Con lo parecidas que son, en muchos aspectos esenciales, la república rusa de Baskortostán y nuestra Euskadi, parece mentira que nadie reclame ese ejemplo como referente para la autod eterminación, como sí lo ha sido por ejemplo Quebec, que está un poco más lejos y ... además hay que cruzar el Atlántico para llegar hasta allí. A Ufá, capital de Baskortostán, en cambio, se puede ir por tierra. Algo más de 5.000 kilómetros nos separan, como atravesar cinco veces la península ibérica. Baskortostán se llamaba antes Baskiria y era una república soviética. Por entonces venía bastante a menudo por aquí su famoso ballet ruso. En una de esas fue recibido por el Ayuntamiento de Bilbao y su alcalde, entonces José Luis Robles, saludó a la delegación soviética recordando la hipótesis georgiana sobre el origen del euskera, sin reparar en que la Georgia del Cáucaso está a más de 2.000 kilómetros de Baskiria, situada más al nordeste. Al alcalde le sonaba que era por allí.
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Pero aparte del euskera, Baskortostán tiene parecidos con Euskadi en otros muchos detalles. Para empezar por la curiosa semejanza en su denominación. Se fundó en 1919 como república de Baskiria y hablan una lengua de la familia túrquica que se llama baskir. Además tienen caballos típicos de raza baskir, como aquí los pottokas. Su capital, Ufá, fue fundada por Iván el Terrible, el primer zar ruso. También en Euskadi las principales ciudades fueron fundadas conforme al fuero castellano. Y también tuvieron allí una revolución industrial que elevó su nivel de vida, basada en la extracción de petróleo y también de minerales, que generó una fuerte inmigración rusa y graves problemas medioambientales. Las minas de cobre de Sibai, por ejemplo, desprenden nubes de dióxido de azufre.
La mayor semejanza entre vascos y baskires procede de su fuerte sentimiento independentista, que marcó desde el principio la historia de aquella república, que recibió su nombre por la etnia baskir que la conformaba mayoritariamente, aunque la vinculación con el resto de Rusia y su desarrollo económico hizo que, con el tiempo, la minoría rusa fuera la más numerosa. En 1990, en pleno proceso de reconstrucción tras la caída de la antigua Unión Soviética, el Parlamento de Baskiria proclamó su soberanía y después se integró en la federación de repúblicas que conforman la Rusia actual, pasando a denominarse Bankortostán.
Con el idioma pasa lo mismo que aquí, que todos los baskires conocen, además de su lengua propia, el ruso. Y escriben el baskir con caracteres cirílicos, como aquí ocurre con el euskera, que se escribe como cualquier otra lengua romance, solo que con más 'kas'. En lo que ya hay más diferencia es en las condiciones meteorológicas, que pasan allí de los 38 grados en verano a los 40 bajo cero en invierno. En Quebec no llegan a tanto: no pasan de los 15 bajo cero. ¿Será por eso que Baskortostán no atrae como ejemplo de autodeterminación? Más bien pienso que es porque se prefiere no reconocer la influencia que tuvo allí el pensamiento y la praxis de la izquierda rusa, durante los setenta años largos que duró la dictadura soviética, y que demostró lo perniciosa que para la identidad puede resultar una ideología de izquierdas llevada a su extremo. Sobre el sustrato identitario innegable de los baskires, la ideología soviética intentó sobreponerse, tapando las tradiciones del país -los baskires son musulmanes- e inculcando una visión pretendidamente cientifista y atea de la vida. En Euskadi la identidad española que intentó sobreponerse a la vasca en la dictadura franquista estaba basada en un mismo sustrato católico y salvo el caso de unos cuantos sacerdotes arriscados en lo identitario, la mayoría del pueblo vasco no vio alteradas sus santas tradiciones.
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Y es que la identidad acaba por sobreponerse siempre a la ideología y el PNV se puede autoproclamar progresista o lo que quiera, a sabiendas de que lo importante permanece a salvo. En España no ha habido desde 1978 ninguna identidad que compita con la de los nacionalismos. Ni PP ni PSOE presentaron nunca batalla ahí, todo lo contrario. Pero ya hay alguien que se ha dado cuenta de ese vacío. Vox, a nada que lime sus aristas, puede hacer que los nacionalistas no se sientan tan cómodos como hasta ahora.
En cualquier caso, en Baskortostán no habrá navidades este año, pero no porque estén en contra de las tradiciones o por los efectos del coronavirus. Nada de eso. Sino por causa de las dos identidades allí mayoritarias. La musulmana baskir no las celebra, por razones obvias. Y en cuanto a la ortodoxa rusa, estos sí celebran la Navidad, pero a partir de la Epifanía, o sea, cuando aquí sale la cabalgata de Reyes. La tradición les impulsa entonces a bañarse en los ríos, rompiendo la capa de hielo que los cubre.
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