Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Volver a subir la montaña, soy Sísifo con mi piedra en la mochila. Sin embargo, estoy a punto de alcanzar la cima y esta vez sin malas jugadas que me arrastren de nuevo hasta abajo. Aquí, tumbada al sol, saboreo una lata de cerveza helada ... con olor a estrellas de mar, sabiendo, además, que solo abandonaré esta placidez para hacer el dulce esfuerzo de bajarme una paella de marisco, brindarme una relajante siesta y trufarla con mucho amor. Pero ¡oh, mísera de mí!; una luz se abre paso, no sin esfuerzo, en mi gozoso cerebro alelado a causa de tanto deleite y recuerdo que mañana nos vamos del paraíso, en unas horas la felicidad se habrá acabado, y la puta piedra y yo caeremos rodando sin remedio montaña abajo, luego a remontar resoplando la cuesta arriba.
Septiembre es el mes de la vuelta a la agobiante «normalidad»; es el mes de la certeza de que, como una exhalación, «se nos va la Pascua, mozas», lo decía Góngora, una metáfora de que todo se acaba, hasta la propia vida. Noto que el tiempo me está mirando desde algún rincón oscuro, es muy viejo, tiene la boca adornada con un enorme código de barras, la sonrisa retorcida y desgrana las cuentas de su rosario, de su tasbih, con irritante parsimonia. 'Volver a empezar' era el título de la película de José Luis Garci, Óscar a la mejor película extranjera en 1982.
Pero lo peor no es eso, no es volver a empezar. Lo peor es cambiar de ritmo vital de golpe y porrazo, pasar del suave vals a la danza del hechicero puesto hasta las cejas de algo que produce un meneo imparable durante ocho horas. Lo peor es andar con la lengua fuera desde que abrimos el ojo legañoso por la mañana hasta que caemos en la cama, correr y correr aunque nos pasemos sentados ocho horas ante la pantalla del ordenador, las máquinas que pensábamos ingenuamente, al menos yo, que nos iban a permitir trabajar menos y disfrutar más tiempo de la holganza. Pues no, esos cíclopes de un solo ojo nos azuzan inmisericordes para que les demos de comer a todas horas; así que llegamos a casa hechos unos zorros, sin fuerzas ni para masticar; de ahí que engullamos a paletadas espaguetis, hamburguesas, patatas fritas congeladas, rica basurilla y, de postre, si hay suerte, alguna chuche que les robamos a escondidas a los niños. Luego solo somos capaces de mirar con ojos extraviados de cansancio un programa chatarra de los que, aunque no nos gusten, nos enganchan por el lado cutre que todos llevamos dentro.
En fin, no me hagan caso. Todo lo que he dicho son pataleos por tener que cambiar de postura; y no quiero. Me gustaría seguir aquí tumbada al sol para siempre. Y, de pronto, me doy cuenta de que yo no soy la culpable de sentir este desasosiego; lo que pasa es que el invento está mal parido, hace mucho que algún político preclaro se debía haber dado cuenta. Todos hemos visto tropas de jubilados mirando una obra con ojos aburridos, hasta a veces algún nostálgico indica al operario cómo debe hacer su trabajo, y también bandadas de mujeres sentadas en los bancos durante horas y horas con la vista perdida en el infinito.
Pues ahí está la solución al problema, lo tenemos delante de las narices. Es a esa edad cuando deberíamos empezar a trabajar; y lo haríamos muy a gusto, estaríamos encantados de echar todas las horas que nos pidiesen en lugar de pasarnos el día mano sobre mano o cuidando a los nietos. La jubilación, pues, debería comenzar en la juventud y acabar al llegar a una edad provecta. Ese sería el momento de ir al tajo; la experiencia de unos hombres y mujeres, que llevan tantos años en este mundo, traería sin lugar a duda grandes beneficios a las empresas y a las administraciones públicas. Y, por otra parte, imagínense ustedes a todos nosotros con treinta añitos disfrutando de una pensión, viviendo sin horario, teniendo todo el tiempo del mundo para nosotros, recorriendo el mundo sin prisas, acumulando experiencias, conociendo a gente digna de recibir amor sin compromiso, en fin, ya me entienden.
Mi madre me grita que me calle la boca y deje de decir tonterías.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.