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Nunca tuve un calendario de Adviento, así que este año me fabriqué uno para esperar la conmemoración del 8M: Calendario si-no-lo-digo-reviento. ... Cinco casillas de micro y macro machismos. Por acotar.
Me despierto con música clásica. Es el concierto de Año Nuevo de Viena. Salgo de la cama optimista, un año por estrenar. Anuncian que por primera vez en sus 85 años de historia va a sonar la obra de una compositora: El Vals de Fernando. Me llega un guasap de mi amigo Patxo: «Estarás contenta, ¿no?», junto con el emoji del brazo-power. Pues mira, no. Resulta que el vals lo escribió la niña prodigio vinculada a los Strauss, Constanze Geiger, en 1848. Su nexo propició que Johann padre estrenara la pieza con su orquesta. Yo ya sabía que Patxo no era mi persona vitamina, pero pretender que me alegre por algo así es como pedirme que dé las gracias cuando dejan de aplastarme la teta en la mamografía. Patxo, querido, que estamos en 2025 y el lobby tirolés ni se plantea que una directora de orquesta mueva la batuta. Que para que a una la reconozcan hay que ser prodigio y estar muerta. Y yo lo que quiero es que, a las mujeres, siendo mediocres, la vida nos chute como a muchos hombres mediocres, que pisan moqueta de 15 mm y respiran maderas nobles. Mujeres, la revolución pendiente es la de la mediocridad.
Comida de amigas. Entre la ensaladilla y el pulpo sale el tema del juicio a Errejón. ¿O es a Elisa Mouliaá? Unanimidad en el rechazo al bochornoso interrogatorio del juez Carretero. Se deslizan, sin embargo, dudas sobre el comportamiento de ella. Algunas expresan temor a que sus hijos sean acusados injustamente de agresión sexual. Otras decimos que según la estadística las denuncias falsas son cerocoma. Otras niegan la veracidad de los datos oficiales. Me voy un poco triste a casa. Persiste la exigencia de que la mujer agredida debe responder al canon de la 'víctima perfecta' para ser creída, como si el resto no hubiéramos tomado nunca decisiones poco acertadas, absurdas o imprudentes, sin por ello merecernos una agresión sexual o una violación. Sigue además arraigado el mito de la mujer mala, lianta, una bruja que quiere arruinar la vida de un buen hombre. Y por contra, la idea del hombre noblote que, por confiado, se ve a las puertas de la cárcel. Ideas inoculadas muy difíciles de derribar. Parece que el dato no mata al relato. El dato: 9 de cada 10 personas reclusas son hombres. Pero noblotes. Ese mismo día un 'presunto' mata a su pareja en Asturias. Es la primera víctima de violencia de género de 2025. Con ella, son ya 1.294 mujeres asesinadas en España desde 2003.
Mi amiga Amaia tiene cena de despedida. Su jefe se va de la empresa. Le apetece entre poco y nada, en parte porque solo acudirán CEOs y gerentes y ella es la única mujer con esa categoría. Zuckerberg, que a principios de año reivindicaba más «energía masculina» y «agresividad», estaría orgulloso. El paisaje corbatero no es instagrameable, aunque sigue siendo tendencia en 2025. Pero, oh, las cuotas, qué inicuas son. Hay quien no es consciente de que durante siglos ha habido una cuota cercana al 100% a favor de los hombres y no pasaba nada. Personalmente, veo las cuotas y la discriminación positiva como la respiración asistida en un hospital. Lo ideal es poder retirarla, pero mientras no se produzca una igualdad de oportunidades de forma natural, habrá que mantenerla. Por cierto, a Amaia aún le dura la resaca por mansplaining masivo.
Llegan cambios, pero no los que queríamos. Trump anuncia que las empresas que mantienen relaciones comerciales con Estados Unidos deberán renunciar a sus políticas de inclusión. Bye bye a los programas DEI (Diversidad, Equidad, Inclusión) en la tierra de las oportunidades. Es el mundo al revés. Si los planes de igualdad de las empresas y organizaciones eran muchas veces de 'igual-dá', ¿qué va a pasar ahora? Los objetivos de la Agenda 2030 son woke. Todo lo que suene a causa justa es woke. Es la palabra comodín para despreciar y silenciar.
«Vamos a brindar por la condena a Rubiales», dice mi amiga Iratxe. Choco mi copa poco convencida. Es un avance, sí, pero le han absuelto del delito de coacciones. Decidimos que es más Hermoso brindar por Jenni. En ese momento se nos acerca un desconocido. ¿Qué hacéis aquí las dos solitas? Le ignoramos y seguimos con nuestra conversación. Al final se marcha y grita «¡feas!», insulto trending topic del machista herido junto a «puta». Desde cuándo dos mujeres juntas están solas.
Día para escuchar los clásicos hits. «¿Y para cuándo el Día del Hombre?», «Pero, qué más queréis, en Afganistán teníais que estar», «Yo con las feministas de antes sí que estaba de acuerdo, pero con las de ahora no»...
Que no, Fernando, que el feminismo nunca fue tu vals.
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