Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Hemos vivido días en los que nuestras cabezas se llenan, entre otras cosas, de ideas para obsequiar especialmente a los más pequeños de nuestro entorno. Listas de posibles regalos en las que destacan los dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tabletas digitales y toda suerte de ... aparatos 'inteligentes'. Resultan, sin duda, los más deseados.
El Parlamento europeo ha aprobado la normativa para obligar a que antes de que acabe 2024 todos estos dispositivos que se vendan en la UE incorporen un mismo puerto para su recarga. Acabaremos así con una disparidad que solo incrementa costes y basura. ¿Por qué no una iniciativa, también, para regular la seguridad de los dispositivos digitales interactivos y conectados, que controle el acceso de los menores, sus posibilidades de interacción y tiempo de uso?
Sabemos que los creadores y gestores de contenidos para estas tecnologías están desplegando estrategias comerciales que dejan al usuario inerme, estrategias frente a las que parecen juegos de niños aquellas desarrolladas por algunas compañías tabaqueras para fomentar la adicción de los consumidores, estrategias altamente preocupantes que, al menos en el caso de los menores, son totalmente inaceptables.
No debiera constituir motivo de especial inquietud la actividad del estudiante con estos dispositivos durante el tiempo y en el espacio escolar. Este ocupa casi una cuarta parte de su vida activa y no es, por lo tanto, baladí. Es de hecho, el mayor periodo de tiempo regulado en la vida del menor, concebido precisamente para posibilitar su formación personal, profesional y ciudadana, y de ahí su importancia singular.
Pero aquí la solución es sencilla. Una simple instrucción de la Administración educativa correspondiente a todos los centros puede limitar el uso de estas tecnologías en el espacio escolar, tanto las propias del centro como las del menor, a su utilización con carácter didáctico y bajo la dirección del equipo docente. La iniciativa del Ministerio de Educación en la Conferencia sectorial parece encaminada en este sentido. Y el currículo básico, completado por los implantados en desarrollo de sus competencias por las distintas comunidades autónomas, ya indica, además, que el espacio educativo es también el adecuado para formar en un uso eficaz pero crítico y responsable de estas tecnologías. Con normas de funcionamiento y criterios de formación, el centro educativo puede constituir un espacio suficientemente seguro para el estudiante.
Pero el problema principal no está en el horario escolar, sino en esas otras horas -hasta ocho diarias apuntan distintos informes- en las que el menor navega e interactúa, con total autonomía y sin supervisión alguna, mediado por estos dispositivos. Una situación habitual para más de la mitad desde los 10 años, y para cerca de la totalidad apenas cuatro años después. Es en ese tiempo, en el que participa en redes sociales, juega en línea y utiliza programas y aplicaciones móviles, cuando se puede producir, y a menudo se produce, el asalto a su intimidad, la recepción de mensajes cuando menos perturbadores, la participación en conductas inadecuadas y el acceso a contenidos inapropiados y nocivos para su formación. Es en ese momento cuando los algoritmos diseñados para atrapar al usuario pueden afectar gravemente a su capacidad, su seguridad y su bienestar emocional, y por tanto, a su salud.
Y ese riesgo demanda una actuación específica de otras instituciones. Desde hace largo tiempo, la Unión Europea vela por la seguridad en nuestras carreteras. Con un nuevo reglamento ha impuesto normas de seguridad más estrictas para los fabricantes de automóviles que notaremos especialmente a partir de este año, a fin de reducir la siniestralidad vial y aumentar la protección de todas las personas. Y cada vez más lo hace en otros ámbitos de la salud y la seguridad, sea el alimentario, el medioambiental o el laboral por ejemplo.
También lo ha hecho recientemente en el terreno de los juguetes, con una iniciativa de la Comisión para actualizar sus normas de seguridad, aumentando la protección y reforzando el control. Pero en cuanto a la utilización de estos dispositivos electrónicos por menores, la Unión Europea se ha movido casi exclusivamente en el marco de la concienciación de los usuarios y la autorregulación de las empresas, iniciativas interesantes pero insuficientes. Resulta imprescindible que exija la implantación en estos dispositivos digitales de herramientas sencillas, potentes y actualizables de control de acceso a contenidos, requisitos efectivos para la interacción y limitación del tiempo de utilización.
Regalamos patines y patinetes acompañados de oportunos cascos y rodilleras, y juguetes de todo tipo fabricados bajo el estándar de seguridad europeo. Pero mientras no proporcionemos una protección similar a los dispositivos electrónicos, interactivos y conectables que entregamos a los menores, nuestros obsequios constituirán una auténtica manzana envenenada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.