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Las elecciones al Parlamento europeo del domingo tienen su relevancia. La trascendencia deriva de una probable reconfiguración del espectro político representativo de los veintisiete Estados miembros. Los sondeos anticipan un alza de los partidos situados a la derecha de las formaciones conservadoras tradicionales. Según los ... países, la brega por los sufragios no atiende por igual a los problemas ciudadanos. Para muchos votantes el 'fin de mes' se impone al 'fin del mundo' y al reparto de los 720 escaños en Estrasburgo. Entretanto, comercio, defensa, impuestos, el Pacto Verde, fronteras, la PAC, inmigración, disuasión nuclear, preferencia nacional, libertad de expresión o la pobreza son algunos de los desafíos de la Unión Europea. Las campañas no aclaran demasiado los asuntos pendientes para la legislatura que votamos.
Hasta ahora, los equilibrios comunitarios han contado con una mayoría central formada por el Partido Popular Europeo (PPE), primer grupo de la Eurocámara con 177 asientos, los socialdemócratas (140) y los liberales de Renew (102). Las tendencias nacionalistas, extremistas e iliberales se agrupaban en dos bloques. 68 representantes pertenecen a los Conservadores y Reformistas europeos (ECR), cuyas delegaciones más notorias son los polacos de Derecho y Justicia (PiS, 24 electos) y los italianos de Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni (9 puestos). Otros representantes -58 asientos- se ubican en el grupo Identidad y Democracia (ID): 23 electos de la Liga de Matteo Salvini y 18 eurodiputados de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen.
Quedan sin acomodar los doce húngaros de Fidesz, expulsados en 2021 del PPE por las violaciones del Estado de Derecho cometidas por el Gobierno de Viktor Orbán. Siguiendo los sondeos, los candidatos de los partidos hasta ahora marginales podrían ocupar una cuarta parte del hemiciclo frente al 18% actual. Simétricamente la 'gran coalición' que estructura la Asamblea parlamentaria retrocedería, sobre todo por la erosión de socialdemócratas y liberales. Esta evolución de los equilibrios condicionaría el gobierno de la Unión durante la próxima legislatura. Los proyectos del nuevo mandato ceden paso a las alianzas posteriores al recuento.
«Nada de inmigración, nada de género, nada de guerra», proclama el lema de Tamás Deutsch, el hombre de Orbán, aludiendo a las obsesiones magiares. Pese a su bloqueo de las ayudas a Ucrania, el Fidesz maniobra para que sus eurodiputados puedan unirse al ECR después del día 9, junto al PiS polaco y los italianos de Meloni. Las confianzas húngaras con Rusia marcan ciertas distancias que no cierran sin embargo una eventual incorporación. Demócratas de Suecia abandonaría la coalición llegado el caso.
Tensas deliberaciones se prodigan sobre qué partidos son o no 'frecuentables'. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, repite sus líneas rojas: «Que los partidos sean proeuropeos, que sostengan a Ucrania y el Estado de Derecho». ¿Los eurodiputados de ECR serían más 'eurocompatibles', más 'moderados' o más dispuestos a cooperar, en el marco de una mayoría alternativa, que los de ID? El sueco Weimers, vicepresidente de ECR, se opone a una unión con ID tras los comicios: existe demasiada ambigüedad en Identidad Democracia para apoyar a Kiev y demasiada rusofilia. El eslovaco Andrej Danko recibió el beneplácito de Marine Le Pen en su adhesión a ID pese a oponerse a los suministros de armas y abogar por una división de Ucrania.
En cuanto al cabeza de lista de Alternativa por Alemania (AfD), Maximilian Krah, Le Pen rompió con su formación «como posible aliado fiable». El eurodiputado sostuvo en varios diarios que todo miembro de las SS, organización paramilitar pivote del proyecto totalitario de Adolf Hitler, «no tendría por qué ser considerado automáticamente un criminal». Privada de representantes del mayor país de Europa, la estrategia lepenista para posicionarse en Bruselas y Estrasburgo ve reducidas sus posibilidades. Krah se lo dice: «Si nos expulsáis, dudo de que consigas los siete países requeridos para formar grupo».
Jordan Bardella, candidato francés por Reagrupación Nacional, encabeza los sondeos con un 33%, muy lejos de la macronista Valérie Hayer, en un alejado tercer puesto. El partido de Macron, encuadrado en Renew, aprieta el acelerador para contener la Europa de los extremos. «De 'Europa nos protege' a 'Debemos proteger Europa'», repite el presidente francés. Su primer ministro, Gabriel Attal, acorraló a Bardella en France2 el 23 de mayo. Reconociéndose ambos hijos de la inmigración, culturalmente integrados, en tierra de identidades múltiples, clarificaron sus posturas sobre los flujos migratorios, la fiscalidad, las sanciones de RN a Cuba pero no al Kremlin, el botón nuclear francés seguro para toda Europa, la ampliación de la UE, la confirmación de sus libertades… En plena recomposición de la derecha extrema, las respuestas sobre el proyecto europeo no son tan evidentes.
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