El libro electrónico
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El 23 de abril también es su día. Celebremos este soporte, aunque su tacto y su olor sean tan insípidosEl 23 de abril es también la fiesta del libro electrónico. El primer autor que optó por este nuevo soporte para sus libros fue Stephen King, que publicó el 14 de marzo de 2000 'Riding the Bullet' (en español, 'Montando la bala'), el primer libro ... que solo se podía leer en formato electrónico. La obra, una novela corta de terror, no supera las 16.000 palabras, lo que en formato clásico equivale a 70 páginas de caracteres más bien grandes. El precio de venta fue de 2,50 dólares, 430 pesetas, y no podía ser copiado ni impreso desde el ordenador, pero astutamente se permitía al lector mandar un extracto de la obra a sus amigos, con lo que los seguidores de Sthephen King se convertían en agentes publicitarios gratuitos.
Los lectores debían entrar en la página web de la editorial Simon & Schuster (www.simonsays.com), con la que siempre ha trabajado Stephen King, y enviar los datos de su tarjeta de crédito para efectuar el pago, algo totalmente novedoso. La novela se publicó en Internet justo la medianoche del lunes al martes 14 de marzo y en solo 24 horas se vendieron 400.000 ejemplares. Pero King hizo algo más: su novela 'Blood & Smoke' fue, además, el primer libro que se publicó exclusivamente en audio-libro. Él fue también uno de los primeros autores que participó en gastos y ganancias con su editorial. Si añadimos que en 2007 Amazon lanzó Kindle, el primer lector de libros electrónicos, nos encontramos con que en cinco años se producía una auténtica revolución que rompía la tradicional relación entre autor, editorial y lector.
Ese fue para algunos el principio del fin de la letra impresa. No sé si tendrán razón, pero en ello estamos. De pronto, los amantes del libro como objeto artístico, a los que nos gusta saborear su olor, su tacto, la textura de las páginas a la vez que la lectura, vimos que aquel mundo nuestro empezaba a peligrar. Y lo mismo empezó a ocurrir con los periódicos. Los desayunos despaciosos con el diario abierto sobre la mesa informándonos de lo que había ocurrido la víspera en el mundo empezaron a pasar a la historia y es que las noticias de los periódicos de la mañana llegan viejas, mientras que minuto a minuto podemos conocer todo lo que está sucediendo en el mundo simplemente entrando en los diarios digitales.
Hay cosas que, como el móvil, la prensa digital y el libro electrónico, se venden solas, nos gusten o no. Lo cierto es que hoy podemos llevarnos de paseo bibliotecas enteras que caben en lo que abulta un pequeño cuadernillo y, además, podemos informarnos de las últimas noticias en el móvil mientras esperamos al autobús.
Pues no hay que asustarse, esta no ha sido la primera revolución que ha sufrido el libro. A lo largo de la historia ha habido muchas y todas han tenido como objetivo hacer la lectura más cómoda. Repaso. En el año 4000 antes de Cristo, los sumerios, que vivían en Mesopotamia, Oriente Medio, inventaron la escritura cuneiforme, los símbolos, que tenían forma de cuña, se escribían en unas tablillas de arcilla dispuestos en forma piramidal. Y a partir de ahí empezó la andadura del libro.
En el 2400 antes de Cristo aparecieron los papiros, hechos de papiro, una planta que crece en el Nilo, y mucho más manejables que la arcilla. Luego, en el siglo II antes de Cristo, empezó a utilizarse el pergamino; tomó el nombre de la ciudad de Pérgamo, en Grecia, y estaba hecho de piel de animales, en este caso mucho más duradera. Y fueron los romanos, cómo no, los que revolucionaron el mundo de las letras cuando se les ocurrió escribir en tablillas de cera, que se podían rascar y volver a reutilizar. Esas tablillas las unían por un lado con hilos de cuerda o hierro, y así tenemos ya en ciernes un cuaderno o el formato básico del libro tal y como lo conocemos, solo faltaba que los chinos inventaran el papel y que Gutenberg inventara la imprenta, dejando a miles de monjes y monjas en el paro.
Así que celebremos también el libro electrónico el 23 de abril, aunque tenga cara de robot y su tacto y olor sean tan insípidos.
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