![El nuevo matón del Cáucaso](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202301/03/media/cortadas/caucaso3-kciD-U190138971296ABG-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Azerbaiyán sigue a lo suyo. Y lo suyo es presionar inmisericordemente a los armenios con todas las armas a su alcance. Presionar con un objetivo claro. Presionar para seguir robando territorio a quienes les cuesta cada vez más defenderse. Presionar a un país que no ... está respaldado sin fisuras por potencia regional o global alguna. País cuyo único valedor real, a pesar de las desconfianzas y no siempre, es la Rusia que se desangra en Ucrania.
El 3 de diciembre un grupo de presuntos 'activistas ambientales' azerbaiyanos empezó a bloquear la carretera que une Stepanakert, capital de Artsaj/Nagorno-Karabaj, con la ciudad de Goris, ubicada ya en territorio armenio. Estas acciones se venden como «iniciativas de defensa ambiental» aunque sean parte de la guerra híbrida con la que Azerbaiyán pretende cortar la conexión entre ambos territorios, a la par que cuestiona y debilita el arbitrio y la autoridad de las tropas rusas de mantenimiento de la paz desplegadas en el territorio desde noviembre de 2020.
Al bloqueo de carreteras se ha sumado, últimamente, el corte del suministro de gas cerrando el 'Corredor de Lachín', el que permite la comunicación de estos territorios. Estas actuaciones se añaden al acoso al que someten tropas azerbaiyanas a los agricultores del valle de Amaras (muertos cerca de Martakert y heridos en Khramot), disparando contra ellos, como el pasado 16 de noviembre, destrozando la maquinaria y asustándoles con su continua presencia en las zonas donde desarrollan su labor (Hatsi, Machkalashen...), y a la agresión bélica de septiembre, la más letal desde la guerra de 2020.
De todas estas maniobras se deduce que Azerbaiyán ya no se conforma con ocupar Artsaj/Nagorno Karabaj, sino que aspira a adueñarse de toda Armenia, paso previo a la desaparición del país. No les temblará la mano si tienen que llevar a cabo un genocidio como el de sus padrinos turcos a principios del siglo XX. Por eso los más de 100.000 armenios que viven en este enclave sufren un hostigamiento permanente, tanto de índole militar como psicológico. Aprovechando la guerra en Ucrania y la dependencia energética europea, Azerbaiyán incrementa el acoso y hostigamiento a los armenios de Artsaj y a los de la propia república. Ya no teme, e incluso se mofa de la reacción de Moscú ante un desafío a sus fuerzas de mantenimiento de la paz.
Todo esto está pasando ante nuestros ojos y, al igual que con otros conflictos del planeta, ni los diferentes gobiernos occidentales ni la UE pueden decir que lo desconocen. A pesar de esta obviedad, ni unos ni otra se manifiestan en ningún sentido y guardan un execrable silencio frente a las agresiones del régimen de Ilham Alíyev. Alíyev presume de su 'armenofobia', a la par que controla la mayoría de los medios de comunicación del país, emascula las redes sociales e impide la entrada de prensa extranjera en momentos como este. Ahora es el ecologismo y luego será cualquier otra excusa que le permita continuar con sus planes expansivos, en una primera fase, y exterminadores, después.
El 'bloqueo ecologista' terminó tras la negociación entre el mando de las tropas rusas de mantenimiento de la paz y los 'activistas' azerbaiyanos. Hasta la próxima, ya que ha quedado claro que los azeríes pueden crear una crisis humanitaria cuando quieran y continuar así con sus ensayos de guerra híbrida.
Armenia, con una diáspora que casi triplica la población del país, surgida a raíz del genocidio de 1915, y con un territorio reducido a más o menos un tercio de lo que era, se aferra a un espacio aparentemente insignificante porque eso implica ser respetada como nación. Frente a ellos, un país, Azerbaiyán, que quiere, con el respaldo turco, un enclave que no fue suyo hasta 1923 y que siempre ha estado poblado por armenios. Turcos y azeríes son pueblos que comparten rasgos culturales e históricos y que están separados geográficamente por Armenia, un país que tuvo salida a tres mares y que hoy es una pequeña ínsula sin mar entre Azerbaiyán y Turquía. Desde 1994 la balanza se ha inclinado hacia Azerbaiyán porque sólo su presupuesto militar cuadruplica al armenio, porque su PIB es casi 6 veces superior y porque triplica la población de sus enemigos.
La sólida relación que mantienen los azeríes con los turcos se basa en una visión 'pantúrquica' cuyo fin último es ocupar lo que consideran el Azerbaiyán Occidental (Armenia) y un amplio territorio del Irán actual. Y todo parece indicar que es cuestión de tiempo, salvo que la geopolítica mundial dé un giro que favorezca a los armenios, ya que la Unión Económica Euroasiática y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que lidera Rusia es más un deseo que una realidad. Su debilitamiento en Ucrania está favoreciendo los estallidos de violencia en el Cáucaso y Asia Central. La competencia de las potencias de esta zona del planeta por lo que es un corredor entre las economías asiáticas y los mercados europeos es cada vez mayor y Armenia tiene la mala suerte de ser un peón prescindible.
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