El año pasado me encontraba convaleciente de un cáncer que me dejó varias secuelas y tiempo libre mientras me recuperaba de tal envite de la vida. Así que me dediqué a lo mejor que puede hacer una para que los números de las estadísticas de ... supervivencia no invadieran del todo mi mente y mi tranquilidad: ver series como cuando estábamos confinados por la pandemia.

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Me encontré ante una de hace algunos años, poco conocida, con una sinopsis interesante: 'The Americans'. Ni larga ni corta, seis temporadas. Las justas para olvidarme del mundo y adentrarme en una de las épocas más fascinante de la Historia moderna, la Guerra Fría.

Es difícil que la cabeza entienda que, en las guerras, hay culpables en todos lados y, por ende, víctimas en todas partes. Yo fui una niña de los 80 y una adolescente de los 90, y viví aquellos años sin ser consciente de que había una guerra. Una guerra de propaganda, contrapropaganda y desinformación en los dos lados. Y ya sabemos aquello de Hiram Warren Johnson de que « la primera baja de una guerra es la verdad» (aunque eso mismo ya lo había dicho con otras palabras Esquilo).

Y no solo propaganda blanca o donde la fuente se identifica perfectamente, sino propaganda negra o gris, donde la fuente parece que viene del adversario. O lo que se conoce como 'falsa bandera' (culpar al enemigo de una acción, lo describe bien el último libro de Jorge Dezcallar llamado precisamente 'Operación falsa bandera').

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Se adentra en una de las épocas más fascinantes de la Historia moderna ,la Guerra Fría

'The Americans' es, ante todo, una serie creíble, porque a estas alturas todos sabemos que espías había en todas partes, pero además el relato se centra en su vida cotidiana, en sus devenires diarios como espías pero en cómo llegan a relacionarse entre ellos, creando falsas o ¿sinceras? relaciones de amistad, odio, amor y guerra.

La Guerra Fría podría haberse relatado de otra manera si hubiese existido internet, pero lo cierto es que las comunicaciones eran en persona o por radio, y los personajes se crean en torno a medias verdades y amores reales.

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Hay que recordar que Radio Liberty y Radio Free Europe fueron de las más conocidas (creadas en Europa, pero que se financiaban desde EE UU).

'The Americans' engancha porque crea situaciones donde las emociones tienen mucho que ver. Alejándonos de la imagen fría del espía, creemos vislumbrar algún tipo de sentimiento verdadero en los protagonistas, de ambos lados. Y es eso lo que nos acerca a querer conocer qué hay detrás de los personajes.

Philip y Elizabeth Jennings (Keri Russell y Matthew Rhys) forman un matrimonio aparentemente estadounidense, que en realidad es un matrimonio de conveniencia de espías de la URSS. El problema es cuando se entremezclan sentimientos y derrotas al mismo tiempo, pues se hacen amigos, y amigos de verdad, del agente del FBI interpretado por el gran Noah Emmerich.

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Junto a otras interpretaciones magistrales de intérpretes secundarios, nos encontramos con que prácticamente todos los actores en la trama se cuestionan si todo aquello tiene sentido, si merece la pena el sentido del deber y el respeto a los principios de cada uno, o tal vez haya algo más allá de las fronteras que sobrepase todo lo anterior: el amor, en general, en abstracto y hacia personas concretas. Si, en fin, no habrá que replantearse los ideales o, más bien al contrario, obviar cualquier atisbo de sentimientos y obedecer las órdenes, aunque no sean éticas. ¿Puede aún haber salvación en el alma humana?, es lo que parece querer defender la serie.

Entre el maremágnum de series, películas y plataformas, es difícil elegir a cuál dedicar unos días. El tema de espías siempre resulta atractivo, pero a menudo encontramos historias baldías y filmes burdos, alocados y llenos de efectos especiales. Solo en los últimos años parece que las películas de esta temática han tenido más empaque ('La vida de los otros', 'El buen pastor', 'Deseo, peligro').

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El final (sin querer hacer 'spoiler') queda abierto. Pero es grandioso. Lleno de preguntas a las que los espectadores quieren dar respuesta. Que de James Bond 007 y el mito creado con Mata Hari hemos acabado todos un poco cansados, y quien busque acciones estereotipadas en 'The Americans' no las va a encontrar. Tal vez, sí, haya salvación para el alma humana. Quizá, al final casi todos no seamos más que seres que necesitamos amar. O al contrario, seres que quieren que algún día alguien les ame, alguien les salve.

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