Existen muchas definiciones de liderazgo. La que más me convence: «liderar es movilizar a otros para resolver desafíos». ¿Y cuántos estilos existen? Creo que ni cuatro, ni seis, sino unos 7.500 millones. Es un peligro tratar de identificar y etiquetar el estilo bueno universal. ... De hecho, creo que es un error frecuente en algunas mujeres (no siempre) que, liderando organizaciones, tratan de imitar el estilo de los hombres. Afortunadamente no es el caso de Kamala Harris, primera vicepresidenta en la historia de los Estados Unidos.
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El estilo bueno y auténtico es el cada uno de nosotros. Y nadie puede ser auténtico tratando de imitar a otros (otra cosa es aprender de las experiencias de otros). ¿Y cómo descubrir esa autenticidad en uno? Identificando tres aspectos que creo que son claves y Kamala tiene claros.
Por un lado, aprendiendo a entender sobre nuestra historia de vida personal. Nuestras vivencias. Kamala Harris es hija de madre india y padre jamaicano. Nació y vivió su infancia en la California de los 70, donde convivió con los profundos cambios culturales y el 'Black Power'. Estuvo muy ligada al centro cultural Rainbow Sign y a la iglesia bautista negra, donde aprendió lo que era ser negra en Estados Unidos y las limitaciones que ello le generaría. Viajaba también frecuentemente a la India a ver a su familia (sus hijas tienen nombres en sánscrito).
Mujer decidida y luchadora, estudió Derecho y asumió el cargo de fiscal de distrito en diferentes lugares de California, desde donde pretendía realizar un fuerte impacto en su sociedad corrigiendo injusticias (un fiscal de distrito estadounidense tiene mucho poder, dirige la investigación criminal y penal del condado, es decir, a la Policía). Allí desarrolló, además, una visión práctica de la vida. «El desafío está en el presente», sostiene. «El momento es ahora. El capital político no da dividendos, tienes que gastarlos ahora y asumir las pérdidas». Y todo ello, sin perder las raíces de igualdad que había desarrollado durante su infancia con frases como «durante demasiado tiempo nos han dicho que solo hay dos opciones: ser duro con el crimen o blando, una simplificación que ignora la realidad de la seguridad pública. Puedes querer que la Policía detenga los delitos en tu barrio y también querer que no usen la fuerza en exceso». Abogó más por la reinserción que por la pena de muerte (se negó a pedirla). Su marca de la casa: entender que hay otra manera de hacer las cosas. Rompe estereotipos allá por donde va.
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Otra clave para entender nuestro estilo de liderazgo auténtico es el de conocer bien nuestras fortalezas. Cuidado con el exceso de etiquetas: hombre o mujer, de Bilbao o de la Patagonia... Da igual. Tenga o no tenga mérito en ello, enfóquese en sus fortalezas y apuntale sus debilidades. A Kamala también le han venido dadas algunas fortalezas para llegar a la vicepresidencia. Paradójicamente lo que pensaba en lo 70 que sería negativo -ser negra, mujer e inteligente- la ha ayudado. La diferencia es que ella lo sabe, lo asume y lo utiliza para ser su mejor versión. Igual que otros podrían potenciar su tono de voz o su físico. Además, con mucho esfuerzo, ha ido adquiriendo otras fortalezas por el camino. Ha luchado en un mundo de hombres blancos y llegado a fiscal e, incluso, a senadora. Quienes la conocen afirman que es risueña, disciplinada y sabe usar las palabras adecuadas en cada momento.
Finalmente, para mantener la autenticidad hay que saber equilibrar y conciliar correctamente nuestras diferentes identidades; en el caso de Harris, mujer políticamente poderosa, esposa, madre, amiga. Este punto resultará especialmente clave para mantener adecuadamente el rumbo de su vida. Las presiones que va a recibir para desviarse serán tremendas. El mejor antídoto, tener buenos y honestos confidentes a su lado que le hagan ver el bosque para no perderse entre los árboles. Los líderes auténticos están dispuestos a recibir 'feedback', especialmente del tipo que no quieren escuchar.
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Tendrá que aprender muchas cosas nuevas, pero todo parece indicar que Kamala está razonablemente preparada para ser la vicepresidenta más poderosa del mundo. No importa si es mujer o si es hombre; sólo si será fiel a su identidad, a su forma de ser y los principios que le llevaron hasta ahí, luchar por las injusticias y la igualdad de oportunidades.
Si imita a otros podrá obtener resultados a corto plazo, pero mantenerlos en el tiempo sólo podrá lograrlo ejerciendo un liderazgo auténtico: el que le llevó a ser Kamala Harris.
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