La memoria no puede ser neutral. No puede serlo porque el dolor, el sufrimiento, el desgarro por las pérdidas y por la historia de silencios y desprecios, de humillaciones a las víctimas es algo que debemos asumir toda la sociedad como propia. Quienes lo padecimos ... y quienes se quedaron al margen.

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La memoria no consiste en decir sólo que matar estuvo mal. La memoria no es sólo recordar la injusticia del horror que atenazó a Euskadi durante medio siglo porque una banda terrorista se arrogó la representación del pueblo vasco para aniquilar la pluralidad y otras bandas terroristas se apropiaron de herramientas del Estado para combatir ilegalmente y de manera igualmente injusta ese terrorismo.

Y no valen argumentos ni excusas de errores en los señalamientos, ni contextos ni estrategias que puedan dar ni la más mínima cobertura a ni una sola de esas actuaciones. Es inadmisible y repugnante ver o escuchar que se justifique a ETA, es inadmisible y repugnante ver o escuchar que se justifique a los GAL.

Eso también es memoria. Expresar el estupor y la indignación por que haya quien todavía intente dar sentido al mayor sinsentido: al de despojar a las víctimas de su dignidad humana y señalarlas como enemigos que era necesario eliminar. No hay palabras suficientes que puedan disfrazar la verdad. Que nadie debió matar, secuestrar, torturar ni amenazar. Que no se debió matar ni a un terrorista ni a un torturador, porque para ambos debió haber juicio. Que cualquier justificación de ETA o los GAL es igualmente repudiable. Que nadie que murió o resultó herido por excesos policiales puede quedar desamparado por falta de reconocimiento y de reparación.

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Pero, además, la memoria sirve para recordar que todo ese horror fue profundamente inútil. Porque ETA no consiguió sus objetivos y acabamos con ella sin tensionar una sola costura del Estado de Derecho. Porque los GAL no consiguieron acabar con ETA y sí tensionaron las costuras de un Estado de Derecho cuya razón de ser primera es la protección de la vida y la integridad de todas las personas. Y porque sobre todas ellas el Estado de Derecho se abrió paso definitivamente para recuperar la libertad plena de todas las personas, la posibilidad de que todas ellas actúen en política sin miedo ni coacciones. Una libertad plena que es la que permite profundizar y avanzar en la construcción del Estado democrático y social que también es España y en la que está volcado el Gobierno de Pedro Sánchez.

Es sobre esa verdad completa sobre la que tenemos que construir la Euskadi que queremos ser. Sobre una deslegitimación incluyente para dejar a quienes nos siguen no sólo una sociedad en la que hemos conseguido que nadie mate a quien piensa diferente, sino una sociedad vacunada contra cualquier tentación de recuperar lo peor de nuestra historia reciente. Y no es algo menor porque vemos alrededor demasiadas tentaciones de resucitar la defensa de las posiciones más totalitarias.

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Cuando desde el Gobierno vasco los socialistas vascos promovimos el 10 de noviembre como el Día de la Memoria lo hicimos convencidos, tan convencidos como estamos ahora de nuevo desde el Ejecutivo de que la memoria es un pilar sustancial de toda la tarea que tenemos por delante. Una memoria que debe ser activa, que se dirija a las víctimas sin apropiarse políticamente de sus sentimientos. Para decirles a quienes padecieron a ETA que sus instituciones democráticas y los partidos que les representamos no olvidamos, que sabemos que ETA ha sido la causa de su dolor y la causa de un lastre social y económico para el progreso de Euskadi, y que contó con el apoyo social y político suficiente como para pervivir medio siglo. Para decirles a quienes padecieron a los GAL, Batallón Vasco Español (BVE), Antiterrorismo ETA (ATE) y otros grupos terroristas que no les olvidamos, que sabemos de su dolor y que estamos comprometidos en su reparación. Para decirles a quienes padecieron abusos por excesos policiales que quienes les representamos tenemos una deuda tardía con el reconocimiento de su sufrimiento.

Esas victimas, todas, nos piden de forma reiterada que no las utilicemos, y los socialistas no lo vamos a hacer. Lo que sí haremos será seguir trabajando para que todos y todas en este país digamos sin dobles lenguajes, sin excusas y sin matices que matar, secuestrar, amenazar, perseguir, y torturar estuvo mal y fue profundamente injusto. Porque no somos neutrales, ni un solo día, tampoco el de la Memoria.

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