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Bienvenido a casa, al fuego solar, a la buena acogida. La palabra sembrada de lejos nos es clave, nos ha llegado como piedra angular de lo que un día fue, de lo que hoy es y de lo que hemos sido. Estaba en nuestro lar, ... pero oculto, silencioso, bajo la sombra de miles de años y ha aparecido dando atracción y luz al pasado para el presente y tal vez para el entendimiento de futuro.
El euskera es una lengua excepcional sin apenas semejanzas y que ha revivido sin parentescos cercanos con mensajes de atemporalidad. He allí su innegable peculiaridad. Nos hemos movido en nuestros quehaceres sin poder hallar su antigüedad ni su procedencia. Y he aquí una pista, una huella para entender su pasado, acercándolo al presente y tal vez nos sirva como acicate para el futuro. Cultura e historia remarcadas en una palabra, en una dicha de buen hacer y proceder.
La mano de Irulegi es piedra, clavo, cincel, corazón, ánimo, fuerza y caudal de muchos sueños; hay mucho que analizar y ofrecer en esa proclama de acogida. Tienen arduo trabajo los expertos. El hallazgo ha llamado la atención, ha removido toda curiosidad y ha impulsado e influenciado a muchos. Que los científicos, los investigadores, los lingüistas ofrezcan luz al hallazgo. Las causalidades se convierten en causa y lo hallado bajo tierra y destapado después de miles de años puede que nos abra a la luz de otras causalidades. Por tanto, venimos de largo camino, vamos haciendo camino y seguimos en el camino.
Corresponde a los científicos catalogar concienzudamente, porque siempre he sido incrédulo ante la afirmación de que nuestros antepasados eran analfabetos y que no sabían y no escribían. La sintaxis del euskera, su verbo, su morfología son tan precisos y a la vez tan complejos que, aunque haya llegado oralmente, no tengo duda de que hace mucho, mucho tiempo, hubieran sido plasmados en escritura. ¿Cómo entender si no? ¿Tan inteligentes eran nuestros antepasados? ¿Tanto han mermado nuestra memoria, nuestra inteligencia y nuestro conocimiento?
'Sorioneku' no solo es una simple palabra, 'sorioneku' y lo que en torno a ella pudiera aparecer tienen una naturaleza y un proceder claro. Remiten a un reclamo de confianza, observación, vigilancia y acogida, un abrir la puerta a la esperanza que miles de años después tiene el mismo significado.
Corresponde interpretar la palabra y su significado. La palabra no es una hoja suelta que está inmóvil y atada al musgo que la comprime. Se moverá con la fuerza del viento y con el ir y venir del tiempo. Y atraerá y cogerá nuevas formas que persistan cuando la raíz y el tronco están bien anclados pero siempre con hojas y ramas nuevas como caudal.
Las lenguas, por tanto, no están quietas y para su análisis y sustento se necesitan códigos y dispositivos . Y lo hallado en Irulegi nos abre pistas a nuevos formularios. Muchas palabras han actuado como arrastre del sistema matriarcal o matriarcalismo al patriarcalismo.
Hace no mucho, en una entrevista al Papa Francisco, le preguntaron: «Algunos dicen de usted que es un revolucionario». «La gran revolución es ir a las raíces y reconocerlas», afirmaba. Para el Papa no hay contradicción entre el sentir revolucionario e ir a las raíces y destaca la importancia de la identidad cultural. «Creo que la manera para hacer verdaderos cambios es la identidad. Descubrir la identidad es ir a sus fuentes. Nunca se puede dar un paso en la vida sino desde atrás, sin saber de dónde vengo, qué apellido cultural o religioso tengo». Todo esto hemos oído en boca del Papa Bergoglio. Interesantes reflexiones.
Ante la globalización, ¿cómo proceder? ¿Cómo revitalizar el idioma? ¿Cómo profundizar y seguir? ¿Cómo pervivir? Estamos ante tales preguntas y recuerdo la conversación con Bittor Kapanaga, a quien tuve como amigo, maestro e investigador del euskera, un mes antes de su fallecimiento.
- ¿A dónde vamos?
- Si lo supiera... La inteligencia es la madre de la paciencia ¡y hay tan poca! Hemos de cambiar el sentido. No darnos cuenta de dónde estamos es grave. No saber lo que queremos es más grave aún.
- ¿Quién y cómo podemos cambiar esto?
- ¿Quién? Nosotros. ¿Cuándo? Todos los momentos son provechosos. ¿Cómo? Con cabeza fría y las piernas andando.
- ¿Quiénes somos, Bittor?
- Una pequeña isla de una antigua civilización, un campo de descendientes de aquellos. ¿Qué tenemos? Una raíz que tiene muchos mensajes. Un fenómeno de validez universal, y analizar esos mensajes e interpretarlos es lo que nos corresponde.
Bittor daba respuestas concisas a nuestras preguntas. Estudioso del idioma, era un arquetipo atado al pensar y sentir ancestral. Del mismo modo aseveraba el poeta Joxan Artze, autor del mítico poema 'Txoria txori' convertido en canción por Mikel Laboa. «Vamos de donde venimos, de donde vamos, venimos». En fin, la lengua es la piedra que rueda y nos hace rodar.
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