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¿Dónde se habla el mejor castellano/español de España? ¿Y si digo que donde mejor se habla, se 'pronuncia' el castellano es en Euskadi? ... Olviden el acento de Txomin del Regato y demás parodias, olviden el defecto de emplear el condicional en lugar del pretérito imperfecto de subjuntivo ('tendría por tuviera'). Como prototipo de lo que quiero decir, como modelo estándar, señalo la forma en que se expresa Aitor Esteban: pronunciación correcta, la palabra precisa, la exactitud, tono recio. Y si le sumas una dosis de retranca, mejor.
Muchos me dirán que dónde voy, que toda la vida se ha dicho que donde mejor se habla es en Valladolid, a pesar de su chocante laísmo o expresiones como «las quedé en el sofá» (las llaves, en lugar de «las dejé»). No me refiero a la perfección sintáctica, que eso va en cada persona, sino a la expresión fónica, la cadencia, al 'tonillo'. Y es que el castellano no nació en Valladolid, sino más arriba.
Una lengua no se crea de la nada sino que procede de una lenta evolución de otras anteriores. El latín de Roma lo expanden por Europa los legionarios y en cada región, poco a poco, se va corrompiendo al mezclarse con el sustrato fonético, es decir, con la lengua que ya hablaban los nativos. Y llega un momento en que se influyen, se corrompen y se alejan tanto del modelo original, que nace una nueva lengua. Así, el latín es 'padre' de diez idiomas.
Latín y vascuence convivieron largamente durante la romanización y surge una interconexión, un trasvase de palabras. Cientos de préstamos latinos se integran en el euskera y siguen la evolución lingüística según las propias reglas vascas: 'apata' (abad), 'apiri' (abril), 'kurutze' (cruz), 'katua' (gato), 'zartagina' (sartén) y cientos. E igualmente, palabras vascas son asumidas en el nuevo idioma: izquierda, órdago, laya, bacalao, barruntar, aquelarre, chaparro...
Así pues, podemos decir: de la forma como los vascones de la zona fronteriza pronuncian el latín al hablar con los legionarios va a surgir un latín vulgar que derivará poco a poco en el romance o 'castellano vulgar' inicial. Es decir, el latín es el padre del vocabulario castellano en su etimología, pero el padre fónico es el vascuence, tal como afirman el dialectólogo Rafael Lapesa y otros eminentes lingüistas. Por eso se señala como cuna del 'romance', o castellano inicial, la frontera lingüística que se demarca por Castro Urdiales, Medina de Pomar, Mijangos, Oña, Valpuesta (siglo IX), Nájera, San Millán de la Cogolla (siglo XI), Santo Domingo de Silos. Las lenguas no 'nacen' en un sitio concreto sino que son un 'continuo' que va evolucionando y luego se recoge, o no, en algún cartulario o glosario. El castellano más antiguo no son las glosas de San Millán de la Cogolla (que se llevan la fama), sino los Cartularios de Valpuesta, donde ya no son palabras sueltas sino expresiones completas más antiguas y auténticas. Los dos enclaves eran zonas vascoparlantes (ahí está la toponimia) del reino de Navarra, que Valpuesta también era zona vascona, aunque actualmente es un entrante artificial de la provincia de Burgos en Álava.
El vascuence aporta a esa 'nueva' lengua la claridad de sus cinco vocales, la firmeza de esas erres bien cerradas, el paso de la 'f-' inicial a 'h-': 'filium', hijo; 'filum', hilo; 'fábula', habla, que son características exclusivas del castellano respecto a las otras lenguas latinas.
Y si alguien tiene dudas, los periodistas nombraron como mejor parlamentario en su momento a Josu Erkoreka, y en esta legislatura han señalado como uno de los mejores a Aitor Esteban. Y vayamos a grandes comunicadores vasconavarros de televisión y radio: José María Íñigo, Ana Blanco, Iñaki Gabilondo, Amestoy, Ane Igartiburu, Silvia Intxaurrondo, Ramón García, Iñaki López, Aimar Bretos, Íñigo Alfonso. Y sigamos: Carlos Sobera, Anabel Alonso, Adela Úcar, Aitor Albizua, Adela González, Emma García, Patricia Gaztañaga, Helena Resano, Cristina Pardo, Mariló Montero, Beatriz Solano, Julian Iantzi... Y donde arrasan es en las corresponsalías provinciales de las distintas cadenas, la mayoría tiene nombres de aquí. Es un hecho constatable, obsérvenlo.
En tiempos de Felipe II abundaban los secretarios 'vizcaínos' (vizcaíno era cualquiera que hablaba vasco), precisamente por su buen dominio del castellano. Abundan los Ercilla, Mancisidor, Ibarra...
Es una forma de hablar el castellano según el paradigma estándar, elegante y para todos. Resultaría muy chocante un locutor hablando para todo el país con otros 'acentos' dialectales, algunos casi ininteligibles, otros donde se comen las 'eses' o se confunden las 'zetas' o se aspira tanto la 'h' que desaparece. Tienen todo mi respeto, no faltaba más, pero son dialectos, no son estándar, y no quiero señalar a ninguno para no levantar supuestas ofensas, pero imagínense la 'jartá' a reír con el simpático exfutbolista Joaquín presentando los telediarios.
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