Agentes políticos, judiciales y sindicales lideran una batalla contra la equiparación de requisitos lingüísticos entre el euskera y el castellano. UGT y CC OO han impulsado demandas judiciales en este sentido. Basan su batalla en una concepción muy singular del acceso a las administraciones. Para ... lograr una plaza en Osakidetza se exige, por ejemplo, el grado en Medicina. Quienes no han estudiado en la facultad de Medicina no sufren discriminación ni imposición, simplemente no han adquirido el conocimiento requerido. No existe un derecho universal a trabajar en las administraciones y se debe elegir a los de mejores aptitudes. Esta lógica tiene una excepción en Euskal Herria: el euskera.

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CC OO y UGT demandan eliminar los requisitos de euskera, pero el conocimiento de los dos idiomas oficiales es el único punto de partida posible para elegir libremente el idioma en el que se reciba el servicio o se pueda trabajar. El conocimiento de un solo idioma impone su uso y coarta la libertad para hablar otro. Se puede aprender euskera, y se puede estudiar Medicina; pero exigir el conocimiento de un idioma oficial como el euskera, según UGT y CC OO, resulta excluyente, y el de Medicina no. Cualquier médico será mejor médico si puede atender a la población en su idioma de elección.

Las administraciones soportan una temporalidad brutal y miles de personas llevan décadas trabajando sin plaza fija. Muchas no conocen el euskera. CC OO y UGT acordaron con el Gobierno español que estas personas deban superar un nuevo proceso selectivo para lograr la estabilidad y si no cumplen algún requisito de los puestos ofertados corran el peligro de perder el empleo. Esos requisitos pueden ser de todo tipo, pero CC OO y UGT, después de poner en peligro a toda la plantilla temporal de las administraciones, solo han demandado eliminar el requisito del euskera. Incluso el Consejo de Europa ha advertido de que solo el 11% del personal de las administraciones vascas «tiene un conocimiento práctico del euskera».

ELA ha defendido la consolidación de todas las personas y un régimen transitorio para quienes solo conocen el castellano, para que puedan aprender euskera con todos los apoyos necesarios. En el caso de los cercanos a la jubilación, ELA quiere una exención total. Pero CC OO y UGT no solicitan que se consolide excepcionalmente a los monolingües; exigen que se eliminen los requisitos lingüísticos para muchas plazas. Quieren normalizar que solo se obligue a conocer el castellano y que el servicio en euskera se deba recibir por vías excepcionales.

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Es una vía excepcional solicitar ser juzgado en euskera, sabiendo que el grueso de la judicatura no conoce esta lengua y es muy conservadora y, en consecuencia, tener menos opciones de lograr una sentencia justa. O tener que decirle a un médico en urgencias que quieres que alguien te atienda en euskera. Es tener que significarse, tomar iniciativas en situaciones de enorme vulnerabilidad.

Prácticamente el 100% de la población conoce el castellano porque la población está obligada a conocerlo. A ELA le gustaría eliminar todos los requisitos de conocimiento de euskera de las administraciones, como ocurre con el castellano, salvo con una excepción muy reveladora: a las personas de otras nacionalidades se les exige el C2 de castellano, incluso en el caso de que no lo vayan a necesitar en su trabajo: una persona de Hendaia que ha estudiado Filología Vasca no puede acceder a un puesto en una escuela pública de Irún dando clases de euskera sin un conocimiento de C2 del castellano (el máximo exigible). El objetivo es claro: el castellano debe ser el único idioma de trabajo habitual y el uso del euskera será siempre excepcional.

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Para no tener que exigir requisitos de euskera en la Administración, esta lengua debería gozar de los mismos mecanismos de reproducción que el castellano. Quienes lideran la batalla contra los requisitos lingüísticos son los mismos que se han mostrado en contra de generalizar el modelo D, el único que ofrece terminar la enseñanza obligatoria conociendo tanto el euskera como el castellano. Posteriormente, CC OO y UGT defenderán que las personas a las que han hurtado la oportunidad de conocer el euskera son discriminadas por no hablarlo.

Transitar hacia un bilingüismo universal es el punto de partida para la igualdad y contra las discriminaciones lingüísticas. No se puede aceptar que el castellano sea el único idioma de conocimiento obligatorio y, en consecuencia, el único de uso generalizado. La igualdad de derechos exige equiparar el estatus del euskera con el castellano. La generosidad, paciencia y flexibilidad con todas las personas que trabajan en las administraciones son obligatorias y de justicia, pero no se pueden normalizar discursos supremacistas que dan por buena la discriminación que sufrimos quienes hemos optado por vivir y trabajar en euskera, o de quienes quieren aprenderlo.

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