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Como llegan las vacaciones, he decidido hacer una pausa por unos días y distraerme con frivolidades que me ayuden a olvidar lo que importa, porque, si me paro a pensar en lo importante, me dan ganas de retomar el viejo 'look' que durante siglos hemos ... usado las mujeres en épocas de desolación. Me refiero a cubrirme la cabeza con un mantón negro, grande, capaz de tapar todas las penas, y esconderme dentro de esa cueva oscura hasta que pase la mala racha. Eso hace Connie, la hermana de Michael Corleone, en la última escena de 'El Padrino III', simbolizando así la tragedia y el dolor que chupan los colores del mundo.

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Y, hurgando en las últimas tendencias de la moda mientras trato de borrar la realidad, me he enterado de que han surgido dos estilismos con nombre propio, 'No pants' y 'Netflix-baguette-Netflix'. A este último aquí se le suele llamar 'Bajar la basura', 'Bajar al perro a hacer sus necesidades' o, simplemente, 'B'.

'No pants', sin pantalones, es una microtendencia que nada tiene que ver con los 'sans-culottes', los sin calzones de la Revolución francesa. Es decir, si deciden adoptar esta nueva moda no se crean que van de progres reivindicando un mundo mejor, no; directamente van 'en bragas', como hacen ahora las 'celebrities' e 'influencers', concretamente Eva Longoria ha lucido un estilismo de ese tipo en los premios Oscar, y algunas hasta se atreven con los calzoncillos del compañero.

Confesaré que el otro día hice la prueba de esta nueva tendencia en mí misma, se acerca el verano y lo de ir en bragamen sería una manera supermoderna de ahorrar en faldas y pantalones, no lo digo de broma, que en los tiempos que corren el ahorro es un tema de peso.

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Así que me lancé al 'No pants' y me planté delante del espejo. Bueno, pues qué quieren que les diga, lo que vi no me gustó nada. Por más que intenté convertir mi imagen en paños menores en la de una mujer moderna y estilosa, no hubo manera, allí solo se veía a una señora no en 'culottes' ni en 'panties' ni 'mutandine', que suena mono, sino a una señora en bragas, calzas, calzón o culero, que suena mal, suena a vientre, parrús y culo sin la más mínima concesión al eufemismo.

Asumido el escaso éxito de estar 'à la page' con el 'No pants', decidí hacer la prueba con el 'Netflix-baguette-Netflix' o 'B', si prefieren, mucho más sencillo de llevar a la práctica, o eso pensé. Al parecer, la moda ha surgido en Francia y se ha extendido ya por medio mundo. El asunto consiste en salir a la calle enfundadas en el pijama con el que hemos dormido o vestidas con el trapillo que llevamos en casa; se complementa el 'look' con unas gafas de sol, unas zapatillas y un abrigo.

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Esa moda, que en principio nació para realizar un encargo rápido, se está haciendo fuerte y ahora no es raro ver a las 'Netflix-baguette-Netflix' desayunando de esa guisa en una cafetería de moda. Total, que hice la prueba y no duré en la calle ni diez minutos. La gente, en cuanto puse un pie fuera del portal, se quedó con la mirada fija en el pijama que asomaba por los bajos del abrigo y un niño, con toda la razón, empezó a gritar señalándome con el dedo: «¡Esa señora va en pijama!».

Ya en casa y buscando consuelo, llamé a mi amiga Mari Puri, que es muy lista, y le conté lo que me había pasado. Después de ponerme de vuelta y media por hacer caso de semejantes majaderías, su respuesta fue rotunda: «Ya no saben qué inventar para que renovemos el armario, lo del pijama es una guarrada y lo de los 'panties', bragas, o como lo quieran llamar, una ocurrencia para que tiremos nuestras faldas y pantalones y luego tengamos que comprarnos otros la próxima temporada». La verdad es que me ha dejado tranquila y también avergonzada.

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En fin, no es tan fácil borrar la realidad; así que, sin perder de vista el mantón negro por si las moscas, me he puesto a imaginar que esta mala racha mundial se acabará, dejaré de tener que pensar en chorradas, perdón, para olvidar y la vida volverá a pasar «tan callando» como decía Jorge Manrique. Y es que últimamente mete demasiado ruido.

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