

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Un estudio realizado en una conocida empresa tecnológica a nivel mundial concluyó que sus empleadas solo aspiraban a una promoción interna cuando cumplían con el ... 100% de las condiciones solicitadas para el puesto y que, sin embargo, los empleados hombres se postulaban para el puesto cumpliendo únicamente el 60% de las mismas. Ellas se autoexigían, por tanto, mucho más que ellos para optar a un ascenso.
Se podría pensar, y muchas veces se hace, que esta falta de confianza en sus capacidades y esta autoexigencia es un problema personal de cada una de estas mujeres. Pero no lo es. El de la brecha de confianza es uno de los obstáculos estructurales a los que las mujeres deben hacer frente a lo largo de sus carreras; una brecha que se va construyendo en su subconsciente desde niñas a través de los mensajes que reciben sobre lo que se espera de ellas. Según un estudio de la revista 'Science', para los 6 años las niñas ya se consideran menos «brillantes» que los niños de su misma edad.
Estas ideas preconcebidas, que atribuyen los buenos resultados de una niña al esfuerzo y al trabajo y los de un niño a su inteligencia y capacidad, tienen un impacto directo en las aspiraciones profesionales de las mujeres. En muchos casos, llevan a muchas mujeres que acceden a puestos de responsabilidad tradicionalmente masculinos a sufrir el llamado 'síndrome de la impostora', la creencia de que, en realidad, no se merecen estar ahí.
Los prejuicios sobre su valía y su capacidad minan su autoestima, limitan sus aspiraciones, y llegar a posiciones de liderazgo las lleva en muchos casos a tener que demostrar doblemente su valía, reafirmar constantemente su autoridad. Las recientes renuncias de la primera ministra de Nueva Zelanda y la ministra principal de Escocia podrían ser un reflejo de ese desgaste extra que sufren las mujeres en puestos de responsabilidad.
Se han dado avances, sin duda, en la participación de las mujeres en la vida social, política y pública, pero las condiciones para la llegada, y también para la permanencia en puestos de decisión, siguen sin ser igualitarias. Junto con la brecha de confianza, el camino de las mujeres hacia puestos de decisión sigue encontrándose aún otros muchos obstáculos: los conocidos 'techos de cristal', invisibles pero implacables, y también, por ejemplo, los llamados 'suelos pegajosos', en los que las mujeres quedan atrapadas en trabajos más precarios, con mayor temporalidad o peor remunerados. La feminización y la menor valoración de los sectores laborales van de la mano.
La sobrecarga de los cuidados y tareas de hogar tiene también un efecto directo en las aspiraciones laborales de las mujeres: las excedencias por cuidado siguen siendo utilizadas en mayor medida por las mujeres, hasta un 73%. Según se recoge en el Anuario Estadístico Vasco 2022, elaborado por Eustat, 4,9 horas al cuidado de hijas e hijos menores, frente a las 3,5 horas de los hombres. Y en las tareas del hogar, más de lo mismo: 2,1 horas de ocupación de las mujeres frente a las 1,6 horas de los hombres. Una sobrecarga que las penaliza a nivel profesional y ante la que es necesario exigir una mayor corresponsabilidad de los hombres.
Hay una idea arraigada en la sociedad que, sin embargo, no tiene en cuenta todos estos obstáculos: la idea de que cualquier persona puede conseguir aquello que se proponga a partir de su talento y esfuerzo. La realidad, sin embargo, nos muestra que cada persona sufre discriminación o disfruta de privilegios según múltiples factores como género, edad, raza, orientación sexual, capacidad física…
Los estereotipos de género nos limitan y sesgan la percepción de nuestra valía, por eso este 8 de Marzo hemos querido poner el foco en la necesidad de crear las condiciones para que las mujeres puedan desarrollar todo su potencial en igualdad.
'Emakumeak gora!' es la reivindicación que las instituciones de este país hacemos conjuntamente con el convencimiento de que necesitamos más mujeres en puestos de decisión y de influencia en nuestra sociedad. No solo por justicia social, no solo por los derechos de las mujeres, sino también porque tener más mujeres decidiendo supone contar con una mirada diversa, más rica, más completa, para construir una mejor sociedad.
Las mujeres estamos preparadas. No olvidemos que, del total de personas con estudios superiores en Euskadi, las mujeres representan casi el 60%. Que solo ocupemos el 6% de las posiciones de gerencia, por ejemplo, se debe a la suma de otros muchos factores que tienen su origen en los estereotipos y roles de género que aprendemos desde la infancia. Una inercia que debemos frenar de raíz. Porque las mujeres se lo merecen, porque se lo merece nuestra sociedad y porque todo lo que estamos logrando se lo debemos a la lucha y la organización de las mujeres, a las reivindicaciones de un movimiento feminista amplio, diverso y plural, de cuya historia somos deudoras y con el que necesitamos seguir tejiendo alianzas para avanzar hacia una sociedad más justa, libre e igualitaria.
Emakumeak gora!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
La mejor hamburguesa de España está en León
Leonoticias
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.