Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Boris Johnson, Liz Truss, Rishi Sunak: por primera vez desde 1834, Reino Unido habrá tenido tres primeros ministros en un mismo año. El fracaso político de Truss, la jefa de Gobierno más breve de su historia, ha dado lugar a un sinfín de análisis sobre ... la crisis estructural que atraviesa el país. Y aunque gran parte del debate ha girado en torno al Brexit, el referéndum no ha hecho sino acelerar las tendencias que ya vivía Gran Bretaña, que se enfrenta, en otras palabras, a una triple crisis: una social, una institucional y otra en el seno del Partido Conservador.
En primer lugar, el país acusa las consecuencias de un modelo territorial insostenible. Aunque el referéndum de 2014 y el posterior auge del Partido Nacionalista Escocés (SNP) pusieron el foco sobre la cuestión escocesa, la crisis territorial británica va más allá del futuro de Edimburgo. En 1997, tras la victoria electoral de Nuevo Laborismo, el Gobierno de Tony Blair puso en marcha un ambicioso programa de descentralización. Sin embargo, la guerra de Irak y el desgaste del blairismo ralentizaron su ejecución. Las reformas laboristas desembocaron, por ello, en un federalismo asimétrico: mientras Escocia, Gales y en menor medida Irlanda del Norte fueron dotados de gobiernos propios, de parlamentos autonómicos y de competencias legislativas, Inglaterra quedó relegada a un segundo plano.
Sin Gobierno autonómico, sin voz política propia y sin un encaje claro en el orden constitucional británico, la 'cuestión inglesa' comenzó a adquirir una creciente fuerza en el debate político. Mientras tabloides y 'tories' azuzaban el miedo sobre la independencia escocesa, el UKIP de Nigel Farage, nacido en 1993 como respuesta al Tratado de Maastricht, comenzaba a canalizar el descontento de una gran parte del electorado inglés. Dos cuestiones, apunta el historiador Alwyn Turner, fueron especialmente significativas en estos años: la inmigración, que cobró una mayor relevancia tras la ampliación de la UE en 2004, y las consecuencias de la Gran Recesión.
Esta tormenta perfecta desembocó en lo que el escritor Fintan O'Toole ha denominado una «revolución nacionalista inglesa». Tras la victoria de UKIP en las elecciones europeas de 2014, el triunfo del 'Leave' en el referéndum de 2016 -con un amplio respaldo en Inglaterra y Gales, pero con la oposición de Escocia e Irlanda del Norte- supuso el primer gran hito para este movimiento, abriendo una caja de Pandora que, en palabras de O'Toole, «ha dejado a Gran Bretaña profundamente insegura sobre su identidad y su lugar en el mundo».
A la fragmentación nacionalista de Reino Unido se suma la profunda crisis que atraviesan los 'tories', cuya metástasis está infectando el sistema constitucional en su conjunto. Aunque sus guerras internas sobre Europa se remontan a los años 90 -y explican, entre otras cosas, las caídas de Thatcher y de John Major-, el referéndum de 2016 supuso un punto de no retorno, dando lugar a un rápido proceso de atomización. Lo que hasta ahora era la máquina electoral más eficaz de Europa, escribe John Oxley, se ha convertido en un matrimonio de conveniencia: globalistas y soberanistas, tradicionalistas y liberales, desreguladores y nacionalpopulistas conforman un partido cada vez más complejo, sin un programa político claro y sin una visión política común más allá de mantenerse en Downing Street.
A su vez, el gradual fracaso del Brexit fue radicalizando al ala más derechista del partido. Como Saturno devorando a sus hijos, su puritanismo ideológico ha acabado con las carreras políticas de cuatro primeros ministros: David Cameron, obligado a convocar un referéndum para apaciguar a dichos diputados; Theresa May, que pagó el precio de intentar alcanzar un entendimiento transversal; Boris Johnson, cuya «traición» consistió en conseguir un acuerdo de retirada con Bruselas; y Liz Truss, que, tras el fracaso de unos presupuestos vitoreados por esta misma derecha, optó por ceder ante la realidad económica internacional.
Con un Partido Conservador cada vez más inmanejable, apunta el exdiputado Rory Stewart, la Cámara de los Comunes ha comenzado a asemejarse al Westminster decimonónico aquel, anterior al sistema de partidos, en el que grupos de interés, corrientes personalistas y alianzas 'ad hoc' conspiraban para tumbar a unos primeros ministros que duraban semanas. En un sistema parlamentario con una separación de poderes tan difusa, ha bastado una crisis en la fuerza mayoritaria para paralizar la acción del Gobierno, bloquear la actividad parlamentaria y desembocar en un endiablado laberinto institucional.
La elección de Rishi Sunak podrá estabilizar a los 'tories' a corto plazo. El partido, sin embargo, se enfrenta a tres crisis estructurales de difícil resolución. La primera, la creciente brecha entre las bases y el grupo parlamentario, un abismo que quedó plasmada en las desastrosas primarias del pasado verano. La segunda, la negativa de algunos diputados conservadores -pese al fracaso de Liz Truss- a aceptar la realidad económica. La tercera, el legado de un Brexit que volverá a cobrar relevancia en las próximas semanas.
¿Cuál será, llegado el momento, la política europea de Sunak? ¿Tratará de apaciguar, una vez más, al ala derechista del partido u optará por acercarse a Bruselas; por ejemplo, en las negociaciones sobre la frontera irlandesa?
Las respuestas a estas preguntas pueden tener consecuencias dramáticas no sólo para los 'tories', sino para la propia supervivencia de Reino Unido. Y aunque el referéndum no haya sido la causa de todos sus males, su larga sombra sigue haciéndose notar en un país que sufre una profunda brecha territorial, un sistema político cada vez más desacreditado y unos tiempos políticos vertiginosos. Liz Truss, la primera ministra de los cincuenta días, es la viva imagen de ello.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.