Euskadi cuenta con una Ley de Medidas para la Gestión de la Pandemia Covid-19. Una norma que intenta reforzar nuestra seguridad jurídica y hacernos más fuertes como sociedad y como país. Esta iniciativa se puso en marcha a principios de este año tras valorar ... los autos del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y ante un eventual final del estado de alarma. Es una ley que marca un punto de inflexión, si bien es cierto que estamos deseando que esta ley aprobada no haya de ser puesta en práctica, ni en el presente ni en el futuro.
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Todos los esfuerzos y privaciones soportados estos meses encuentran ahora un sentido y el reflejo de su utilidad. La mejora de la situación y el éxito de la vacunación es un logro compartido del conjunto de la sociedad y, especialmente, de aquellos colectivos que han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia. Es un éxito de los mejores valores y actitudes cívicas.
Seguimos en emergencia sanitaria y nos mantendremos en esta situación durante el tiempo que sea necesario. Hemos hecho un gran esfuerzo durante más de quince meses, pero el virus sigue entre nosotras y nosotros. Los expertos piden a las administraciones que mantengamos la estrategia de medidas hasta alcanzar, al menos, la tasa de 60 casos positivos por cada 100.000 habitantes. Preocupa y, por lo tanto, nos ocupa y da sentido a la continuidad en emergencia sanitaria la expansión creciente de la variante Delta, así como la tasa de incidencia alta en jóvenes, principalmente.
En el Estado no se ha dado por finalizada la crisis sanitaria y la «decisión condicionada» sobre uso de mascarillas es el mejor ejemplo de ello. Seguimos hablando de brotes y rebrotes. No hay organismo mundial que haya dado por concluida la pandemia. No hay inmunidad global. Seguimos siendo vulnerables al SARS-Covid-2, a la Covid-19. La pandemia no ha finalizado, tenemos que hacer un último esfuerzo.
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Apelo, una vez más, al buen hacer y el compromiso personal y comunitario.
Es responsabilidad de todas y todos los representantes públicos cuidar la relación política y aplicar los mejores valores y actitudes; primordialmente, el juego limpio, la verdad y el respeto. No todo vale en política, no todo vale en la legítima lid entre Gobierno y oposición. Pondré un ejemplo que considero significativo: no vale tergiversar los llamamientos institucionales al «compromiso» colectivo para acusar al Gobierno o al lehendakari de «culpar» a la sociedad. Las discrepancias no pueden utilizarse para tensionar la relación política. Menospreciar el respeto personal, no jugar limpio o faltar a la verdad es no entender el valor intrínseco de la política, del compromiso al servicio de la sociedad a la que nos debemos. Esta debería ser también una lección aprendida de esta dura experiencia.
Estoy convencido de que vamos a salir de esta situación y superar esta pandemia. Gracias al buen hacer del conjunto de la sociedad vasca, de las y los trabajadores y responsables que conforman Osakidetza. Gracias a la labor de todas y todos los profesionales de los servicios esenciales. Gracias a las instituciones y a la iniciativa privada trabajando de forma colaborativa. Gracias al compromiso social.
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Confío plenamente en la sociedad vasca. Siempre lo he hecho. Confío en la responsabilidad y la autoexigencia individual y colectiva, comenzando por el ejemplo personal. Confío en el espíritu «auzolana», el trabajo compartido en pos de un bien común. Estamos demostrando esta capacidad colectiva de superación. Solo esta suma de esfuerzos explica que, en este momento, la tasa de incidencia acumulada a catorce se sitúe en los 100 casos por 100.000 habitantes. Hemos logrado administrar 1,9 millones de dosis de la vacuna en seis meses. Un total de 1,2 millones de personas han recibido al menos una dosis y, de ellas, 800.000 gozan de la inmunización completa. Expreso mi agradecimiento a la sociedad en su conjunto, a las y los profesionales que están consiguiendo ofrecer la mejor respuesta con esfuerzo y compromiso.
Iniciamos una nueva etapa en la lucha contra la pandemia. Una etapa de reconstrucción social, emocional, económica y del empleo. Espero y deseo que esta nueva etapa ofrezca, también, signos de reconstrucción de la relación política, de puesta en común de los mejores valores y actitudes cívicas.
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Apelo a los grupos políticos a tomar conciencia de la situación que vive y va a vivir la sociedad vasca. Hago un llamamiento a la responsabilidad y la altura de miras, a desterrar el cortoplacismo y la instrumentalización de las dificultades del momento presente y futuro. Es tiempo de política con mayúsculas, de colaborar y trabajar a favor de la salud y el bienestar de la sociedad vasca en esta nueva etapa que iniciamos.
Comparto mi convicción fundada de que saldremos adelante y lo haremos no dejando a nadie atrás. Seguiremos actuando con prudencia y equilibrio. Saldremos adelante porque la sociedad vasca, todas y todos juntos, estamos asumiendo una responsabilidad a la altura de las dificultades que esta pandemia nos ha impuesto.
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