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La caída de participación en las movilizaciones contra la reforma de las jubilaciones coincide en Francia con la mejora de popularidad de su presidente. En mitad de la tregua de cien días, Emmanuel Macron consigue detener su pérdida de reconocimiento: 32% según la encuesta de ... BVA-RTL son seis puntos de ascenso. Infatigable en lo internacional y en sus recorridos por el Hexágono, la recuperación de cuotas es previa al disenso presidencial con su primera ministra, Elisabeth Borne, acerca del modo de combatir a la extrema derecha. Para la jefa del Gabinete, el ruido de la izquierda es secundario frente a la amenaza de acceso al poder de Reagrupación Nacional (RN)en 2027. RN es «un heredero de Pétain», portador de una «ideología peligrosa» que «no se debe trivializar», denunciaba Borne en Radio 1 el 28 de mayo.
Bajo la V República, las relaciones entre las dos fuerzas del Ejecutivo vienen siendo delicadas. Pero la respuesta del jefe del Estado a la valoración de Borne sobre el partido de Marine Le Pen llega a afrenta pública. Durante el Consejo de Ministros del 30 de mayo, Macron reconduce lacerante a su subordinada. Para él, no caben «los argumentos históricos y morales» obsesivos, machacados «en los años 90». Propone atacar «el fondo» y por «lo concreto».
Socavada la autoridad de la primera ministra , el desaire en todos los medios, el presidente rectificó desde Bratislava, donde asistía al Globsec sobre la seguridad en Europa del Norte y el Este. Borne en nada ha sido descalificada, «tiene toda mi confianza». Macron no digiere que la inquilina de Matignon haya impuesto su método y cronograma sobre las pensiones. Su defensa de un acuerdo con Los Republicanos -derecha tradicional- y una concertación con los sindicatos, de pobre resultado, no se le perdonan. Por ahora, en El Elíseo «se mantiene la sinceridad dentro del fastidio». Frente a su candidata Catherine Vautrin, Borne fue siempre la opción B.
Extrañados por la cólera presidencial, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, y el de Transportes, Clément Beaune, apoyan a su jefa. Hija de un rescatado de la Shoah, «la primera ministra está perfectamente legitimada para aludir a la historia del RN». Tal como ella ha recordado, «la verdad es cruel, pero muy saludable». El pasado colaboracionista de los fundadores del Frente Nacional -antiguo nombre de Reagrupación Nacional- es difícil de disimular cuando Jean-Marie Le Pen y Pierre Bousquet, exWaffen-SS y notables pétainistas, son sus creadores. Marine Le Pen no ha reivindicado nunca esta filiación ni soltado los lastres antisemitas y negacionistas.
Pese a la disputa en la pareja ejecutiva, El Elíseo sostiene que no existen dos estrategias antinómicas frente a la extrema derecha. Macron insiste en que «jamás haremos creer a los millones de franceses que han votado a la extrema derecha que son fascistas». La 'normalización' de RN fructifica. Le Pen hija cosechó 8 millones de votos en la primera vuelta de la elección presidencial de 2022, y 13 millones en la segunda. Negar esta realidad es una ceguera. El hundimiento del frente republicano durante el escrutinio legislativo de 2022 marca un vuelco en la lucha contra el lepenismo.
Marine Le Pen ha sabido 'desdiabolizar' la herencia de los fundadores. Exprime la orfandad de gran parte del electorado galo. Ese sentimiento de que 'no contamos nada; no nos escuchan, nos mienten…', de que prevalece 'el ultraje a la promesa republicana, el derrumbamiento del esfuerzo, el mérito, la decencia'; ese sentimiento, envuelto en la pérdida de eficacia de la acción pública, alimenta una cólera sorda que clama luego en las urnas.
La candidata Le Pen ha fidelizado un electorado popular alrededor de su proyecto, particularmente nacionalista y más social que el de su padre. Desacreditar a RN es debatir sobre sus fundamentos, sus propuestas y continuos requiebros. Todos los asuntos que sirven de carburante a Reagrupación Nacional (la inmigración, el sentimiento de relegación, la pérdida de eficacia del Estado) deben abordarse hasta llevar al partido de extrema derecha a sus propios atolladeros. Recuérdense las renuncias a la salida de la Unión Europea y el abandono del euro.
Para la primera ministra Borne, una ideología basada en la preferencia nacional, dicho de otra manera, asentada en el rechazo al extranjero -convertido en el buque emisario de los males franceses-, es peligrosa. No es mujer de lavarse las manos por conservar el poder. Si al presidente Macron le parecen ineficaces, incluso contraproducentes, los argumentos morales para combatir a la extrema derecha, ¿cuál es su balance y el de su mayoría en lo concerniente a la promesa electoral de forzar el retroceso de RN? Centrarse únicamente en la credibilidad de Reagrupación nacional también es un método antiguo. Borne avisa de que nunca estuvo tan alta la fuerza de la extrema derecha. Los argumentos morales mantienen su pertinencia.
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