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Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, elegido por ser, precisamente, un 25 de noviembre de 1960 cuando torturaron, violaron y mataron a las hermanas Mirabal en República Dominicana bajo la dictadura de Trujillo. Sin ir tan ... lejos, el número de denuncias por violencia contra las mujeres, por el delito de serlo en la comunidad autónoma vasca hasta septiembre del presente año (datos de Emakunde) es de 4.591, un 14,69% más que las efectuadas en el mismo período del pasado 2021, y seguimos subiendo. En España, desde el mes de enero, son ya 38 las mujeres asesinadas por hombres, y veremos, por desgracia, cómo termina este 2022. Pero todos estos datos, y muchos más de los que disponen los organismos oficiales, principalmente la ONU, parece que aburren, así como hablar de violencia machista, feminismo, machismo, maltrato… ¡Puf! ¡Menudo rollo ese!
Es curioso, cuando no sorprendente, que términos y conceptos creados para conocer, analizar (y combatir, legislar) los problemas a los que se enfrentan las mujeres ya estén denostados, casi a la par de su creación. Al mismo tiempo que han echado a andar, se está construyendo un corredor paralelo, pero en sentido contrario, con voces que niegan la evidencia del problema (des)estructural de las sociedades; ya no hay feministas, es decir, aquellas personas que defienden la equidad entre hombres y mujeres, sino 'feminazis' (jolín, es que estas atrevidas quieren ¡mandar más que nosotros!). A medida que se va avanzando en políticas de igualdad y en la construcción de elementos jurídicos para conseguir combatir la lacra de la violencia contra las mujeres, como el Convenio de Estambul, surge el negacionismo de la realidad.
Y no nace como las setas, no. Lo más grave es que lo producen y difunden ciertos partidos políticos, todos escorados hacia una misma banda, líderes, representantes institucionales, personas que dirigen y ejemplifican una línea a seguir. Y hoy es el día en que ya parece hasta 'normal' oír que 'muchas mujeres matan a sus hijos al igual que los hombres'; 'los hombres hoy sufren más agresiones que las mujeres'; 'no hay violencia contra las mujeres, sólo violencia', así, en general, profunda reflexión, por cierto; 'el feminismo es un cáncer, afea a las mujeres' o 'el feminismo trasnochado consiste en atacar al hombre y también a las mujeres que triunfan'…
Por no hablar, no hay sitio, de todas las descalificaciones hacia las mujeres escupidas desde la tribuna como la reciente «está ahí (por la ministra de Igualdad de España) porque le ha fecundado un macho alfa». Y toda esta bazofia parece que está calando entre ciertos jóvenes y es seguida por influyentes de redes sociales con cierto éxito; el aumento del negacionismo detectado en el ámbito educativo es alarmante. No tenemos lejos los 'agradables' hechos de un colegio de Madrid, donde vociferar «putas, salid de vuestras madrigueras, conejas; sois unas putas ninfómanas, os prometo que vais a follar todas en la capea» no dejó de ser una broma de los príncipes hacia sus princesas, con el agravante de que muchos de ellos serán los próximos dirigentes del país en años venideros. Lo peor es que esta 'tontería' de los chavales del cole, como la han calificado algunos, sin poder ver más allá de sus narices, es el torrente desbocado que se avecina contra las mujeres.
Así las cosas, necesitamos que, además de las mujeres, los hombres de bien se impliquen en defender nuestros derechos y se enfrenten a sus iguales. Sin ellos, que ejercen el máximo poder, raíz del problema que nos ocupa, no podemos avanzar. No olvidemos que, en este país, trabajar, tener un pasaporte, abrir una cuenta bancaria, sin el permiso del marido, ha estado prohibido para las mujeres hasta antes de ayer. Y que muchas de las burradas que hoy lanzan sus señorías (ellas y ellos) hacia las mujeres allí sentadas no fue posible hacerlas anteriormente, sencillamente porque no podían acceder a esos puestos. Y gracias a mujeres valientes, que han luchado por la equidad de sexos, fecundadas o no, hoy ellas pueden ocupar esos asientos.
Y sí. ¡Menudo rollo eso del machismo!, pero lo decimos nosotras, que estamos hasta el gorro, hartas de esta estructura jerárquica, donde ellos están arriba y nosotras abajo. Miren, lean las noticias, del país, del mundo. Pero ¿de verdad que alguien en su sano juicio, si éste existe, puede afirmar que hoy no hay violencia contra las mujeres por el hecho de ser eso, mujeres? ¿O es que están todos despistados con Qatar?
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