Mañana 20 de noviembre, en el Día Mundial de la Infancia, nos encontramos una vez más frente a un momento de reflexión. Esta jornada no solo conmemora los derechos de los niños y niñas, sino que nos invita a mirar el mundo a través de ... sus ojos y comprender sus necesidades, sus sueños y, sobre todo, la urgencia de defender sus derechos. Se cumplen 35 años de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño y en algunos lugares asistimos a un retroceso de los derechos de la infancia, especialmente de las niñas.
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En Euskadi, este año celebramos un gran avance: la nueva Ley 2/ 2024, de 15 de febrero, de Infancia y Adolescencia. Alineada con la Convención, refuerza la protección y promoción de los derechos de la infancia, incide en la importancia de la prevención, y garantiza la participación activa de los niños, niñas y adolescentes en los asuntos que les afectan. Además, contempla la corresponsabilidad de todos los agentes en la promoción, prevención y protección de sus derechos, asegurando su bienestar integral y fomentando su desarrollo pleno en todas las áreas de la sociedad.
La ley también establece mecanismos para hacerles partícipes en la toma de decisiones, reconociendo el valor de sus voces y experiencias. Esta norma nos proporciona una herramienta poderosa para asegurar no solo su protección, sino también que niños, niñas y adolescentes puedan desarrollarse plenamente y participar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
En Unicef trabajamos todo el año para conseguir cambios reales en la vida de los niños y niñas. Este año, bajo el lema #SomosInfancia, queremos poner de relieve que solo mirando el mundo a través de sus ojos podemos defender sus derechos. Tenemos la responsabilidad de escuchar a nuestros niños, niñas y adolescentes, asegurarnos de que sus voces y experiencias cuenten. Replantearnos nuestras prioridades, poner sus necesidades en el centro de la política y de las acciones comunitarias. Tener en cuenta sus sueños y derechos nos hace una sociedad mejor.
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Los enormes retos que enfrentan los niños, niñas y adolescentes de todo el mundo se deben a tres megatendencias: la transición demográfica, la crisis climática y ambiental y las tecnologías emergentes. Estas megatendencias ya están influyendo de manera profunda en sus vidas, y su impacto solo crecerá en las próximas décadas. La crisis climática, por ejemplo, está exponiendo a los niños y niñas a riesgos cada vez mayores, como el aumento de olas de calor, desastres naturales, problemas de salud relacionados con la contaminación y la calidad del aire o también el desplazamiento forzoso de sus hogares. En este contexto, no podemos dejar de recordar el reciente desastre natural en Valencia, enviando nuestro más profundo cariño y solidaridad a todas las personas afectadas.
Del mismo modo, las tendencias demográficas nos hablan de grandes diferencias entre regiones. Los contrastes entre la tasa de natalidad y el envejecimiento de la población obligarán a reformular unos servicios y políticas que deben mantener a la infancia en el centro. Por su parte, sabemos que las tecnologías emergentes presentan oportunidades, como avances en educación y salud, pero también riesgos si no se desarrollan con la debida responsabilidad. Para reducir estos riesgos, debemos garantizar un acceso equitativo, una regulación sólida y un diseño centrado en la infancia y adolescencia. Tener una mirada de infancia también significa reconocer estos desafíos y trabajar colectivamente para superarlos. Es vital construir un futuro donde los niños, niñas y adolescentes no solo sobrevivan, sino que prosperen. La necesidad de invertir en infraestructuras resilientes, educación de calidad y en la protección del medio ambiente es más urgente que nunca. No debemos olvidar que la infancia es la más afectada por los efectos de estas crisis, y proteger sus derechos requiere un compromiso firme y sostenido.
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Este Día Mundial de la Infancia, quiero hacer un llamamiento a la sociedad vasca a poner en el centro a nuestra infancia. Les invito a sumarse a esta causa: desde las escuelas, las familias, las empresas, los medios de comunicación y las instituciones. Euskadi ya cuenta con herramientas clave para proteger y promover los derechos de la infancia y adolescencia: una nueva ley, y un fuerte compromiso de cada vez más municipios y centros educativos que fomentan los entornos seguros y la participación de los niños, niñas y adolescentes. Debemos recordar que los niños, niñas y adolescentes son el presente y el futuro de nuestra sociedad, y que todo lo que hagamos hoy, lo hacemos por su, y nuestro, mañana.
Por una infancia feliz y protegida, por una Euskadi que vea el mundo a través de los ojos de su infancia. Eskerrik asko!
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