La 'mili'

Voy a hacer un poco de historia. La posibilidad de movilización total o parcial de la población, cuando la patria está en peligro, viene de la Revolución Francesa, que, ante el aluvión de enemigos que tenía Francia, instauró en época del Directorio el servicio militar obligatorio a través de la Ley Jourdan-Delbrel del 5 de septiembre de 1798.

El diputado Jean-Baptiste Jourdan fue el de la ocurrencia, propuso a la Cámara legislativa el servicio militar obligatorio y universal para todos los varones de 20 a 25 años por un periodo de cinco años. La Ley Jourdan, cuyo primer artículo dice «todo francés es un soldado y se debe a la defensa de la patria», aunque hoy nos cuesta entender que pudiera suponer un avance, se convirtió en una de las primeras medidas democráticas que adoptó la Francia revolucionaria.

A partir de ahí, la defensa de la nación fue cosa de todos, de ricos y de pobres, de nobles y de plebeyos, no solo de los que no tenían un duro. Precisamente gracias a la Ley Jourdan, Napoleón pudo organizar la Grande Armée bajo el lema 'nación en armas', creando el mayor ejército nunca visto en Europa, llegó a reclutar a más de dos millones y medio de franceses.

Pero ¿qué pasó aquí? Aquí, hasta el siglo XVI, los ejércitos eran profesionales. Hidalgos y nobles componían esa tropa que, en caso de necesidad, se nutría de 'levas honradas', realizadas por los ayuntamientos y 'levas forzosas', administradas por los tribunales de justicia. En el siglo XVIII, la necesidad de tropa, tras las pérdidas de soldados durante la Guerra de Sucesión, llevó en 1705 a Felipe V, primer Borbón de la Corona española, a la implantación del reclutamiento obligatorio. Para ello se inspiró en Juan II de Castilla, que impuso la obligación de que uno de cada cinco varones del reino debía servir en el ejército, de ahí que se llamase 'quintos' a los que les había tocado la china.

Sin embargo, la obligación esa no era igual para todos: del reclutamiento obligatorio estaban exentos casi la mitad de los solteros, los hombres de entre 18 a 45 años vinculados al clero o a la nobleza, aquellos que disfrutasen de cargos u oficios o estuviesen empadronados en Cataluña, Navarra y País Vasco. Así que, en 1912, el liberal José Canalejas quiso poner orden e introdujo la denominación de 'servicio militar obligatorio' en la Ley de Reclutamiento y Remplazo del Ejército que, aunque es verdad que acabó con muchos privilegios, mantuvo la figura del 'soldado de cuota', reclutas que reducían el tiempo de servicio a cambio de un pago en metálico. Tras la Guerra Civil del 36 se acabaron teóricamente los privilegios. Y, por fin, en el año 2002 desapareció la 'mili' en España.

En Rusia, sin embargo, el servicio militar continúa hoy siendo obligatorio y, por lo que pudiera ocurrir, deberemos estar muy atentos ante el inquietante anuncio de movilizaciones obligatorias. Y es que ese 'llamar a filas' a la población es una constante histórica que ha permitido a los rusos ganar muchas guerras. Rusia venció a Napoleón gracias al frío invierno y a las ingentes oleadas de soldados que el zar Alejandro I movilizó una tras otra contra los franceses.

Stalin aprendió la lección: enormes contingentes de tropas rusas atacaban a los alemanes sin que se pudiese vislumbrar el fin de aquel ejército interminable y de esa manera venció al führer. Y Putin parece que ha decidido repetir la jugada que le enseñaron sus antecesores. Así que atentos.