La diferencia entre lo que nos produce miedo o terror es muy fina. Clasificamos igual una película de miedo que una de terror. Por tanto, no es de extrañar que esa delgada línea también esté presente a la hora de etiquetar los sentimientos de los ... llamados 'pinchazos'.
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En cualquier caso, creo que la clave no está tanto en lo que sentimos, sino en cómo reaccionamos ante estos sentimientos. Es cierto que los sentimientos no son controlables. Vienen sin más fruto de las circunstancias -si no, qué fácil sería sentirse feliz-. Lo que sí podemos controlar es la reacción que tengamos ante ellos, nuestro modo de actuar.
Como animales que somos, nuestra amígdala activa más rápido el cerebro reptiliano -el de lucha/huida- que nuestro cerebro emocional (límbico) y nuestro cerebro racional (neocórtex). Por ejemplo, ante un incendio doméstico, activamos inmediatamente nuestro cerebro reptiliano. Segregemos adrenalina y cortisol, y así nuestro corazón latirá más rápido y fuerte para una reacción inmediata. Más tarde activaremos nuestro cerebro emocional (en fracciones de segundo) y finalmente nuestro cerebro racional.
Lo curioso es que este mecanismo humano no solo se activa ante una amenaza real. Basta con percibirla. Es decir, ante un grito de «¡fuego!», una estampida masiva o una fuerte sirena, activaremos este mecanismo aunque no haya visto fuego alguno. Es instintivo y nos ocurre a todos. Sin embargo, lo que sí variará será el sentimiento que esa situación nos genera. Por ejemplo, si usted es bombero probablemente no se altere tanto, ya que domina ese tipo de situaciones y, por ello, no segrerará tanta adrenalina y cortisol como el resto. Por tanto, tras esa reacción inicial se encontrará más calmado y así le será más sencillo activar su cerebro racional, mientras que el resto continúa con su neocortex secuestrado por la adrenalina y el cortisol dichoso. Es decir, el bombero podrá pensar y decidir con más lógica racional.
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¿Y por qué le cuento todo esto? Pues sencillamente porque existe un cierto pararlelismo entre su estampida sin ver el fuego y el efecto de los pinchazos en parte de la población. Desde la perspectiva científica, los expertos coinciden en que un pinchazo rápido y cutáneo, independientemente de la sustancia que se inyecte, no puede provocar un sometimiento de la víctima de manera fácil. Es decir, racionalmente no parece sostenerse que un pinchazo pueda ser el facilitador de una posterior agresión sexual. Ahora bien, del mismo modo que solo el bombero piensa racionalmente ante un incendio, solo quien no es sujeto de una posible agresión sexual puede pensar de manera más fría. Es muy fácil hablar cuando no eres la potencial víctima.
Dicho de otra manera, es probable que la parte de la población no amenazada ante estos hechos -es decir, los varones principalmente- reste importancia al sentimiento que genera un posible pinchazo y ningunee el sentimiento del posible afectado, entrando rápidamente entrando rápidamente en la discusión lógica. Pero la realidad es que somos, ante todo, seres emocionales. En todos los ámbitos de nuestra vida, primero entra la emoción y después la razón. Incluso en ámbitos tan técnicos como la economía - de hecho, Daniel Kahneman recibió en 2002 el Nobel en Economía en 2002 por demostrarlo-. Por eso, tenga mucho cuidado en esta discusión sobre los 'pinchazos' ya que no es lo mismo si está o no en el grupo de los amenazados.
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¿Y qué podemos hacer ante estos hechos? Creo que dos medidas fundamentales. Por un lado, apoyar y acompañar a quienes se sienten más vulnerables. Recuerde: desde la empatía, no desde la lógica de los datos científicos, ya que es muy fácil hablar racionalmente cuando usted no está amenzado. Poco a poco, aumentará su seguridad y terminará entrando el neocórtex y el dato duro. Por otro, no solo tienen que sentirse arropadas por la población, sino que además hay que actuar con contundencia por parte de los cuerpos de seguridad. Para eso están precisamente, para proteger los derechos de la población más vulnerable. Esto no es una simple gamberrada, lo mismo que una falsa amenaza de bomba en un aeropuerto es algo muy serio, esto también lo es. Coarta la libertad de movimiento de una parte importante de la población.
No podemos dejarnos amedrentar por unos pocos que no entienden que una amenaza puede constituir delito. Como individuos de esta sociedad, no posicionarse y quedarse callados frente a este tipo de actos -igual que en otros actos que generan terror- es dar alas a este tipo de delincuentes. No se trata de una gamberrada. Se trata de algo mucho más serio. Y no podemos callarnos por no ser los directamente afectados.
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