Lejos del oasis
Esquerra consigue en Cataluña el objetivo soñado por EH Bildu, ocupar la centralidad, y el PSE mira con envidia al PSC
félix montero
Sábado, 20 de febrero 2021, 00:00
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
félix montero
Sábado, 20 de febrero 2021, 00:00
Mientras la extrema derecha brama que España se rompe, uno empieza a pensar que si eso sucediera solo quedaría el PNV en pie. En un contexto de auge del independentismo de izquierdas y de asimilación de los postulados más radicales por la derecha clásica, el ... Partido Nacionalista Vasco es el único que puede seguir abanderando el accidentalismo pragmático. La desaparición electoral del PDeCat, verdadero heredero de la antigua Convergencia, deja a Sabin Etxea sin su aliado principal en Cataluña.
Mientras en Euskadi desde el final de ETA y el asentamiento del PNV moderado parece que nada pueda cambiar a medio plazo, en Cataluña los resultados electorales del domingo lo alteran todo. Cuando en la comunidad autónoma vasca parece más posible que caiga un meteorito en Bilbao que una derrota electoral de Iñigo Urkullu, en Cataluña se alteran los ejes de poder establecidos desde la instauración de la democracia y se avista una posible ruptura de la lógica de pactos.
Si el PNV entendió hace diez años que el aventurerismo conducía al desastre y la ruptura social, CiU decidió tomar el camino contrario. El 'procés' llegó de la mano de los recortes más salvajes de toda Europa. Mientras Boi Ruiz aplicaba el copago sanitario, Artur Mas llenaba la Diagonal de Barcelona con proclamas de libertad. Es entonces cuando el independentismo catalán decidió subirse a un proyecto que, más allá de alimentar un sesgo identitario, no disponía de una hoja de ruta realista, de una mayoría suficiente o una comunidad internacional que evitara el desastre.
Es la propia Convergencia la que alimentó el monstruo que la ha devorado. Las ansias de mantenerse en el poder a cualquier precio han derivado la apuesta trumpista de Junts por la confrontación constante. Frente al pragmatismo del PDeCat, Carles Puigdemont ha apostado por una estrategia con arraigo rural dirigida hacia el sector más convencido del independentismo. La derrota del PDeCat, con el que Antoni Ortuzar o Aitor Esteban se han implicado en la campaña, supone la desaparición del sector más práctico del independentismo.
ERC consiguió el objetivo soñado por EH Bildu. Más allá de la segunda plaza en votos y el empate en escaños, la formación republicana ha ocupado la centralidad política catalana. La estrategia de ampliar la base, en la que también está inmersa la formación abertzale, ha dado sus frutos en unas ciudades gracias a las que ha compensado la hegemonía de Junts en la zonas históricamente independentistas. Queda por ver si a EH Bildu, que para poder ganar necesita una ruptura más contundente con su pasado, le bastará con explotar su vertiente más izquierdista o necesitará competir con el PNV en el eje nacional.
El PSE mira con envidia a un PSC que, incluso pactando con el independentismo, no se ha mimetizado con él. Hasta es capaz de formular una propuesta de gobierno mirando hacia su izquierda y rompiendo con la lógica de bloques. Salvador Illa ha conseguido recuperar al votante que marchó a Ciudadanos hace tres años y vencer en el área metropolitana de Barcelona. Sin embargo, en Euskadi ese votante ha marchado sin billete de retorno hacia un PNV en modo 'catch-all'. Mientras el PSOE catalán es la alternativa al independentismo, en Euskadi su incapacidad para presentar un proyecto alternativo deriva en que no tenga ningún objetivo más allá de impedir que los de Arnaldo Otegi copen cuotas importantes de poder.
La llegada de Vox al Parlament destapa el clasismo con el que se culpabiliza de su irrupción a «los vagos andaluces» o «los fachas madrileños». El ascenso de la extrema derecha es un fenómeno global y tiene que ser analizado como tal, más allá de las particularidades territoriales. Si en Cataluña se ha acrecentado debido a la asimilación de postulados extremistas identitarios por PP y Ciudadanos, en Euskadi ocupa el espacio que dejó el antinacionalismo de UPyD.
En Comú Podem ha conseguido consolidar su espacio político después de unas elecciones vascas y gallegas con su marca en caída libre. Es un triunfo de una cúpula dirigente que, a diferencia de otras comunidades, ha sabido dirimir sus disputas internas y apostar por la estabilidad del proyecto. Además, a diferencia del caso vasco, la propuesta de un tripartito no solo es posible, sino que ya ha ocurrido.
La constitución del Parlament será el primer escollo a superar para una ERC que lleva años persiguiendo el objetivo de presidir la Generalitat. Pese a que todo indica que Junts será el socio preferente, habrá que ver si estos ceden hacia el Gobierno amplio propuesto por Pere Aragonés y si Illa consigue camelar a los republicanos ofertando interlocución directa con Madrid. Viendo las dos últimas investiduras en Cataluña, es de esperar un lío similar. Y no es descartable una repetición electoral. Qué tranquilo se ve todo desde el oasis vasco.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.