemplo, de corresponsabilidad del laicado o compromiso con la justicia social.
A pesar de las esperanzas que muchos albergábamos, durante la etapa de Iceta no se ha logrado multiplicar el número de seminaristas y de miembros adscritos a comunidades de base (en particular a los «nuevos movimientos eclesiales»). La transferencia a la Iglesia de Bilbao de nuevas opciones y experiencias, conocidas bien por Iceta en otras diócesis, no ha producido los frutos deseados, al menos en términos cuantitativos. No obstante, esto ha de ser atribuido sobre todo a que la Iglesia, independientemente del paradigma eclesial al que se adscriba, está abocada a contar con una presencia limitada en cualquier sociedad post secularizada. De todos modos, sembrar siempre ha sido para ella más importante que cosechar.
Ahora bien, seguramente también sea cierto que ninguna otra personalidad pública de Bizkaia ha logrado, a lo largo de estos años, tanta ascendencia moral sobre tal elevado número de ciudadanos como el obispo Iceta. Sin duda que muchas otras figuras públicas de la provincia, procedentes de muy diversos ámbitos, habrán influido más en la vida de mayor contingente de personas, pero probablemente ninguna tanto en el misterio de los «valores últimos».
Publicidad
Iceta siempre ha acudido a donde se le ha invitado. Tan pronto se vestía con delantal para repartir roscón de Reyes a fin de recaudar dinero para causas solidarias como se hacía presente en el tribunal de una tesis doctoral. Y ha entablado relaciones personales de gran confianza con una amplia diversidad de personas, no pocas de ellas alejadas de la Iglesia católica.
Muchos hemos compartido con él conversaciones que han sido trascendentales para nuestro devenir. A partir de ahora deberemos saber construir los canales de comunicación precisos con él, en aras de continuar creciendo a su lado, en Burgos o en donde después sea enviado. No es de esperar que la archidiócesis de Burgos sea su última parada. Inteligente y de sólida formación intelectual, Iceta ha sido también uno de los obispos de la Conferencia Episcopal Española que ha tenido un mayor trato personal con el Papa Francisco. Ha dejado de ser obispo de Bilbao, pero no de la Iglesia católica y, por consiguiente, podemos seguir declarando que, en cierta medida, continuará siendo «nuestro obispo».
Publicidad
Iceta ha ejercido un liderazgo incuestionable entre amplias capas de la Iglesia de Bizkaia. Algunos de nosotros sentimos que, en cierta medida, hemos también de reubicarnos en esta Iglesia local con su marcha. Así y todo, tenemos depositadas fundadas esperanzas en que el obispo Segura continúe en la misma senda.
El liderazgo de Iceta entre los jóvenes cristianos de Bizkaia es comparable al que, en la década de los 80, el obispo Juan María Uriarte protagonizó. Y últimamente, en época de pandemia, ante iglesias que han visto limitados sus aforos, la cita con el obispo de Bilbao, en la misa televisada del mediodía del domingo, ha sido de asistencia obligada y anhelada por miles de cristianos vizcaínos; en especial por los de más edad y quienes viven en soledad. Sus palabras improvisadas en la catedral, serenas y llenas de esperanza, se han convertido en un rayo de luz en momentos de desolación.
Publicidad
Iceta se llevará a Burgos una lista casi interminable de contactos con nombres de feligreses de Bizkaia, que volverá a aumentar en esta histórica Iglesia castellana. Consigo también trasladará su biblioteca, engrosada en Pamplona, Córdoba, Roma y Bilbao, entre otros lugares, y continuará calzando los mismos zapatos hasta que calen. Muy probablemente no necesitará nada más.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.