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'Si vis pacem para bellum' (si quieres la paz, prepárate para la guerra), la máxima latina mencionada por el parlamentario popular Carmelo Barrio en el Parlamento vasco al hilo de la invasión militar de Ucrania por el ejército ruso, refleja la realidad de los ... hechos sobre el terreno. Barrio dijo del aforismo latino que no era de sus favoritos, pero que hacía pensar que la democracia tiene sus enemigos. Coincido en la apreciación. Vale en el caso de la guerra contra Ucrania y vale sobre la historia reciente de nuestro país, en el que quienes ejercieron violencia ilegítima pedían negociar para lograr la paz.
El conglomerado ETA-Herri Batasuna empleó la violencia armada contra civiles, contra instituciones, contra los cuerpos policiales… para conseguir objetivos políticos; mientras hacían estallar bombas y disparaban a la nuca de quienes les molestaban o sobraban, pedían la negociación para llegar a la paz, 'si vis pacem'.
Putin, a través de la más extrema violencia, la guerra, pretende despojar a Ucrania de su soberanía y de su independencia y cambiar el 'statu quo' de la Europa posterior a la Guerra Fría con nuevos estados surgidos de la desintegración de la URSS, como Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia o Ucrania; una realidad que molesta e inquieta al jefe del Kremlin. La orientación política prooccidental de esos países le resulta amenazante.
Encuentra díscola a Ucrania porque aspiraba a incorporarse a la Unión Europea, tal vez incluso a la OTAN. Ante tales pretensiones, Putin optó por la vía de la injerencia bélica, preparó la guerra -'para bellum'- no por la guerra 'per se', sino para lograr unos objetivos. Primero la guerra y después la paz. El plan de Putin de cambiar las fronteras ocupando regiones de Ucrania viene ejecutándose desde 2014. Anexionó la península de Crimea, el estratégico territorio del mar Negro, y ha alimentado una guerra de desgaste del Gobierno de Kiev y contra la población ucraniana de la región del Dombás, animando y pertrechando a los grupos armados prorrusos de la región. Putin proclamó la independencia de Lugansk y Donetsk y a continuación dio la orden de invasión terrestre de Ucrania a las unidades del ejército desplegadas en la frontera. Estados Unidos y la UE, evitando implicarse de forma directa en la guerra, arman a Ucrania contribuyendo a que se defienda de la agresión.
En las intervenciones de las parlamentarias de EH Bildu sobre la guerra pasaron por alto uno de sus mantras: la independencia. ¿Acaso no está la coalición por la independencia de Ucrania? ¿Estará quizás por la independencia del Dombás?
Pero vuelvo al título, 'Si vis pacem, para bellum', porque en él se halla el meollo de lo que estamos viendo con horror desde hace semanas: la guerra contra los civiles y contra las infraestructuras básicas y estratégicas de Ucrania a manos del ejército ruso. Mientras se suceden los desmanes de la guerra, delegaciones de los gobiernos ucraniano y ruso se reúnen. ¿Lograrán la paz? Que nadie espere resultados políticos significativos de estas negociaciones simultáneas a la guerra, que -¡ojalá me equivoque!- puede durar aún meses. Cuando Putin logre sus objetivos bélicos -entre otros, el control militar del territorio comprendido entre la región del Dombás y la península de Crimea e incluso la ocupación de la ciudad portuaria de Odesa-, a Ucrania le va a resultar aún más difícil la resistencia y será entonces cuando el jefe del Kremlin active el instrumento de la negociación. Una de las variables, y no menor, de la fortaleza de las partes en las negociaciones posbélicas es el balance de los frentes de guerra.
Putin, tan hábil en el uso de la propaganda como determinado en la supresión de la libertad de prensa tipificando el uso de términos como 'invasión' o 'guerra' como delito punible con hasta quince años de cárcel, no va a oponerse nunca al diálogo, ni aun cuando sus aviones bombardean hospitales, teatros y supermercados en Ucrania. Ni se opone al diálogo ni renuncia a la guerra, no hasta que dé fruto.
El parlamentario Martínez Zatón (Podemos-Ahal Dugu) afirmó en la Cámara vasca que «la mejor forma de parar esa sangría y esos crímenes de lesa humanidad es la negociación y el acuerdo político». No se puede parar la agresión bélica de Putin contra Ucrania solo con diplomacia. El fuego armado no se acalla solo con palabras. En cuanto a los crímenes de lesa humanidad, si el tribunal concernido formula acusaciones contra sus instigadores en Ucrania y logra juzgarlos, sería un avance civilizador contra las guerras.
Si el ejército ruso se impone sobre el terreno, Putin pondrá toda la energía en la negociación, en la que, en el mejor de los casos, se abordarán cuestiones debatibles sobre la seguridad de los Estados de la Europa oriental, y en el peor un cambio de las fronteras de Ucrania que Putin trata de alcanzar por medio de sus guerras.
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