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'Montar' es Montargis, Subprefectura del Loiret, 15.000 habitantes, a 125 kilómetros de París, conocida como 'la Venecia del Gatinais' por sus canales, rodeada de bosques de caza mayor; no es un suburbio. Al grito de «¡Vamos a quemar 'Montar'!», trescientos chavalotes arrasaron el ... centro las noches del 29 y 30 de junio. Una horda encapuchada se hizo primero con las tiendas de tabaco, telefonía, juegos de vídeo. Prosiguió con toda la rue Dorée y sus comercios sucumbieron al pillaje y el destrozo, cuando no a las llamas de los 'Molotov'. ¿Todo para vengar al joven Nahel, muerto por un policía en Nanterre?
Ni una sola pintada, ninguna alusión al asesinado. La cólera de unos vándalos ha calcinado joyas arquitectónicas de la región, destrozado las aspiraciones de una ciudad que alegraba su cielo gris con banderolas multicolores en una perpetua kermés. Así me lo dijo el estanquero en octubre cuando despedimos a mi tía en Sainte-Madeleine. ¿Cómo embridar ahora el odio desencadenado por estas violencias urbanas? 'Pasar página' es una obsesión en toda Francia con el 14 de julio en el pensamiento y el país en brecha.
Volver a partir de cero con cuarenta, cincuenta años, renacer tragando mucha rabia. La tarea es ardua. Las respuestas financieras del ministro de Economía, Bruno Le Maire, organizadas con los representantes del comercio, hostelería-restauración, bancos, seguros, además de los empresarios de Francia (Medef) y la confederación de pequeñas y medianas empresas, alivian la inquina de las noches de disturbios en el Hexágono y en ultramar. El balance provisional de daños se acerca a un billón de euros. En un contexto de finanzas públicas ya degradado, la coyuntura aumenta en incertidumbre.
El paro de cuantos han perdido sus empleos, la reconstrucción de ayuntamientos, escuelas, bibliotecas, polideportivos y equipamientos devastados descuadran los planes de ahorro prometidos por Le Maire en el Presupuesto de 2024. ¿Cómo compensar tantas pérdidas? En la resolución de crisis políticas y sociales como la desencadenada con la muerte de Nahel por un disparo, hace falta algo más que dinero.
Informada, como todos los franceses, por el vídeo explícito de una transeúnte, la primera ministra, Elisabeth Borne, se apresuró a expresar que la intervención de Nanterre «manifiestamente se aleja de las reglas de compromiso de nuestras fuerzas del orden». Excepcionalmente el brigada autor del disparo continúa en prisión al tiempo que la Fiscalía ofrece seguridad a su familia amenazada desde las redes sociales.
Las condenas de la actuación policial por parte de Emmanuel Macron y de la jefa de su Gabinete suscitan vivas críticas en los partidos de la derecha, con acusaciones de no respetar la separación de poderes, ni la doctrina del orden republicano aplicada perfectamente por un agente ahora encarcelado. Reagrupación Nacional (RN) ignora la necesidad de evitar más resentimiento en la percepción de injusticia entre los insurrectos en sus relaciones con la policía.
Los hechos parecen establecidos. Según el ex defensor del pueblo Jacques Toubon, «los jóvenes percibidos como negros o árabes tienen una probabilidad veinte veces más alta de ser controlados». Las maneras humillantes de los representantes del orden atizan un mal folclore nacional. «La igualdad de los ciudadanos ante la policía no es capital en la formación de los cuerpos del orden», explica el sociólogo Sebastian Roché. «El vínculo entre las desigualdades de trato y los altercados no se contempla. Para los policías, el problema es de otros: la justicia que no cumple, la población salvaje y periodistas que nos les aprecian».
Un plan de seguridad iniciado en 2023, con un presupuesto de 15.000 millones para cinco años, por ahora en nada ha mejorado la relación pueblo-policía. Dos sindicatos, Alliance y UNAS Police, desafían al presidente de la República al referirse a una «guerra» contra «dañinos: una plaga perniciosa». Y dos peligrosos pirómanos desatienden la construcción de nación: en la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon no llama a la calma para no ser «cepillo de lustre del sistema»; en la extrema derecha, Éric Zemmour ve en estos altercados la expresión de la «guerra étnica y racial» que su grupo Reconquista predice. El ministro del interior, Gérard Darmanin, señala que en los últimos enfrentamientos «también hay mucho Kevin y Matteo». Eso sí, varones y descolgados del sistema educativo, adolescentes atrapados en la 'vía inapropiada'.
Romper los guetos no es fácil, cumplir con la igualdad de ciudadanía con independencia del origen, más difícil, asumir la inmigración parece un imposible en Europa. El asesinato de un muchacho de una familia de origen argelino dispara otra crisis de integración. Ahora bien, unos cafres no pueden deslegitimar los esfuerzos de dos millones de menores de 24 años que luchan por una vida digna. Nuestro sincero apoyo a la escuela republicana.
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