Yo cerraba los ojos; yo apretaba los puños; yo blindaba mi pecho con metales helados; yo sorbía a raudales la alegría y el fuego para escapar, bravía, al acoso del Ángel».
Este hermoso poema de la genial intelectual y escritora de Bilbao Ángela Figuera perfectamente ... podría representar el estado de ánimo de Julián Zugazagoitia en los instantes finales de su vida, cuando el ángel mortal se acercaba a cumplir su impúdica y cruel misión de sacar el soplo de vida de aquel hombre tan bueno.
Quienes suscribimos este artículo compartimos con 'Zuga' el amor por Bilbao, la pasión por la Política -así, en mayúsculas- y el convencimiento de que un mundo mejor es posible. Y su memoria nos inspira en el presente.
Ser parte de la Corporación municipal en cualquier ciudad, villa o pueblo es quizá la manera más directa de servir a los ciudadanos y las ciudadanas. La cercanía, el conocimiento profundo de las materias y el comprobar que 'pisando calle' es posible encontrar una solución justa y razonable a los asuntos.
'Zuga' amaba Bilbao y quiso dedicar su tiempo al servicio de sus convecinos y sus convecinas. Hablando con sus familiares, compruebas que ese orgullo de Bilbao le acompañó siempre y lo transmitió a sus descendientes.
Y fue la política su gran pasión. Quienes hemos vivido tiempos oscuros, difíciles y en los que parecía no haber salida sabemos que es la Política, la buena política, la herramienta más útil para resolver los conflictos. Julián Zugazagoitia practicó ese noble arte de la política bajo la premisa del servicio público. No hay nada más emocionante que la educación de los niños y las niñas, ver a las personas vulnerables vivir sin temor, comprobar que hay derecho a la salud para cualquiera. En suma, que los derechos y las libertades se pueden ejercer en paz.
Su amistad con Tomás Meabe, a quien acompañó en sus empresas en pro de los derechos de la infancia y la juventud, y su labor al frente de diarios como 'La lucha de clases' o 'El socialista' son vivos ejemplos de compromiso.
Y su etapa como ministro de la Gobernación, en la que nombró por primerea vez a una mujer como gobernadora civil en la historia de nuestro país, abogando siempre por un trato justo y respetuoso con los derechos humanos a todas las personas, sin importarle su adscripción ideológica, acredita que fue un hombre noble, de corazón limpio y cuyas ideas son muy necesarias en estos tiempos convulsos que estamos viviendo.
Por ello, cuando tuvimos noticia de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había decidido otorgar el reconocimiento del Estado a Julián Zugazagoitia con ocasión del Día de la Memoria, y convocar a sus descendientes para tributar el homenaje que se merece debemos confesar que sentimos una emoción indescriptible y que se resume en una sola palabra: Gracias. Gracias por el homenaje a la persona y a sus ideas. Ideas por las que tantos y tantas lucharon y sufrieron padecimientos.
Cuando en 1940 la Gestapo le detuvo en París y le entregó a las fuerzas franquistas por el puente internacional de Irún, 'Zuga' fue plenamente consciente del cruel final que le aguardaba. Y, pese a ello, en las horas previas a su vil ejecución por el fanatismo del ominoso régimen de Franco, no salió de su alma bella ni una sola llamada al odio y al rencor. Creía en un futuro mejor y deseaba para España paz, justicia, democracia y libertad. Así lo escribió a sus familiares y así han cultivado ellos y ellas el recuerdo de Julián y la alegría de vivir.
Eneko Andueza, secretario general del PSE-EE, ha expresado su deseo de recordar a esta egregia personalidad del socialismo vasco como expresión de amor a la libertad y defensa de la convivencia. Porque construir convivencia es la seña de identidad de un proyecto político que hace más de 145 años compartimos en esta tierra y del que Julián Zugazagoitia es un referente singular.
Las religiones suelen colocar a sus personalidades en altas peanas. Pues bien, si hubiera algo semejante en el mundo laico, sin lugar a dudas 'Zuga' estaría en lo más alto. Porque, parafraseando a Antonio Machado, fue un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra bueno.
Comenzábamos este artículo con un poema de Ángela Figuera. Pues bien, la villa de Bilbao ha tenido a bien destacar a un hijo como Julián y una hija como Ángela con sendas calles situadas muy cerca la una de la otra. Julián, nunca más nadie debe tener que cerrar sus ojos con miedo ante el ángel de la muerte y la destrucción. Al contrario, si a algún ser deseamos recibir es a alguien tan bueno como tú, a quien admiramos y queremos.
'Zuga', de Bilbao, socialista y buena persona. A ver quién da más.
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