Vitoria-Gasteiz, la mejor opción para conectar el TAV con Pamplona

Para empezar, un argumento de peso: los informes técnicos apuntan a que la conexión por Vitoria exigiría una obra de menor impacto y dificultad. No lo digo yo, lo dice el estudio informativo de la conexión con Pamplona, que fue «la mejor valorada». La alternativa alavesa sería más larga -74 kilómetros frente a los 55 de Ezkio-, pero menos compleja de ejecutar que la guipuzcoana, que tendría más túneles -más de la mitad del recorrido discurriría soterrado- y terminaría costando el triple. Según las cifras aportadas entonces, que son del año 2018 y que hoy deberían actualizarse, conectar Vitoria y Pamplona costaría 704 millones de euros; si se optara por Ezkio, el presupuesto alcanzaría los 2.061 millones.

La opción de Ezkio es más compleja y cara. Hablamos de casi 30 kilómetros de túneles en el recorrido, uno muy largo de 21 kilómetros en la sierra de Aralar, lo que alimenta desde hace años los argumentos en contra del proyecto por los posibles daños medioambientales. También es conocida la dificultad -reconocida por el Gobierno de España- de realizar algunas catas por las trabas que están poniendo algunos ayuntamientos de la zona, que temen afecciones irreparables. La pregunta es: ¿hay que asumir ese riesgo después de la mala experiencia del túnel de Pajares, donde abrir paso al tren asturiano provocó filtraciones, dañó los acuíferos subterráneos y provocó un importante sobrecoste? Sumemos a ello las crecientes -y necesarias- exigencias medioambientales en obras de este calado, que las habrá. Basta con recordar que la tramitación ambiental del proyecto de soterramiento del ferrocarril a su paso por Vitoria-Gasteiz se ha alargado durante casi cuatro años por esta cuestión. Algo lógico, dada la necesidad de proteger áreas sensibles como el humedal de Salburua.

Frente a todo ello está la opción de Vitoria-Gasteiz, que discurriría en paralelo al corredor actual, con solo 5,7 kilómetros de túneles y un trazado que permitiría llegar a Pamplona en apenas 23 minutos. Pero, sobre todo, una alternativa necesaria para una ciudad que tiene una ubicación estratégica y un gran potencial empresarial reforzado con nuevos proyectos logísticos. Una ciudad que también aspira a fortalecer su economía desde el punto de vista hostelero y turístico.

Por todo ello, representantes de SEA Empresas Alavesas y de la Cámara de Comercio me han trasladado personalmente su preocupación en varias ocasiones por la conexión con Pamplona. Y el consenso es general: tienen clarísimo que optar por Ezkio sería un «gran error» y afectaría a nuestra competitividad. Debemos ser sensibles con los agentes económicos de la ciudad, que están muy preocupados por esta cuestión porque Vitoria tiene una ubicación estratégica, es la capital vasca más industrial y necesita seguir creando riqueza y empleo.

Por lo tanto, si la alternativa de Ezkio es más compleja, tiene más impacto medioambiental y es mucho más cara, no entiendo las reticencias a la hora de considerar la opción de Vitoria-Gasteiz como la más adecuada para el proyecto. Hay discrepancias, por supuesto, y la decisión requiere del máximo consenso. Pero lo esencial es tener en cuenta los estudios técnicos, dejar de marear a la gente y evitar contradicciones como la que protagonizó el PP en abril del año pasado, cuando aquí daba lecciones y en Bruselas rechazó que el TAV conectara con Pamplona por Vitoria.

Por eso, con la información que tenemos sobre la mesa, no me cansaré de decir que hay una alternativa que en mi opinión es más sencilla de ejecutar, enlaza con un mayor tráfico ferroviario y parece la solución más lógica. Y no es que quiera alimentar ninguna polémica. Yo defiendo a mi ciudad. Vitoria-Gasteiz necesita ocupar el lugar que le corresponde en Euskadi. No se puede aislar a Vitoria-Gasteiz de una red fundamental para nuestra economía, nuestra movilidad y nuestro futuro. Nuestra ciudad quiere ser más competitiva. Y va a luchar por ello, que nadie tenga ninguna duda.