Todos nos preguntamos en algún momento de la vida por nuestra identidad: ¿quién soy yo, realmente? y ¿cuál es mi valor? La respuesta se persigue en un proceso complejo que se prolonga toda la vida. En la construcción de la identidad individual intervienen múltiples factores. ... Algunos nos vienen dados al nacer: el cuerpo, el pelo o el color de los ojos. Otros factores nos son entregados por quienes nos rodean: la lengua que hablamos, las tradiciones grandes o pequeñas en las que nos criamos, la religión que es propia… no provienen de una elección por nuestra parte. Son nuestros padres quienes eligen por nosotros.
Con ese bagaje de partida, fruto de la herencia biológica y del legado familiar, nos lanzamos a dejar una huella en el mundo. Huella que será el resultado de nuestros actos, de todo aquello que llevamos a cabo en nuestra vida, desde las pequeñas tareas de cada día a las palabras de amor que dirigimos a quienes queremos; desde la caricia a un hijo pequeño hasta una obra importante que algunos pueden llevar a cabo. Nuestro quehacer modifica el mundo y deja huellas de nuestro paso.
Miguel de Unamuno, angustiado ante el final de la existencia, rogaba en un precioso poema a las piedras de Salamanca: «(...) di tú que he sido». Deseaba que las calles, los edificios, los monumentos de la ciudad donde fue rector magnífico fueran testigos de su paso por la vida. Unamuno, como todos nosotros, deseaba fervientemente la inmortalidad. Una inmortalidad a través de la memoria de los otros, del legado que con nuestros actos depositamos en el recuerdo de quienes nos rodean. En su caso el legado de sus novelas, su pensamiento, de su bravura ante quienes creían poseer la verdad. Para muchos de nosotros el legado no consistirá en grandes obras de la cultura sino en la palabra, la sonrisa, el abrazo o el esfuerzo que un día mostramos a las personas con las que convivimos.
La identidad es también una característica de los grandes colectivos, incluso de las naciones. Las preguntas '¿quiénes somos?', '¿qué nos hace diferentes a los demás?' o '¿cuál es nuestra valía?' se han convertido en acuciantes. Parece existir hoy una verdadera fiebre identitaria en la que cada grupo se pregunta obsesivamente por lo que le distingue. Al igual que las personas, los grupos utilizan también espejos en los que se observan. Son otros grupos ajenos quienes reflejan nuestra imagen y nos ayudan a construir una visión de nosotros, que siempre incluye deformaciones inevitables. Los grupos inventamos un relato que nos define y da sentido a nuestra existencia. Una narración que incluye ficciones y realidades y que habitamos con comodidad. Nuestra propia historia.
El estudio de un proceso que abarca tantas facetas de las personas y los grupos debe ser abordado, necesariamente, desde perspectivas muy diferentes que se complementan. Historiadores, antropólogos, arqueólogos, sociólogos, investigadores del patrimonio cultural, juristas, artistas, filósofos y también psicólogos y psiquiatras se acercan al fenómeno identitario con sus herramientas particulares e intentan desentrañar este aspecto esencial y misterioso a la vez de la naturaleza humana.
Este viernes nos reuniremos en la magnífica biblioteca de la Universidad de Deusto, diseñada por Rafael Moneo, un grupo muy variado de investigadores para reflexionar sobre la identidad en una conferencia organizada por la Fundación OMIE. Una primera mesa abordará las dificultades identitarias que afectan a algunas personas con problemas de salud mental. En ocasiones, estas dificultades son la causa principal del malestar del paciente y la diana de su tratamiento. Otro panel se dedicará a los aspectos transculturales. Las migraciones obligan a verdaderos viajes identitarios que siempre conllevan dolor y duelo. Examinaremos también los aspectos más sociales, haciendo hincapié en la construcción de la identidad colectiva e incluso política y también en la estructura legal que envuelve las identidades.
Tocaremos luego el papel del arte y la creación en esa identidad individual y colectiva. A menudo, la obra de arte es el resultado de un cuestionamiento del artista sobre su identidad y esa obra influye a su vez en la identidad individual y colectiva del público. Finalmente reflexionaremos sobre el tema fascinante y complejo de la identidad de género, un área necesitada de reflexión serena y rigurosa. Sin duda, las presentaciones y el debate posterior nos enriquecerán a todos.
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