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Premio Gregorio Balparda 2023
Encarnó el espíritu de esos hombres que empeñaron hacienda y tiempo en ideales políticos y preocupaciones intelectuales
esteban goti
Martes, 17 de enero 2023, 00:13
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Martes, 17 de enero 2023, 00:13
Desde 2020, la Sociedad El Sitio celebra cada 17 de enero la concesión del Premio Gregorio Balparda. Fue alcalde de Bilbao a comienzos del siglo XX, insigne historiador y abogado. Llegó a ocupar el cargo de presidente de nuestra entidad. El galardón que lleva su ... nombre se concede, de forma general, a un historiador o jurista para honrar así la doble condición académica y profesional de Balparda. Don Gregorio representó un liberalismo de signo progresista, cuyos rasgos más claros fueron el deseo de incorporar para el sistema de la Restauración a las corrientes políticas socialistas y republicanas, así como el diseño de un partido liberal vizcaíno que contuviera aspiraciones avanzadas de carácter económico y social. La obra de Javier Cangas da buena cuenta de estas interesantes cuestiones.
Puede decirse que el término 'liberal' no precisa de mayor adjetivación, aunque histórica y politológicamente se diferencian tendencias más o menos conservadoras y progresivas. La teoría política liberal, en síntesis, indica el deseo de limitar el poder político y la concentración del económico, a fin de que la persona sea protagonista del gobierno de la comunidad y tenga en sus manos la capacidad de emprender actividades profesionales que le permitan desarrollar sus proyectos personales y familiares. En este sentido, Gregorio Balparda fue un liberal completo.
Las idas y venidas de la actividad política desde la restauración democrática de 1977-1978 provocaron que Gregorio Balparda perdiera una de las principales calles de la villa de Bilbao, la actual Autonomía. Es preferible pensar que se quiso priorizar el significado del nuevo nombre que se le dio a la vía que entender que se apostó por infravalorar la persona de Balparda. Desde luego, don Gregorio no tuvo nada que ver con el régimen franquista, pues fue asesinado en el barco-prisión Cabo Quilates, el 31 de agosto de 1936. Cualquier utilización que las autoridades llamadas nacionales hicieran de Gregorio Balparda es responsabilidad de aquellas y ajena a la memoria real de nuestro protagonista.
Sobrados son los méritos que don Gregorio tiene en su haber para contar con un tramo principal en la urbe por cuya autonomía municipal luchó tanto. Balparda conserva una calle en nuestra villa, ciertamente, y un busto de gran belleza, en donde realizaremos una ofrenda floral poco antes de entregar el premio. Con todo, estamos convencidos de que la petición de una calle más amplia en su homenaje es consecuencia lógica de que Gregorio Balparda encarnó el espíritu de esos hombres que, como él, empeñaron hacienda y tiempo en ideales políticos y preocupaciones intelectuales, más allá de una actividad rentista y rentable, que, sin duda, podía haber tenido. El estudio y la vocación política fueron sus absolutas prioridades, y a ellas procuró servir con honestidad de conciencia.
Este año que acabamos de inaugurar, la Junta Directiva de la Sociedad El Sitio ha querido conceder el Premio Gregorio Balparda, a título póstumo, al fallecido jesuita, teólogo, filósofo, jurista e historiador Fernando García de Cortázar. Fue un gran amigo de esta Sociedad desde el comienzo de su reactivación en 1980. Su ingente labor historiadora dio lugar a decenas de volúmenes, artículos, producciones audiovisuales e iniciativas de defensa democrática. Sí, Fernando García de Cortázar fue un referente para la defensa de la dignidad humana y ciudadana. Tuvo el valor de ponerse al frente de las posiciones que denunciaban la acción terrorista de ETA. La comodidad no era una alternativa. Fue miembro de la Real Academia de la Historia, dirigió la Fundación Vocento, 'El Noticiero de las Ideas', así como la Fundación Dos de Mayo Nación y Libertad. En 2008 recibió el Premio Nacional de Historia. Fue condecorado, igualmente, con la Orden del Mérito Constitucional, la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo y distinguido con la francesa Orden de las Palmas Académicas. Y, sin embargo, lo que hizo de él un amigo de los valores liberales y, ante todo, un profundo cristiano, fue su capacidad de estar en muchos lugares y con muchas personas, en toda diversidad.
El 18 de marzo de 1981 dejó escrito en nuestro libro de visitas: «Amo a mi pueblo porque soy mi pueblo. No soy un demagogo. Por ello pido tolerancia y cultura, democracia y competencia para este pueblo vasco. Que todos en la nave de El Sitio hagamos del País Vasco un rincón profano (sic) de España, alegre y entrañable».
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