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En una época teñida por incertidumbres, la urbanización se ha convertido en una certeza, constituyéndose, además, en una de las tendencias más transformadoras del siglo XXI. Consecuencia de esta urbanización acelerada, se está produciendo igualmente un proceso de metropolización, que hace referencia a una expansión ... demográfica, espacial y funcional de las ciudades, en especial de las de mayor tamaño, que conlleva dinámicas que trascienden límites geográficos, políticos y administrativos. De hecho, las metrópolis surgen para dar respuesta a gran parte de los retos a los que nos enfrentamos hoy en día, que son inabarcables desde una perspectiva local o regional.
Entre esos retos globales se encuentra el del cuidado, elemento al que se dedica el Día Mundial Metropolitano en su edición de este año: 'Metrópolis cuidadoras más allá del covid-19'. En la Reflexión Estratégica 2035 impulsada por Bilbao Metropoli-30, fruto de las aportaciones de sus casi 140 entidades asociadas públicas y privadas, se incorporan algunos elementos que forman parte de esa visión de una metrópoli cuidadora que sintetizo a continuación:
-En primer lugar, una metrópoli cuidadora parte de un sólido concepto de comunidad y asume la cohesión social como una afirmación de principios y una apuesta ideológica clara, no desde sus efectos paliativos y para colectivos concretos, sino afrontando las causas profundas de las desigualdades.
-Asimismo, es imprescindible que nuestras metrópolis del futuro aprovechen y dignifiquen el potencial y la aportación de valor de las personas mayores, desde el protagonismo y la dignidad que les corresponden. Resulta indispensable dar una respuesta social a las necesidades de cuidado a lo largo del ciclo vital, garantizando la involucración de instituciones, empresas y personas, desde un trato igualitario y corresponsable entre mujeres y hombres.
-El cuidado no es, por tanto, un elemento que se limite al ámbito de los servicios públicos o al familiar; la empresa tiene, igualmente, una responsabilidad ineludible e intransferible en la mejora de la calidad de vida y en la creación de riqueza de la comunidad en la que opera, a través de la generación de empleo digno y salvaguardando al mismo tiempo la sostenibilidad medioambiental. Es, por tanto, indispensable apostar por un modelo productivo que permita el desarrollo de las personas y el reforzamiento del bien común.
-El urbanismo también debe contribuir al cuidado con elementos como la limpieza, la seguridad, la iluminación, pavimentos antideslizantes, supresión de barreras arquitectónicas, aseos públicos, aceras amplias y amigables, etcétera. Igualmente, el hecho de que los entornos urbanos ofrezcan lugares acogedores que inviten al encuentro es esencial para cuidar la necesidad de sociabilidad inherentemente humana.
-Las metrópolis cuidadoras son también metrópolis saludables que apuestan por el incremento de su masa forestal capaz de producir un aire más puro; la erradicación del automóvil de combustión privado, el aprovechamiento del ciclo del agua, la transformación de las azoteas de las viviendas en huertos de producción a escala de barrio, el empleo masivo de materiales de origen natural, etcétera.
-Pero las metrópolis no son solo el espacio construido, son también los elementos intangibles que forman parte del imaginario colectivo. La cohesión y el sentido de pertenencia son rasgos profundos de lo humano y poseen un gran valor para la supervivencia. El lugar que habitamos nos cuida si nos ofrece anclaje, pertenencia, conexión e inspiración. A pesar de nuestra mayor movilidad, el lugar importa más que nunca como parte de nuestra identidad y como base necesaria para unificar democráticamente esas identidades individuales en un todo común.
-Las metrópolis cuidadoras son también resilientes; deben ser empáticas, solidarias y eficientes a la hora de ofrecer cobijo, asistencia y cubrir las necesidades básicas en medio de cualquier catástrofe. Esta pandemia debe ayudarnos a pensar en nosotros/as como parte de una colectividad, a reconocernos ineludiblemente vinculados/as a los demás.
-Finalmente, las metrópolis son también y, principalmente, una experiencia emocional subjetiva. Los ámbitos urbanos pueden afectar a nuestra salud y fortaleza mental, pero también pueden generar resiliencia psicológica e incrementar nuestra flexibilidad a la hora de convivir en la diversidad.
En resumen, las metrópolis se encuentran en una encrucijada, en la que los retos pueden convertirse en oportunidades, pero para afrontar con éxito esta tarea necesitamos asumir que las personas buscamos en los entornos urbanos mucho más que una superficie física. La ciudadanía comparte una cultura, un carácter, una personalidad. La ciudad y la metrópoli son la sólida muestra de nuestra alma colectiva. Hagamos que ella se dirija al cuidado. Construyamos, pues, metrópolis cuidadoras.
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