Duelo perinatal
La madre y la familia que afrontan desoladas la desgracia de perder a un bebé de forma temprana necesitan acompañamiento
Nora Abete
Cofundadora de Eusko Hutsik
Lunes, 4 de noviembre 2024, 00:57
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Nora Abete
Cofundadora de Eusko Hutsik
Lunes, 4 de noviembre 2024, 00:57
Haurtxo polita seaskan dago, zapi txuritan txit bero. Amonak dio: Ene potxolo, arren, egi, ba, lo». Esta bonita canción resume perfectamente la emoción que siente una familia cuando espera feliz la llegada de una nueva vida. Y todo se centra en esa llegada, en soñar ... cómo será ese bebé, en preparar todos los detalles y acondicionar una habitación, comprar una cuna, las sábanas blancas que van a cubrirle, como dice la canción.
Y la madre contempla su vientre, siente la vida que crece en su interior y supera con una determinación asombrosa todas las transformaciones que afectan a su cambiante fisonomía.
Pero un día, de repente, la vida deja de crecer en su interior. «No hay latido», «el bebé tiene una malformación grave». Con estas frases, tan duras, tan frías, la desgracia asola a esa madre, a esa familia. Y a partir de ese momento, soledad e incomprensión.
Esta tremenda experiencia la hemos vivido miles y miles de mujeres durante mucho tiempo. Uno de cada cuatro embarazos. Y a pesar de estos datos, esta realidad se ha invisibilizado durante mucho tiempo. Demasiado. Las familias hemos vivido este duelo en silencio, sintiendo culpa, impotencia y soledad.
Precisamente por eso, me propuse que lo que yo había sufrido nunca más pasase a ninguna otra mujer, a ninguna otra familia. Y junto a un grupo de mujeres maravillosas, pusimos en marcha Esku Hutsik, la primera asociación de duelo perinatal, neonatal y gestacional de Euskadi.
Son muchas las acciones y objetivos de nuestra asociación, pero indudablemente, el acompañamiento es una de las prioridades. Que ninguna mujer, ninguna familia, se sintiera sola tras esta tragedia. Y, por supuesto, evitar cualquier sentimiento de impotencia y mucho menos de culpa. Acompañamiento y ayuda psicológica.
Y, también, visibilizar y concienciar. Si algo tenemos claro es que nuestros hijos tienen identidad. Y nuestra lucha y la de tantas otras personas tuvo su reflejo en el reconocimiento de la identidad por el Estado con la ley del Registro Civil que el Gobierno de España presentó a las Cortes Generales la pasada legislatura y que hoy es una realidad. Como decía Ramón Rubial, en democracia, la revolución se hace con el Boletín Oficial del Estado. Y hoy, sus identidades pueden inscribirse en el libro de familia.
Bilbao fue pionera en visibilizar este duelo con un espacio en su cementerio, un lugar al que las familias pueden acudir a recordar a ese bebé que se fue demasiado pronto. Fue el primero en Euskadi y, afortunadamente, después han llegado más. Pero el trabajo no concluye. La tarea de formación en centros sanitarios y registros sigue para mejorar los protocolos y la comunicación y la empatía con las familias. Esku Hutsik es ya una realidad y una referencia para muchas mujeres, para muchas familias.
El 15 de octubre se celebró el día internacional del duelo gestacional, perinatal y neonatal. Hago un llamamiento a toda la sociedad a que os unáis a nosotras en esta causa. Para visibilizar, reconfortar, acompañar y concienciar.
Y vuelvo al principio. En la canción del comienzo se canta a un precioso bebé en su cuna, calentito dentro de sus sábanas blancas. Hubo una vez en que no fue posible porque aquel bebé se convirtió en estrella y su familia quedó sumida en el desconsuelo y el dolor. Pues bien, si visibilizamos, si damos consuelo y acompañamiento, si ayudamos y colaboramos, ninguna familia volverá a sentirse sola y podrá transitar el duelo. Y quizá un día salga el arcoíris.
El duelo perinatal, neonatal y gestacional afecta a madres, padres, hermanos y hermanas, aitites y amamas y a toda la red familiar que rodea al bebé que no pudo quedarse. Es una herida invisible para la sociedad, que a menudo se encuentra desprovista de herramientas para apoyar a quienes lo sufren.
Es urgente que continuemos visibilizando esta realidad, no solo con días internacionales, sino con una concienciación constante. Juntos podemos avanzar hacia una sociedad más empática, donde el dolor de una pérdida tan devastadora encuentre el apoyo y el respeto que merece.
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